El Cristo del Amor y de la Paz avanzando por el Puente Romano con la Catedral iluminada de fondo. Le sigue María Nuestra Madre, con su característico gesto de amargura tallado por Hipólito Pérez Calvo y vestida con un manto blanco en representación de su pureza. La belleza que desprenden ambas imágenes sobre uno de los monumentos más emblemáticos de Salamanca es difícil de describir. La lluvia del 2024 nos privó de ella, pero ha vuelto con un esplendor especial este Jueves Santo.
La emoción por ver la procesión de la Hermandad del Cristo del Amor y de la Paz se palpaba desde el inicio, a su salida de la iglesia del Arrabal. Desde allí ha enfilado el Puente Romano -puede presumir de ser la única en hacerlo de toda la Semana Santa salmantina- para recibir la tradicional bendición en el atrio de la Catedral. Sin embargo, la lluvia empañó este momento y, tras cruzar la puerta de Ramos, en un primer intento, los dos pasos tuvieron que volver a resguardarse al templo.
Tras varios minutos con chubascos intermitentes, la hermandad decidió acortar el recorrido y las dos imágenes, que tuvieron que ser protegidas por plásticos, enfilaron la calle Libreros para volver a bajar Tentenecio y emprender la recta final de vuelta a la iglesia del Arrabal a través del Puente Romano.
La Hermandad del Cristo del Amor y de la Paz ha puesto el broche de oro a este Jueves Santo. Todas las procesiones han podido salir a la calle, a diferencia de lo ocurrido el año pasado, cuando fueron canceladas por las malas condiciones metereológicas. La primera en recorrer el centro de Salamanca ha sido la protagonizada por Jesús del Vía Crucis. Le ha seguido la Seráfica y la devoción continuará en la madrugada de este viernes con los pasos de la Dominicana.
GALERÍA | Procesión de la Hermandad del Cristo del Amor y de la Paz. Fotos: Juanes
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