De color marrón rojizo, muy pequeñas, planas y con forma de almendra, así son las chinches, los pequeños insectos chupasangre que en la actualidad mantienen en vilo a medio mundo y que ya han llegado a España.
El incremento de las temperaturas que estamos teniendo este mes de octubre en el país, hace que la plaga de chinches se haya asentado en espacios domésticos como la cama, llegando a extenderse por espacios públicos, tal como ha ocurrido en París, donde la invasión se ha detectado en el metro, en trenes y hasta en el mismo aeropuerto.
Para entender más sobre estos insectos que se alimentan de sangre humana, Raúl Rivas, catedrático de Microbiología de la Universidad de Salamanca, explica a continuación entre otras cuestiones, el peligro que supone para los humanos y animales convivir en el día a día con las chinches, cómo nos podemos proteger, las diferentes especies y dónde suelen estar.
¿Por qué ha llegado la plaga de chinches a nuestro país?
El catedrático de Microbiología explica que este chinche en concreto es conocido como chinche de las camas (Cimex lectularius), es una especie cosmopolita y es una plaga habitual de países con climas moderados. Desde hace 15 años esta plaga es habitual en Europa occidental, incluida España, y en Estados Unidos. Su aparición ha sido progresiva y continua en ascenso. Este año el número de avisos relacionados con este insecto han aumentado considerablemente respecto al año pasado.
¿Esto que peligro supone para los humanos y animales? ¿Qué enfermedades pueden transmitir?
Rivas, esclarece que este chinche es hematófago, es decir, se alimenta de sangre y pica con frecuencia al ser humano. Normalmente la picadura causa reacciones dermatológicas. Debido a que la saliva de las chinches contiene compuestos anestésicos, las picaduras son indoloras y generalmente no se sienten hasta varias horas después. La lesión cutánea típica es una maculopápula eritematosa pruriginosa, de 5 mm a 2 cm de diámetro, con una costra o vesícula hemorrágica central en el sitio de la picadura, similar a las picaduras de artrópodos. Las lesiones se resuelven espontáneamente en 2 a 6 semanas, pero puede producirse hiperpigmentación post-inflamatoria permanente y en algunas ocasiones reacciones anafilácticas.
Además, insiste en que no existe consenso sobre que enfermedades puede transmitir. Algunos datos sugieren que puede transmitir a la bacteria Coxiella burnetii que es el patógeno responsable de la fiebre Q, una enfermedad que produce fiebre, cefalea, malestar general y neumonía intersticial. Añade también que en zonas endémicas parece que también puede transmitir el parásito Trypanosoma cruzi, causante de la enfermedad de Chagas, una enfermedad que en América causa unas 12.000 muertes cada año. Datos adicionales también sugieren que el chinche puede actuar como vector de la bacteria Bartonella quintana que causa la fiebre de las trincheras o del virus de la hepatitis C, entre otros patógenos.
¿Cómo nos podemos proteger de las chinches?
Tal y como apunta Rivas, este insecto tiene hábitos nocturnos por lo que es factible que actúe mientras estamos dormidos. Algunas medidas preventivas pueden ser inspeccionar colchones y estructuras de la cama para localizar chinches vivas, examinar la piel en busca de picaduras o pequeñas manchas de sangre, identificar manchas fecales de las chinches (pequeños puntos negros) en sábanas y almohadas. En caso de observar algún rastro, aspirar las superficies de forma intensa y lavar todas las pertenencias con agua caliente superior a 70ºC en programas de lavado largos. En caso de ser objetos que no puedan ser lavados, congelarlos a -20ºC durante al menos tres días. En situaciones extremas puede ser oportuno utilizar mosquiteros impregnado de permetrina que rodeen la cama.
Por otro lado, añade que en casos graves es conveniente contactar con profesionales y empresas autorizadas para que procedan a la erradicación de la plaga. Normalmente el control de la plaga se logra mediante insecticidas, aunque también pueden ser utilizados métodos como la aspiración selectiva y el tratamiento térmico. Las infestaciones intensas a veces se asocian con un característico olor como de almendra, pero no particularmente agradable.
Las chinches, ¿siempre han estado entre nosotros?
El microbiólogo aclara que las chinches han sido una plaga humana conocida desde hace miles de años. La chinche Cimex lectularius fue casi erradicada de los países desarrollados en la década de 1940, pero en los últimos años ha resurgido con fuerza en Europa y América del Norte.
¿Dónde suelen estar las chinches?
Rivas expone que Cimex lectularius está adaptada al entorno humano. Presentan hábitos nocturnos y durante el día suelen buscar cobijo en grietas y fisuras en las paredes, muebles, detrás de cuadros o papel pintado e incluso bajo alfombras y moquetas, por ejemplo. Al alimentarse de sangre humana, suelen buscar acomodo en lugares estratégicos como camas o sofás.
¿Hay diferentes especies?
Raúl asegura que la familia Cimicidae, a la que pertenece la chinche Cimex lectularius, incluye unas 100 especies diferentes, pero pocas muerden a los humanos. Las dos especies principales que pican con mayor frecuencia a los humanos son Cimex lectularius y la chinche tropical, Cimex hemipterus.
¿Qué especie son las de ahora? ¿por qué sobreviven tanto?
En este sentido, Raúl apunta que en las últimas semanas, la especie principal que causa preocupación es el chinche de las camas (Cimex lectularius). Cada vez son más abundantes y han desarrollado cierta resistencia a los insecticidas comerciales.
Por último, ¿qué hay que hacer para evitar que se extiendan?
El microbiólogo manifiesta que un buen saneamiento es el primer paso para controlar una infestación por chinches. Hay que procurar mantener un entorno limpio y ordenado. Si existe infestación hay que avisar y ponerse en contacto con profesionales. Es aconsejable no utilizar insecticidas domésticos, porque pueden favorecer la dispersión de los insectos y la búsqueda de nuevos escondrijos.
Tienes que iniciar sesión para ver los comentarios