“Prohibido tocar la ropa sin desinfectarse”: quién iba adecir que las cosas cambiarían tanto en solo medio año. El Rastro ha vuelto aSalamanca, se ha hecho de rogar y eso se ha notado, porque casi media horaantes de que las improvisadas puertas que ha puesto el Ayuntamiento deSalamanca, para poder salir y entrar de una manera ordenada de un recinto que sehan procedido a vallar para cumplir con los protocolos, ya había cola de variossalmantinos que querían curarse ese mono de cumplir con la tradición de bajaral Rastro.
En las puertas, agentes de la Policía Local dotados con un ‘cuentapersonas’han dado paso a las 10:00 de la mañana a los primeros visitantes del Rastro, ‘pillando’a algunos de los tenderos todavía con la tarea de montar el puesto por delante.Los más madrugadores ya lo tenían todo preparado, con guantes y gelesdesinfectantes como nuevo acompañante entre los artículos y productos queofrecen los puestos.
Carteles informativos por todo el recinto y una incidenciaen la desinfección de las manos para poder tocar las cosas. En la puerta, doshombres de la asociación del Rastro de Salamanca han facilitado gel desinfectantepara que la idea de un Rastro seguro se cumpliera desde el primer minuto.
Prácticamente todos los puestos de siempre, pero esta vezmás alejados entre sí. Distancias de dos metros entre ellos y con una tarea máspara sus vendedores: tienen que ser ellos quienes hagan el control de lasmedidas de seguridad sanitaria cuando los clientes estén en el interior.
En el exterior, quienes han tenido que aguantar el fuertecalor de este domingo, con las pocas sombras que ofrece la Aldehuela, han sidolos agentes de la Policía Local que han tenido que controlar el perímetro valladopara que ninguna persona se saltase las medidas y el control de acceso, uno, que,por cierto, no permitía la entrada ni de bicicletas ni de cochecitos de bebé.
En cuanto al uso de los baños, tendrán que esperar, puestoque han decidido que hasta que no se garantice al 100 % un control sanitario enellos con una empresa dedicada exclusivamente a ello, prefieren no poner enriesgo a las personas.
De esta manera ha vuelto el Rastro a Salamanca, con unasmedidas de seguridad que no han hecho perder las ganas de comerciantes ycompradores, volviendo así una tradición salmantina de domingos y festivos quetambién forma una pequeña parte de la Historia de nuestra ciudad.