Las compras compulsivas "aumentan" con las plataformas online: "El 'Black Friday' y la Navidad despiertan el ansia de compra"

El psicólogo Jose Antonio Martín, experto en adicciones y director del Máster en Prevención y Tratamiento de las Adicciones de la Universidad de Salamanca, ha apuntado que "se trata de un tipo de adicción que pasa a veces desapercibido y no está mal vista”

Jose Antonio Martín, psicólogo experto en adicciones y director del máster en prevención y tratamiento de las adicciones de la Universidad de Salamanca.
Jose Antonio Martín, psicólogo experto en adicciones y director del máster en prevención y tratamiento de las adicciones de la Universidad de Salamanca.

El invierno viene acompañado de eventos y situaciones idóneas para consumir y gastar como son el 'Black Friday' o la Navidad, los cuales favorecen la cultura de las compras como evento lúdico, que mal llevado puede desembocar en una actividad compulsiva.

La adicción a las compras se conoce como “adicción sin sustancia”, pero presentan las mismas características que cualquier otra, basadas en “la tolerancia y el síndrome de abstinencia”, tal y como ha explicado Jose Antonio Martín, psicólogo experto en adicciones y director del Máster en Prevención y Tratamiento de las Adicciones de la Universidad de Salamanca.

“La adicción a comprar se define como la pérdida del control de impulsos que se manifiesta en el afán por efectuar continuamente compras nuevas, en su inmensa mayoría de productos innecesarios o superfluos”, como moda, tecnología y objetos de poco precio.

Al igual que sucede con cualquier otra adicción, las compras producen “placer inmediato” convirtiéndose “en la manera que tiene la persona de gestionar sus emociones”.

Al momento de adquirir el producto “la persona se siente aliviada”, pero esta sensación durará “cada vez menos y le invadirá un posterior sentimiento de culpabilidad y arrepentimiento”, causado por su “incapacidad de afrontar de manera eficaz ese impulso”. De esta forma se crea la conducta-problema, que consiste en “el acto de comprar y no en el producto que se compra en sí”.

Síntomas y factores determinantes

Actualmente se estima que entre un 1 y un 6 por ciento de la población sufre esta patología, siendo en su mayoría mujeres de entre 30 y 50 años, aunque el salario “no parece ser un aspecto determinante”.

“Se trata de un tipo de adicción que pasa a veces desapercibido debido a que vivimos en una sociedad donde la oferta de consumo es constante y no está mal vista”, asegura el experto, señalando que las plataformas online “han provocado un aumento” porque “la persona puede comprar sin ser observada desde su casa y a cualquier hora del día”.

Entre los factores determinantes Martín apunta “una excesiva preocupación por la apariencia física, baja autoestima, cubrir carencias afectivas o vacíos internos, una educación carente de límites y querer aparentar”.

Por otra parte, el patrón de conducta que se repite en los pacientes se basa en comprar solo y de forma compulsiva productos que “no necesita ni usa, solo acumula” para “aliviar su ansiedad”, la cual se incrementará si no puede hacerlo. Pese a las consecuencias perjudiciales que percibe la persona adicta, ésta “es incapaz de frenar su consumo”, generando una “sensación de insatisfacción y culpabilidad” posteriormente, así como “irritabilidad y cambios de humor”.

Además, esta patología se ve constantemente reforzada ya que vivimos en una sociedad “expuesta al consumo y a los anuncios” todo el tiempo.

“El adicto suele ser el último en enterarse de su propio problema”

Tal y como ha expresado el psicólogo, “todas las adicciones son diagnosticables ya que sus síntomas pueden ser reconocidos y descritos”. Sin embargo, “generalmente es difícil y costoso que una persona acepte que tiene un problema de adicción”, ya que “el adicto suele ser el último en enterarse de su propio problema” debido a “sus mecanismos de defensas de negación”, lamenta.

El esquema de la adicción se inicia con la obsesión. En esta fase “la adicción dirige gran parte de su tiempo, su energía y su atención”, donde “el estilo de vida se vuelve monótono, todo gira en torno a la adicción y el resto de las personas, cosas e intereses pasan a un plano secundario”.

Según avanza la enfermedad afloran “el dolor, el desastre, la desolación y multitud de problemas”, desapareciendo “el placer y el alivio” del inicio.

Entre las consecuencias negativas “más importantes” destacan los problemas en el entorno social: “Aparecen discusiones frecuentes, desinterés sexual, la comunicación se interrumpe, hay pérdida de confianza y alejamiento, comenzando así los préstamos, los robos o las mentiras” y en el entorno laboral, donde “hay menor productividad o deterioro de la calidad del trabajo”, llegando incluso a perderlo.

Además, afecta en el área económica “agotando sus ahorros y aparece el endeudamiento” recurriendo, en el peor de los casos, “a actividades ilegales” y también repercute en el comportamiento: “El fin básico para estas personas es cómo conseguir dinero, comprar y volver a conseguir más dinero” por lo que “se vuelven egoístas y egocéntricos”.

En la tercera fase de la patología se agrava la falta de control por la “falsa percepción de autocontrol”, siendo un “rasgo distintivo” de los adictos, para quienes la fuerza de voluntad resulta “insuficiente”.

Otro de los rasgos característicos es la negación, tanto de “que la actividad en cuestión constituya un problema que no puedan controlar” como de que “los efectos negativos en sus vidas tengan alguna conexión con dicha actividad”.

Esto conlleva a “estar fuera de contacto con la realidad” porque la negación “es un proceso mental ficticio” y se manifiesta a través de frases como “no, yo no tengo ningún problema" o “minimizando e ignorando el problema y culpando a otros”.

¿Cómo tratar y curar a personas adictas a las compras compulsivas?

Esta enfermedad debe tratarse desde “un enfoque terapéutico educativo de orientación cognitivo – conductual” para que el paciente “consiga mejorar su autocontrol”, por lo que el experto recomienda “evitar comprar en momentos de tristeza, ir de compras acompañado, hacer una lista de la compra para valorar lo que necesites y salir con un presupuesto concreto”.

El objetivo es que la persona adicta "mejore su nivel de funcionamiento y reduzca la ansiedad”, por ello, se debe evitar tentaciones como periodos de rebajas que “despiertan el ansia” o “no llevar tarjeta de crédito” y realizar una planilla mensual junto con una lista de necesidades.

¿Cómo identificar que una persona de nuestro entorno padece esta adicción?

Jose Antonio Martín ha indicado que este tipo de adicción “les marca una forma de ser y una personalidad que podemos identificar”.

Por tanto, se debe prestar atención a los rasgos que presente la persona como inmadurez personal, pese a su edad adulta, presentando “comportamientos infantiles”.

Además, suelen parecer “duros”, pero en realidad se trata de “personas débiles” a la hora de “controlar sus sentimientos y sus impulsos, guiando sus conductas por sus sentimientos”, cayendo en la victimización, en ocultar y mentir, dependencia efectiva, sentimiento de soledad o actos dirigidos por el deseo y la satisfacción inmediata.

Estas personas también adoptan "comportamientos destructivos" que “conllevan a un deterioro a nivel social, familiar y social, además de tener problemas de salud y personales”.

Otro rasgo común es la “amistad útil” que consiste en percibir estos vínculos por su utilidad. “En el mundo del consumo los amigos son los que te acompañan a drogarte o a robar o a pelearse y el amigo es la persona que yo uso para hacer las cosas, teniendo la amistad este sentido", donde se deshumanizan los vínculos. 

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