Carlos Dionisio Pérez, uno de los investigadores: "Solo con el prestigio de la Universidad está garantizada la investigación"

El salmantino regresa a su ciudad gracias al programa puesto en marcha por el Ayuntamiento con un proyecto con el cambio climático como telón de fondo

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El primer investigador que ha llegado a la ciudad para participar en su proyecto de investigación es Carlos Dionisio Pérez, quien hasta ahora había desarrollado sus últimos trabajos en Venecia tras una vida de búsqueda continua. Comenta que la situación de la investigación en España no es la mejor y por eso se agradecen tantos programas como este puesto en marcha por el Ayuntamiento. En el futuro, su deseo es seguir ligado a Salamanca

¿Qué te parece este proyecto?

Diría que somos privilegiados. Porque la situación de la ciencia en España es la que es, ha habido unos años bastante duros con la crisis y se han perdido recursos en el área y mucha gente hemos tenido que emigrar. En el extranjero nos hemos formado bastante, de hecho he trabajado en el extranjero con más españoles que cuando trabajaba aquí, porque en las instituciones en el extranjero hay muchísimo emigrante científico español. 

Para mí la posibilidad de volver supone la consecución de un objetivo que nos fijamos hace unos cuantos años cuando me fui al extranjero. Primero me fui yo solo, y después se vino mi mujer conmigo y siempre con la intención de volver. No pensábamos que iba a ser tan pronto, yo pensaba que tenía que estabilizarse un poco más la situación. Llevábamos un tiempo sondeando y este año salió esta oportunidad del Ayuntamiento. La prioridad era esta y lo teníamos claro. 

¿Como surge la opción?

Yo estaba muy interesado en volver, a ser posible a Salamanca porque soy de aquí. Habíamos sondeado muchísimas oportunidades que existía, en el País Vasco, para ayudante de doctor, también para la Ramón y Cajal con el Departamento de Economía. Salieron bien todas, pero yo cuando vi esta me resultó difícil de creer que se ofrecieran estas condiciones porque, por lo general, las becas que se ofrecen en España son individuales. Y son becas de investigación para una persona. Y en esta se ofrece la oportunidad de crear un equipo de investigación, de contratar a dos personas, y desde el punto de vista profesional supone una proyección muy grande porque ya son tres personas trabajando en una investigación y no tú solo. 

Eso en ciencia en los últimos años era algo impensable. Dar esta oportunidad a alguien joven es bastante único y yo estoy muy agradecido y con muchas ganas de empezar a trabajar. Estamos haciendo las convocatorias de estas dos personas, y espero que ellos estén tan contentos como yo de venir aquí.

¿Esto es la primera parte del programa?

Hemos contratado a algunas personas. La convocatoria es transparente. La Universidad tiene sus reglas, que son muy estrictas y están muy bien. Se me han ocurrido algunos nombres de personas que pueden encajar en este perfil pero luego quienes mejor currículo tengan, serán los que se lleven las plazas. 

¿Cuál ha sido el recorrido hasta llegar aquí?

Ha sido duro, ha sido muy complicado. La investigación es algo que se hace por vocación. No solamente aquí, en Europa, en general, sobre todo en los países mediterráneos que es donde yo he trabajado, realmente si te dedicas a eso es porque realmente te gusta mucho. 

Yo me formé en Salamanca, acabé la carrera y luego comencé a hacer un máster en Roma. Posteriormente me incorporé a la universidad de Alcalá donde hice otro máster que era necesario, porque entonces cambió la legislación a nivel nacional y el master que había hecho en Italia no valía para hacer el doctorado.

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Mientras hacía eso comencé a trabajar ya en una actividad investigadora en la Universidad de Alcalá ya con un trabajo, en el 2007. Ahí inicie una relación laboral que duró hasta inicios de 2009. Posteriormente me incorporé al CSIC en Madrid donde estuve trabajando dos años, 2009 y 2010, volví a Alcalá pero esta vez al INDEA y allí terminé de desarrollar mi tesis doctoral. Después de terminar la tesis un investigador siempre tiene que ir al extranjero. Yo considero que es muy necesario que una persona se forme en el extranjero, que aprenda cómo se lleva la investigación en otros sitios, eso siempre enriquece micho personal y profesionalmente.

Fui fuera con la idea de hacer una estancia de posdoctorado. Al principio me trasladé yo con la idea de que fuera un año y mi mujer se vino a vivir allí porque habían pasado cuatro años y estuvimos dos más. Y he estado allí trabajando fundamentalmente en tres centros: uno que tienen mucho prestigio a nivel de economía ambiental que es donde fui inicialmente a trabajar; posteriormente seguí mi vínculo con este centro, pero me adscribí a otro que se llama centro mediterráneo sobre el cambio climático, que es como un CSIC de cambio climático en Italia. Y mientras tanto impartí docencia en la Universidad de Venecia. 

¿Qué futuro tiene Salamanca en el terreno de la investigación?

Salamanca tiene un pasado y va a tener un futuro. Sólo con el prestigio de la Universidad ya está garantizado. Si te refieres a nuestros grupos en particular, en la investigación que yo he llevado a cabo en los últimos años era a través de contratos anuales y al final la investigación corre el riesgo de convertirse en una consultoría, por estar pendiente siempre de conseguir recursos. En este punto de vista, el Ayuntamiento con estos tres años te da seguridad. El objetivo está claro en la convocatoria, el de dar continuidad al grupo. En este sentido, vamos a intentar que esto vaya creciendo para que se beneficie la Universidad.

Siempre se dice que la formación fuera es necesaria, pero es muy difícil volver luego

Sí, es muy complicado. Ahora mismo los investigadores tenemos una dependencia de fondos externos. Ya no es este modelo antiguo en el que sacabas tu plaza de funcionario, te sentabas y estabas toda la vida allí. Esto ya se ha acabado. Se puede conseguir pero con vistas a cuando tienes 40 años. Cuando sacan una plaza aquí por la mitad de lo que se gana en el extranjero, es paradójico pero aquí se presenta muchísima gente, porque los españoles siempre tenemos muchas ganas de volver. Entonces, la gente sabe que hasta dentro de muchos años no va a tener al alcance esa plaza, porque siempre va a presentarse alguien mejor. 

Imagino que es una oportunidad, en estos tres años puedes desarrollar un proyecto interesante. Y después, ¿quedarse aquí continuando con ese proyecto, o con otros?

Sin dudar, siempre con esta misma de investigación. El proyecto no será el mismo porque tenemos que acabarlo en estos tres años, tendrá otro nombre y obviamente no será el mismo contenido porque esperamos acabarlo pero la línea del cambio climático no se va a agotar ni en tres años ni en treinta.

¿Has tenido ya alguna necesidad o algún problema con el proyecto?

Sí, bueno, siempre hay necesidades cuando se cambia de institución siempre las hay, pero eso lo gestionamos ya con la Universidad que tiene mucha experiencia en este sentido y unas reglas de control muy estrictas. Ahí no te puedes desviar ni un milímetro de la propuesta inicial. Estoy contento. Los fondos están disponibles.

No sé qué sientes cuando te llama el alcalde y te dice que estás dentro…

Esa mañana fue tremendo, se lo dije a mi mujer, habrá que ver tal… Y a las dos horas recibí un email de la fundación y una llamada del alcalde posteriormente. Para mí ya era una buena noticia poder volver a España, pero volver a mi ciudad es increíble.

¿Cuál es el proyecto?

Es un proyecto en el que se trata de introducir instrumentos económicos para gestionar el agua. Desde hace cinco años, las crisis del agua son el mayor riesgo global y el problema es que la gestión siempre ha sido de oferta a demanda y el agua es finita y hay conflictos en el uso. 

Se debe gestionar los usos de demanda, dar prioridad a distintos usos. Hay cuestiones de equidad. Nosotros tratamos de desarrollar instrumentos económicos (seguros, mercados de agua, compraventas de derechos de agua por parte de la administración pública, los precios del agua, regulaciones) que pueden dar la solución a la problemática de agua pero no sabemos cuál puede funcionar. Eso es de lo que trata el proyecto, generar con modelos sistemas que este modelo puede funcionar bien. 

Nos movemos en una incertidumbre continua y tratas de buscar soluciones robustas, que suceda lo que suceda, el resultado sea razonable. Vamos a meter muchos modelos en la primera parte del proyecto y buscar esos modelos y la segunda parte es intentar lidiar con los cisnes negros, en lo que ocurre algo que no sabes. Y aquí hay que crear instituciones robustas que sean capaces de cambiar y crear una situación así que contactamos con las cuencas hidrográficas para saber lo que han ido gastando en estas actuaciones y ver si los costes de transacción están aumentado o disminuyendo. Si hace esto último, es robusta. 

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