Cuando se están redactando las presentes líneas nos encontramos en la víspera de una fecha con una intensa connotación simbólica y, por ende, emocional: el 8M. Y lo es especialmente para el tema que nos concierne que no es otro que la sensación de inseguridad durante el ocio nocturno. Para ello salimos a la calle a buscar una chica y un chico para que nos dieran su opinión al respecto.
En la plaza de San Justo, entre un bullicio de gente disfrutando de la tarde noche del jueves en las terrazas a pesar del frío que dejaba ya la incipiente noche, dos chicas disfrutaban de una plácida conversación. Una de ellas, que prefiere mantenerse en el anonimato, accedió a responder.
Y aseguró, al respecto de la seguridad en la fiesta salmantina, que a veces puede sentir cierta inseguridad. “Han sido casos puntuales. Lo peor suele ser cuando vuelvo a casa de fiesta. A veces, miro para coger un taxi o miro cuándo los demás vuelven a casa para volver con ellos”, afirma.
Parece que ella parece percibirlo como casos puntuales, aunque a continuación, aunque no explícitamente, parece apuntar a una inseguridad general cuando nos dice que suele “mirar para coger un taxi o mirar cuando la gente vuelva a casa para volver con ellos”. De este modo parece “quitarle cierto hierro” a la “generalidad” haciendo énfasis en los casos puntuales, aunque posteriormente parece apuntar a su generalidad cuando habla de ese momento de “volver a casa”.
Mientras el alegre jolgorio nos rodeabacontinuamos la entrevista con R., esta vez le preguntamos si podía contarnos alguna experiencia puntual de inseguridad que haya experimentado.
Comenta, ante ello, acerca de una situación que considera típica. “Cuando estás bailando y, sutilmente, algún tío te mete los brazos por detrás con intención de bailar y cuando giras te das cuenta de que es otra intención”, cuenta con cierta incomodidad. Posteriormente, prosiguiendo su discurso afirma que “problemas puntuales los he tenido con ambos sexos” y añade que “veo que tiene más la culpa el alcohol y no tanto otras drogas”. Asimismo, prosigue diciendo que los problemas que más le han “mosqueado” han sido con mujeres.
Finalmente nos declara que ella cree que cree que en su caso son mas puntuales debido al ambiente de la zona por donde sale de fiesta (San Justo). “Son sitios más de colegueo y se va menos a ligar”.
Una vez finalizada esta entrevista con R., nos dirigimos hacia la Plaza Mayor de Salamanca. Había bastante gente, desde grupitos de jóvenes sentados en el suelo charlando y comiendo, turistas disfrutando de las monumentales vistas que brinda la plaza… Nos acercamos a un grupo que parecían ser estudiantes de becas Erasmus que apuraban la tarde noche disfrutando de su cena sentados en el emblemático suelo de la Plaza. También aceptó uno de ellos a responder.
K. se encontraba en Salamanca de Erasmus y prefirió mantener el anonimato respecto a sus estudios una vez planteado el tema. Sin embargo, en este caso, la respuesta fue que no había tenido problemas. De hecho, afirmó tener la sensación de que Salamanca es una ciudad muy segura. “Solo me parece peligroso cuando salgo por la noche el perderme la clase al día siguiente de salir”, comenta entre risas.
Así, incluso respondió que no había visto en ningún momento ninguna percepción de acoso, ni siquiera en el terreno de la seguridad sexual. “En general cuando la gente habla en español a veces me parece que discuten porque hablan más intenso y todo parece más serio, pero esto no es nada grave”, determina.
Lo que parece iluminar los resultados de estas entrevistas es que de partida los hombres parecen identificar la seguridad en el ocio nocturno con la ausencia de peleas y discusiones y momentos de tensión derivados de estos; mientras que las mujeres en un primer momento- le quiten, o le pongan más hierro al asunto, parecen apuntar a que la seguridad en la fiesta es más un tema de “seguridad sexual”, de acoso.