Saludar a un conocido, protestar por la lentitud de reacción del coche de delante en un semáforo o perder la paciencia en un atasco son algunos de los casos más habituales en los que solemos tirar de claxon y pegar un buen bocinazo. Sin embargo, cualquiera de estos supuestos se trata de un mal uso de la señal acústica que incorporan todos los vehículos y puede sancionarse con multas entre 80 y 200 euros.
La Dirección General de Tráfico (DGT) recuerda a los conductores que disponer de claxon no da derecho utilizarlo de forma arbitraria, ni tampoco excesiva. Su uso se limita a situaciones en las que el conductor deba dar a conocer su posición al resto de conductores por encontrarse en un contexto de peligro, para advertir a los usuarios de la vía o para prevenir una situación de riesgo.
Para que se entienda mejor cuándo y cómo podemos utilizar la bocina del coche, la DGT pone los siguientes tres ejemplos:
Tratar de evitar un accidente
En una vía estrecha con muchas curvas
Antes de adelantar a una motocicleta en un paso a nivel o cerca de él