Ya desde pequeños, cuando aún no tenemos noción del espacio, de quienes somos, de que hacemos en este mundo, cuando somos unos bebés recién nacidos en definitiva, nos aferramos a los juguetes preferidos, a esos compañeros de infantes batallas y sufridores ante los embates de mordiscos, babas y algún que otro tirón. Evidentemente los personajes infantiles han ido evolucionando con el paso de los años, de modo que aquel Locomotoro, Ulises 31, Nancy, Juan Sin miedo, Comando G, el conejo de la suerte o Mazinger Z, ahora se han convertido en Pokemon, Gormiti, Dora la exploradora, Hundercats o la entrañable y poco habladora Hello Kitty, protagonista de las siguientes líneas y no precisamente por su vertiente más amable.
Para quien no conozca al personaje, podemos decir que se trata de una gatita de color blanco y una forma más bien sencilla y simplona y que se distingue por un llamativo lazo en su oreja izquierda. Actualmente el emporio Hello Kitty genera unos beneficios anuales de 250 millones de euros en todo el mundo, y tiene incluso un parque temático. Pero nosotros nos vamos a mover entre la leyenda y la realidad para poder contar la siguiente historia.
Debemos situarnos en Japón, concretamente en 1974 cuando Yuko Shimizu diseñó a la tierna Hello Kitty para la compañía Sanrio. Hablemos de su creadora y especialmente de su hija, protagonista de primer orden en la insólita historia que vamos a conocer a continuación. A la pequeña con tan solo catorce años de edad le diagnostican un cáncer altamente abrasivo localizado en la boca y muy pocas esperanzas de vida ante la poca efectividad de los tratamientos médicos utilizados.
La madre, guiada por la desesperación, acudió a todo tipo de remedios proporcionados por médicos alternativos, curanderos, santeros, sacerdotes y un largo reguero de personajes de diferente condición que fueron incapaces de dar con el remedio que salvara la vida de la adolescente. Viendo cómo su hija estaba al filo de la muerte, se aferró a las prácticas satánicas sabiéndose con todo perdido, y a través de diferentes rituales, supuestamente establece contacto directo con un poderoso ente maligno que bajo la fe católica podría ser descrito como el mismísimo Satanás.
Según describe la historia, con alto nivel de ingredientes propios de las leyendas urbanas, la señora Shimizu mantuvo un largo diálogo con el maligno suplicándole que salvara la vida de su hija curándola del cáncer y que le permitiera disfrutar de toda la vida que como niña, tenía aún por delante. Y así lo hizo, pero no sin antes pedir como contraprestación algo muy concreto: la niña sería curada si ella conseguía crear una marca que alcanzara éxito mundial para que todo el mundo supiera que ese triunfo comercial había sido fruto de un pacto con él. Y según se dice, el diablo curó a la niña del cáncer de boca aunque quedó sin habla. Al fin y al cabo aquel era un mal menor teniendo en cuenta lo cerca que estuvo de la muerte, y la madre como agradecimiento cumplió su promesa creando la archiconocida marca Hello Kitty.
Una vez posicionada en la primera línea comercial la marca de la gatita, la señora Shimizu abandona la empresa dejándola en manos de Yuko Yamaguchi, su actual responsable. Sea como sea, lo cierto es que nos encontramos con algunos detalles que sorprenden, como por ejemplo el nombre de la pequeña gatita. Hace 3 ó 4 décadas los nombres ingleses estaban de moda entre las niñas japonesas.
El nombre de Kitty tiene su origen en los gatos que Alicia cuidó en la conocida novela “Alicia a través del espejo” de Lewis Carroll. Pero los alentadores de leyendas han encontrado un origen mucho más siniestro; Hello Kitty es un claro saludo a Satanás ya que Hello en inglés significa “hola” y Kitty -vocablo de origen chino- significa “demonio”, así pues, su auténtico nombre es “hola demonio”. ¿Curioso, no?
Otro aspecto en el que debemos fijarnos está en la cara del personaje. A poco que la observemos, detectaremos que le falta la boca, ¡Hello Kitty no tiene boca!, ¿un guiño a la dura enfermedad que padeció la hija de Yuku Shimizu? La blanca gatita lleva un lazo colocado en la oreja izquierda, o el que se considera lado siniestro. Dicen los expertos que la iglesia católica tiene para el estudio de las fuerzas malignas y su repercusión en la población, que el mayor éxito para el demonio es que se le invoque, que se hable de él en definitiva.
La historia de Hello Kitty pone sobre la mesa algunos ingredientes que van en este sentido. Creando una hermosa muñeca nadie podrá sospechar que en realidad cada vez que digamos su nombre, estaremos saludando al demonio. Con la gatita más famosa del planeta, también podría estarse distribuyendo invocaciones al mal. No deja de ser sorprendente a la par que curiosa esta leyenda. No sienta vergüenza si ahora que conoce el origen de la esponjosa Kitty, ve el jersey, las sábanas de su hija o el enorme peluche que hay en la estantería, con otros ojos. Ahora no es la fiel compañera de juegos de la pequeña, ahora le observa con paciencia esperando a que pronuncie su nombre: ¡Hello Kitty!
Tienes que iniciar sesión para ver los comentarios