Hacer el amor con más frecuencia mejora la calidad del ADN de los espermatozoides de los salmantinos, “que es peor en los hombres que eyaculan poco”, según el doctor Jan Tesarik, especialista en fertilidad humana.
Aunque no existe un consenso general, diferentes estudios aseguran que la fragmentación del ADN de los espermatozoides puede reducir la fertilidad de los hombres, provocar abortos en embarazos y generar problemas de salud en los recién nacidos. La mayor o menor incidencia de estas variables está relacionada con los genes afectados por la fragmentación, de manera que en unos casos puede tener consecuencias negativas y en otros ninguna.
Según Tesarik, desde hace años se publican artículos científicos que alertan sobre el deterioro de la calidad de los espermatozoides. Sin embargo, esta conclusión necesitaría un estudio realizado en un periodo de tiempo suficientemente largo, sobre hombres de la misma edad, elegidos aleatoriamente y no condicionados por factores externos (como por ejemplo problemas de fertilidad) y utilizando los mismos métodos de análisis.
Daño multifactorial
Tiende a ser más alto en fumadores y en hombres expuestos profesionalmente a diferentes substancias tóxicas. También se deriva de las condiciones ambientales, como la contaminación del aire, agua y alimentos, el consumo de alcohol y drogas, la temperatura testicular elevada, varias patologías como la criptorquidia, varicocele, procesos inflamatorios o infección del tracto genital, cáncer, episodios febriles y estrés, entre otros. Hábitos personales aparentemente irrelevantes, como el uso regular de baños calientes o de la sauna, la ropa ajustada y práctica de ciertos deportes, pueden también contribuir al deterioro
Hay cosas que todos los hombres pueden hacer para mejorar el ADN de sus espermatozoides, como estresarse menos, comer alimentos ricos en vitamina C u otros antioxidantes y hacer el amor con más frecuencia, “ya que está demostrado que la calidad del ADN de los espermatozoides es peor en hombres que eyaculan poco”, añade Tesarik.
Además de estos métodos “naturales”, que no son suficientes en todos los casos, existen tratamientos médicos de diferentes categorías, desde tratamientos orales hasta el recurso a técnicas de reproducción asistida. “Con los métodos actualmente disponibles –concluye Tesarik- es posible tener un hijo en la gran mayoría de los casos con el ADN de los espermatozoides dañado, sin o con el recurso a la reproducción asistida” indica Tesarik.
Añade que desde hace años se publican artículos científicos que alertan sobre el deterioro de la calidad de los espermatozoides. Sin embargo, esta conclusión necesitaría un estudio realizado en un periodo de tiempo suficientemente largo, sobre hombres de la misma edad, elegidos aleatoriamente y no condicionados por factores externos (como por ejemplo problemas de fertilidad) y utilizando los mismos métodos de análisis.
Esta combinación de requisitos no se da en la práctica ya que, normalmente, la calidad de los espermatozoides se analiza en casos de problemas de fertilidad, la edad media de pacientes cambia con el tiempo y los métodos de análisis evolucionan.
Sin embargo, sí se pueden comparar determinadas características que influyen en la calidad de los espermatozoides, como es la integridad del ADN. El equipo del doctor Tesarik ha recogido y evaluado sistemáticamente y desde hace más de 20 años el ADN de los espermatozoides de pacientes, de España y de diferentes partes del mundo, con problemas de fertilidad, “y los datos demuestran que hoy los hombres de la misma edad sufren más daño en el ADN de los espermatozoides que los de hace 20 años. Se trata de un deterioro progresivo, lento pero evidente”, concluye el investigador.