La compañía salmantina La Lengua Teatro ha logrado un triunfo en las tierras leonesas con su montaje titulado "Puntila". Esta pieza nace de una obra que vio la luz en noviemmbre del año pasado, en el teatro Liceo de Salamanca. Además, fue galardonada en el Festival de Teatro Villa de Carrizo obteniendo los siguientes reconocimientos: Premio al Mejor actor principal para Julián de La Vega; premio del público; premio a la mejor obra; nominación a la mejor escenografía; Y, nominación al mejor actor principal para Ángel Barés.
De esta manera, esta compañía de raíces charras se posiciona como ganadora en multitud de certámenes de gran importancia en el panorama nacional con varios de sus montajes en estos últimos años.
Respecto a la pieza, "Puntila" es un montaje de temática divertida y ácida acerca de la condición humana, lo que se traduce en toda una crítica social que enmarca a la compaía en ese estatus valorativo.
Sinopsis de "Puntila"
"Cuando el terrateniente Puntilla bebe es dueño de sus sentidos. Olvida su clase, su posición, defiende al oprimido, se siente vivo, consiente amores imposibles y ve ratoncitos blancos. Pero de vez en cuanto sufre ataques de sobriedad, y entonces enferma, convirtiéndose en el responsable Puntilla, del que se puede esperar cualquier cosa. Es entonces cuando lo dicho se olvida, la moral triunfa sobre el placer y Puntilla vuelve a luchar para volver a su estado original. Matti, su chófer, su criado y compañero de juergas, admira el fuego interior del Puntilla borracho, desea ascender socialmente, pero sabe en todo momento quién es el jefe. Eva, la hija rica del terrateniente, la verdadera protagonista de esta loca historia sufre cuando se padre -sobrio- le obliga a casarse con un aborrecible aristócrata, mientras que es feliz cuando su padre -borracho- elige a Matti".
Esta comedia con tintes de locura contiene asombrosos personajes, con los que La Lengua Teatro se posiciona nuevamente en la contradicción, como un juego de humor en el que no es posible identificarse como un Puntilla u otro, la realidad rompe los esquemas y límites del teatro y se termina por confundir. Pero, en ella no falta el entretenimiento y la reflexión del espectador.
En esta adaptación se invita a ese juego, y otros tantos, a disfrutar de un Puntilla borracho, por ejemplo, "que es quien le hubiera gustado ser frente a un Puntilla que actúa como quien es, un terrateniente despiadado que niega cuando está sobrio la humanidad de su ebriedad. Y entonces decidiremos si somos agua o aceite, uno u otro, si debe triunfar el amor o si simplemente nos dejamos llevar para disfrutar de una comedia llena de locura, de música, de un humor que se ríe de todo sin concesiones".
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