La temida bronquiolitis ha vuelto. La incidencia de esta afección respiratoria está aumentando en las últimas jornadas con rapidez en Salamanca, donde ha hecho acto de presencia antes de lo habitual. “Estamos teniendo una temporada con muchos ingresos. Además, se ha adelantado unos dos meses de lo que hasta ahora era lo usual. Aún no sabemos si se prolongará más allá de lo esperado o tendrá una duración similar al promedio histórico”, indica el jefe de Servicio de Pediatría del Complejo Asistencial Universitario de Salamanca (CAUSA), Eduardo Consuegra, quien añade que, sin embargo, esperan que no haya más afectados que en epidemias anteriores.
La bronquiolitis se trata de una enfermedad que puede ser causada por varios virus, aunque, según apunta Consuegra, el agente más común es el Virus Respiratorio Sincitial (VRS). “Consiste en un cuadro de dificultad respiratoria que puede abarcar, desde formas leves, hasta cuadros más severos que precisan ingreso incluyendo, en algunos casos, atención en la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos”, señala el jefe de Servicio de Pediatría del CAUSA.
Bebés de menos de tres meses, los más afectados
Del mismo modo, el sanitario explica que esta infección la sufren principalmente niños pequeños. No obstante, asegura que puede aparecer “en menores de cuatro años” y que los bebés de menos de tres meses es el grupo más afectado. Actualmente, Consuegra afirma que más del 60% de las visitas a Urgencias Pediátricas son por esta causa, registrándose este miércoles, 16 de noviembre, un total de 19 infantes ingresados por este motivo. Además, expone que en 17 de ellos se ha aislado el VRS.
Teniendo en cuenta que en las plantas del Hospital suelen tener 30 camas, este dato supone que Pediatría tiene, en este momento, un grado de ocupación de aproximadamente el 63% de ingresos por bronquiolitis.
Señales de alerta
El primer signo de alerta de la enfermedad es el trabajo respiratorio que, tal y como apunta Consuegra, puede acompañarse de tos, fiebre, secreción nasal e irritabilidad. Aunque, matiza que la dificultad respiratoria es, sin duda, “el síntoma a vigilar”.
Asimismo, el jefe de Servicio de Pediatría en el CAUSA declara que existen varios signos que pueden orientarnos a la hora de decidir si acudir o no a urgencias: “Cuando vemos que el niño respira rápido, que con cada respiración se le hunde la piel entre las costillas, se le marca exageradamente la línea que separa el tórax del abdomen o que se le acentúa el hueco de encima del esternón”. De la misma manera, Consuegra asegura que ocurre lo mismo cuando “vemos a un bebé con aleteo nasal, cabeceo o quejido al respirar”.
Respecto a la duración de la bronquiolitis, Consuegra expone que se trata de procesos autolimitados. Es decir, el niño tiende a curarse, pero la fase clínica varía de un caso a otro. “Vemos hermanos, donde uno apenas presenta síntomas y otro puede estar afectado durante muchos días”, manifiesta. En este sentido, el sanitario explica que las formas más agresivas que llegan a precisar de procedimientos invasivos como la ventilación mecánica tienen, en general, “un curso más prolongado”. En cambio, señala que, normalmente, no hay secuelas después de esta infección: “Únicamente de manera excepcional podrían presentarse en niños con mala evolución, que afortunadamente, son la minoría”.
¿Es posible evitar la infección?
Consuegra indica que, al ser un virus de transmisión respiratoria, no hay una forma completamente eficaz de prevenir la bronquiolitis. El mismo explica que su propagación ocurre a través de microgotas de saliva o secreciones respiratorias que se difunden cuando tosemos, estornudamos o cuando respiramos. Por ello, el sanitario recomienda seguir medidas higiénicas básicas como el lavado de manos y el uso de mascarilla facial, ambas “disminuyen la posibilidad de diseminación”. De la misma manera, asegura que, en el CAUSA, “aplicamos estos consejos en las habitaciones de los pacientes ingresados y creemos que son aconsejables en los domicilios donde hay menores de 3 meses durante el período epidémico”.