Este sábado, 24 de septiembre, se celebra el Día Internacional de las Personas Sordas, una jornada en la que reinvindicar la inclusión real de la gente con discapacidad auditiva en todos los ámbitos y en la que dar a conocer la labor de Aspas Salamanca, la Asociación de Padres de Niños Sordos de Salamanca. Esta se ha unido a la Asociación de Personas con Discapacidad Auditiva Postlocutiva (SADAP) para unir fuerzas y dar visibilidad al colectivo bajo el lema 'Oír, escuchar y entender'.
Ambas asociaciones estarán presentes el próximo 28 de septiembre, de 10:00 a 13:00 horas, en la plaza del Liceo para "enseñar lo que es la discapacidad auditiva a todas las personas que se acerquen, todos los problemas que tenemos y las ventajas de estar asociado. Después, por la tarde, vamos a leer un manifiesto en el Ayuntamiento", ha señalado Eva María Morales, presidenta de Aspas, con la que hemos hablado para conocer más de cerca las dificultades a las que se enfrentan las personas sordas en su día a día.
- ¿Cuáles son vuestras reivindicaciones por el Día Internacional de las Personas Sordas?
- Tenemos un lema, que es ‘Oír, escuchar y entender’. Actualmente, los sordos, con los implantes cocleares o los audífonos, oyen y escuchan, pero realmente no entienden. Es decir, la gente con discapacidad auditiva, en sitios en los que hay mucho barullo y ruido, o donde la acústica no es buena, no puede recibir bien el mensaje. Nuestra reivindicación también es a nivel de ocio o de cultura. Que una persona sorda tenga todos los medios para que les pueda llegar la información adecuadamente, porque a día de hoy solo hay subtítulos en determinadas emisiones políticas y en muy pocas películas.
- ¿Qué debería de cambiar en una ciudad como Salamanca para que no existieran barreras y las personas sordas pudieran estar en igualdad de condiciones?
- Pues, por ejemplo, en todos los organismos públicos y privados tendrían que saber dirigirse a una persona sorda. No hablarle de espaldas, porque te puede estar escuchando, pero no te entiende. También debería de haber bucles magnéticos y todo aquello que les facilite el poder relacionarse o el saber que hay algún peligro. Sin ir más lejos, en los colegios e institutos tendría que haber una señal luminosa para que los niños sordos sepan de ese peligro y que hay una evacuación. Hace poco, en un instituto de Salamanca, se fueron todos y una niña no se enteró y se quedó en el cuarto de baño. Menos mal que no pasó nada.
- Imagino que durante la pandemia ha habido un retroceso en los derechos de las personas sordas por el uso obligatorio de la mascarilla.
- Sí, la mascarilla ha sido una gran dificultad. Las personas sordas, aparte de que oigan por el implante o por el audífono, se apoyan muchísimo en la lectura labial. Esta la aprenden sin necesidad de que se la enseñes. Por ejemplo, la niña mía, por los labios, sabe perfectamente lo que le estás diciendo. Eso es imposible con la mascarilla. Nosotros reivindicamos que, por favor, hicieran homologadas unas mascarillas transparentes. Mira que hemos estado dos años, seguimos con la mascarilla y, a día de hoy, no hay ninguna que sirva de protección y posibilite la lectura labial al mismo tiempo.
"Tenemos un concepto anticuado de que a las personas sordas hay que gritarlas"
- Respecto a los padres de niños sordos, ¿cuáles suelen ser las inquietudes que más os transmiten?
- Lo primero que te dicen es “¿va a hablar?”. Es una de las cosas que más temes, si va a hablar, si se va a poder expresar o adquirir el lenguaje, que es lo que te facilita la vida en gran medida. Requiere una rehabilitación logopédica y el trabajo de los padres en casa. Hay quien cree que un niño, porque tenga un implante o use un audífono, ya oye perfectamente y no tiene ningún problema. No es así, tienes que enseñarle a oír, a que se vaya adecuando y vaya haciendo una discriminación. Después de enseñarle, ya empieza más o menos a desarrollarse, si no tiene ningún otro problema, en la escuela. A un niño sordo la información le llega, pero muchas veces no la entiende, coge frases aisladas, en un colegio hay mucho ruido… Entonces en clase se pierde. Necesita muchos apoyos para poder seguir una clase como un niño oyente y ese es el gran problema que hay hasta casi la edad adulta.
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- ¿Qué ayuda soléis brindar a los padres de niños sordos?
- En un principio, cuando recibes la noticia de que tu hijo es sordo, necesitas superar ese trauma, ese duelo. Porque tú cuando tienes un hijo lo que quieres es que no tenga ningún problema. Claro, si ya te dicen que el niño es sordo, pues ya tienes una angustia. Hay un momento hasta que tú admites que el niño sordo bastante importante, que puede pasar hasta de los primeros días hasta casi un año, porque muchas veces tardas en superar que tu hijo tiene una discapacidad. Entonces, lo primero es una acogida, es explicarle un poco que con trabajo y con esfuerzo va a poder tener un buen desarrollo intelectual del lenguaje y de todo. Cuando ya se pasa ese periodo de aceptación o ya no se ve tan difícil, ofrecemos ayudas a nivel de logopedia, de apoyo escolar… También tenemos otras de ocio para que los niños sepan relacionarse, para que los niños oyentes en los colegios conozcan lo que es la discapacidad auditiva, hacemos encuentros… Por ejemplo, este fin de semana, con motivo del Día Internacional de las Personas Sordas, vamos a hacer un encuentro de familias con niños sordos. Van de distintas edades y provincias de Castilla y León. Viene muy bien porque ves cómo se relacionan unos con otros, cómo avanzan… Lo hacemos todos los años. Por otro lado, la lucha de los padres en esta etapa es más a nivel educativo, que sus hijos tengan los medios para que no tengan ninguna dificultad y que puedan acceder a la misma educación que un niño oyente y ahí aún hay muchas carencias. El colegio no está adaptado a nada. Las clases tienen muy mala acústica, no hay señales luminosas para avisar que hay un peligro o un aviso de cualquier otro tipo…
- ¿Cómo puede contribuir cualquier persona a facilitar o mejorar la vida de aquellas con discapacidad auditiva?
- Principalmente, hablar despacio y no gritando. Tenemos un concepto anticuado de que a las personas sordas hay que gritarlas. A lo mejor antes, si una persona no tenía audífono y sufría una pérdida leve de audicción, se le gritaba. A una persona sorda no hay que gritarla, porque la aturdes. Todo lo que tú le hablas, a través del implante o audífono se potencia. No deja de ser una especie de altavoz. Le tienes que hablar bajo, de frente... Si te vas a acercar a ella, procura tocarla en el hombro; no te pongas las manos en la boca para facilitar la lectura labial; si está en un grupo de tres o cuatro personas, hay que intentar guardar los tiempos y no hablar todos a la vez... Este tipo de pequeñas cosas, que tampoco no son muy difíciles de hacer, ayudan mucho.
Tal y como apunta Eva María, con pequeños gestos es posible facilitar la vida de las personas sordas, aunque también se necesitan cambios a nivel institucional. Aspas seguirá luchando por ello: "Somos una asociación formada por un grupo de gente que está muy involucrada con las personas sordas, que sabe perfectamente lo que es la discapacidad auditiva y que se vuelca en conseguir que todos los niños que tenemos en nuestra asociación consigan los mayores logros y sepan vivir una vida plena en la sociedad que nos toca vivir y que les pone muchas trabas".
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