Siglo XIX. El dorado de la piedra franca de la Plaza Mayor de Salamanca contrasta con el verde del jardín que se extiende a los pies del Ayuntamiento; el monumento a Fray Luis de León permanece encerrado tras una verja de hierro fundido en el Patio de Escuelas; y la Puerta del Río se alza con sencillez pese a haber sido franqueada por el 'padre de la estrategia', Aníbal Barca. El fotógrafo francés Jean Laurent y su equipo inmortalizan estos y otros escenarios de la capital del Tormes durante las visitas que realizan en 1865 y 1878. Más de ciento cincuenta años después, Vicente Sierra Puparelli ha reproducido todas esas imágenes con una admirable exactitud espacial de los encuadres.
La obra 'Fotografías de Salamanca. Siglo y medio después de Laurent. 1878-2024', publicado por el Centro de Estudios Salmantinos (CES), integra tanto las imágenes captadas por Jean Laurent como las emuladas por Vicente Sierra Puparelli para que los lectores sean testigos de los cambios que han experimentado los monumentos de la ciudad desde el siglo XIX: la Plaza Mayor ha sido desprovista de sus jardines; el monumento a Fray Luis de León, liberado de su 'prisión'; y la única puerta que se mantenía en pie de la muralla ha desaparecido para dar mayor amplitud a la calle Tentenecio. En este viaje visual, María Nieves Rupérez Almajano, catedrática de Historia del Arte en la USAL, a través de sus comentarios, nos sitúa en el lugar y tiempo correspondientes a cada instantánea para comprender mejor la evolución del corazón de 'Roma la Chica'.
Plaza Mayor de Salamanca
A comienzos de 1870, la Plaza Mayor es objeto de una reforma que busca mejorar su aspecto y asemejarlo al del ágora madrileña, con zonas ajardinadas. En la de Salamanca se plantan numerosas acacias procedentes de Francia, que, con su frondosidad, "apenas dejan ver el muro circular de la fuente que se construyó en el centro", comenta María Nieves Rupérez en el libro. También incorpora cuatro urinarios -uno en cada esquina-, un banco corrido de granito con respaldos de hierro fundido y farolas de petróleo. Nada de ello prevalece desde 1954, año en el que el centro neurálgico de la ciudad volvió a estar despejado y a recuperar su imagen primigenia.
El único mobiliario urbano que la Plaza Mayor de Salamanca conserva en la actualidad son los bancos de granito y las cuatro farolas instaladas en 1962. El resto del espacio ha sido 'invadido' por peatones y terrazas, especialmente cuando acompaña el buen tiempo. Quien se siente en una de ellas o pasee simplemente por el lugar y alce la vista hacia el edificio del Ayuntamiento puede comprobar que las hornacinas que flanquean el balcón central están vacías. No siempre fue así. Antaño mostraban los bustos de Alfonso XII y la Princesa de Asturias, instalados en 1877 después "de que la Revolución de 1968 acabase con los de Carlos IV y María Luisa de Parma". Unos se fueron y otros llegaron en forma de medallón, como el corregidor Rodrigo Caballero (1975) y Alberto de Churriguera (1993), promotor y arquitecto del ágora.
Puerta del Río, Catedral y Anaya
Cruzamos el Puente Romano para poner rumbo a la calle Tentenecio, que, como ya hemos adelantado, ofrece una estampa muy diferente a la del siglo XIX con la presencia de la Puerta del Río. "Era muy sencilla. Sin torres. Al exterior presentaba un arco apuntado rebajado, con dovelas y enjutas de sillería, debajo del cual se había colocado una estructura de madera y ladrillo, transformando el vano en adintelado, aunque el estado de deterioro era evidente", recoge la obra. A su izquierda se encontraba una de las casillas de registro fiscal y a la derecha, varios edificios 'ocupando' la muralla. De aquella época solo se conserva la construcción correspondiente al Hospital de Niños Expósitos, actual sede del Centro Documental de la Memoria Histórica.
Subiendo por la calle Tentenecio nos espera la belleza de la Catedral de Salamanca. Parte de ella corresponde a la Torre del Gallo, que quedaba parcialmente oculta por un muro que enlazaba una de las torrecillas del cimborrio a la torre del husillo, con el que se habría intentado contrarrestar los problemas de estabilidad que presentaba. Esa pared ha sido sustituida, a día de hoy, por un remate almenado. Otros cambios los encontramos en su interior: de la eliminación de la reja que separaba la nave mayor del templo antiguo al descubrimiento de las pinturas que han permanecido ocultas durante años, pasando por la intervención integral de la capilla de Santa Bárbara, que ha recuperado su policromía.
Al salir a Anaya nos encontramos de frente con el palacio, otrora el Colegio de San Bartolomé, cuyo "pórtico exento inspirado en modelos de la Antigüedad romana, supone el inicio de la arquitectura neoclásica española". Dos siglos después, "la eliminación de viejas casas que lindaban con la capilla, la urbanización de la plaza y la ampliación de la escalera, sin duda han conseguido realzar este conjunto monumental donde conviven sin estridencias dos estilos diferentes", comenta María Nieves Rupérez Almajano.
Universidad de Salamanca
La fachada de la USAL continúa impertérrita al transcurso del tiempo, pero no su interior. La Biblioteca General Histórica, por ejemplo, contaba con dos grandes estufas y amplias mesas en su parte central para los estudiantes y profesores que acudían a ella a consultar sus libros. Esta función ha desaparecido en pro de las de conservación y protección. En su exterior, ha pasado de presidir una plaza pavimentada con guijarros y "aceras enlosadas con trabajos todavía pendientes" a una con grandes lanchas de granito. Asimismo, las viviendas que conformaban el Patio de Escuelas fueron recuperadas a lo largo del siglo XX por la institución académica "para sus fines, a excepción de la ocupa el Museo de Salamanca. Casi de inmediato procedió a su rehabilitación".
La instantánea del patio de Escuelas Menores tomada por Laurent "mitiga la irregularidad del patio trapezoidal" del espacio donde se impartían los estudios de Artes y, al fondo, muestra el Teatro Físico proyectado en 1977 por Juan de Sagarvinaga. Esta construcción fue suprimida en 1952, por lo que no aparece en la imagen de Vicente Sierra Puparelli. Lo que sí ha plasmado son los ocho parterres de césped que sustituyeron el pavimento, proporcionando un "ambiente más agradable". También el pozo fingido que alberga en su centro y que se realizó con "bloques de piedra arenisca con medallones esculpidos procedentes del desaparecido Colegio del Rey".
El paso del tiempo en otros monumentos de Salamanca
La comparación entre las fotografías de Jean Laurent y Vicente Sierra Puparelli refleja el paso del tiempo en otros edificios ilustres de la ciudad, como el Palacio de la Salina. En la primera instantánea, los cuatro arcos del pórtico se cerraron con muros de buena sillería de Villamayor, "dejando en el bajo cuatro puertas adilentadas -tres para tiendas y otra para la entrada al patio- y balcones en la parte alta destinada a viviendas. También se rasgaron las tres ventanas superiores para convertirlas en balcones". Estos desaparecieron cuando la Diputación adquirió la construcción en 1881. Los arcos fueron entonces cerrados por verjas fabricadas en los talleres de Maculet.
Más delicada era la situación del Colegio de Calatrava, muy deteriorado tras la Guerra de la Independencia. No fue hasta 1878 cuando se acometieron las obras necesarias para evitar su ruina, aunque su actual aspecto responde a la restauración realizada en 2003 para acoger la Casa de la Iglesia. Asimismo, el terreno llano que se extendía a sus pies ha sido reacondicionado para albergar una calzada franqueada por dos filas de aparcamientos verticales.
'Fotografías de Salamanca. Siglo y medio después de Laurent. 1878-2024' permite conocer igualmente el antes y el después del palacio de Monterrey, de la muralla de la ciudad, del Colegio Arzobispo Fonseca, de la Torre del Clavero o de la Casa de las Conchas, cuyo aspecto no ha sido alterado sustancialmente pese a las diversas reparaciones de las que ha sido objeto.