La calle Libreros es una de las más transitadas de Salamanca. Salmantinos y turistas se agolpan en esta bonita vía donde destaca la Universidad y su magnífica ornamentación plateresca, nombrada así de manera ininterrumpida desde 1933, aunque anteriormente también se la había conocido por este nombre.
La evidencia del propio letrero de la calle dice de dónde procede el nombre. Los comercios de venta de libros eran la mayor en torno al Edificio Histórico de la Universidad, como no podía ser de otra forma. Cuna de grandes literatos no solo en su edificio más conocido.
Y es que el autor de la primera 'Gramática de la Lengua Castellana' moró en la calle Libreros, así como Diego de Torres Villarroel, así como también el que por él todavía hoy festejamos. San Juan de Sahagún, patrón de la ciudad, tuvo su residencia en esta vía, justo en el cruce con la calle Traviesa.
Sin embargo, durante 31 años dejó de evocar el aire renacentista de la fachada plateresca más conocida para hacerlo con el Conde de Romanones en una sesión plenaria del Ayuntamiento. Otra, el 21 de marzo de 1933, dejó de nuevo la impronta antigua en un cambio de nombre de hasta 84 calles y plazas de la ciudad.
Hoy, lejos de conservar esas librerías que le acabaron dando nombre, mantiene sin embargo ese halo estudiantil. No en vano se trata de una de las calles más concurridas por los jóvenes de la ciudad al acudir a la biblioteca Santa María de los Ángeles, ya cercana a la calle Veracruz, o incluso a Abraham Zacut o el Campus de Ciencias, a pocos metros de esta última.
A ellos les observa un implacable Fray Luis de León desde el patio de Escuelas Mayores. También a los turistas que intentan encontrar a la rana o a aquellos que simplemente se dejan maravillar por el arte que también se convierte en lienzo en el Festival de Luz y Vanguardias o en banderas y reivindicaciones en ciertos días que rememoran.
Y es que 800 años dan para mucho. De hecho, anteriormente a ser la calle universitaria fue la Aljama Judía, aunque su pasado queda mucho más lejos, allá por los romanos, que la consideraban como una de las vías principales.
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