Que el número de rastreadores ha descendido en Salamanca, así como en Castilla y León, es un hecho, tal y como denunciaba CSIF, que cifraba la reducción de este tipo de trabajadores en un centenar en la provincia charra.
Sin embargo, esto no es preocupante para la consejera de Sanidad de la Junta, Verónica Casado, que ha señalado que este descenso se debe a que la situación en el momento actual “no tiene que ver con los 1.400 casos por cada 100.000 habitantes” que llegó a haber en Castilla y León a principios de año. Por aquel entonces no sólo se necesitaban muchos rastreadores, sino que tampoco había vacunas, lo que facilitaba una mayor dispersión del virus.
Pero, una vez pasados los meses, reducida la incidencia y avanzada a buen ritmo la campaña de vacunación, desde la Junta se cree que no es necesario mantener el número anterior de rastreadores porque, además, se están cumpliendo sobradamente los mínimos que marca el Ministerio de Sanidad (que cifra, en toda la Comunidad, en menos de 500 los rastreadores necesarios, mientras que hay más de 700 gracias al refuerzo de las Fuerzas Armadas).
Asimismo, la consejera ha asegurado que los rastreadores que dependen de la Gerencia de Atención Primaria, que son 36 en Salamanca, están realizando una labor “espectacular” y que su trabajo está ajustado a la situación epidemiológica, sin ser necesario ampliarlos.