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La ayuda que llegó a Honduras desde Salamanca y con uniforme militar tras la catástrofe del Huracán Mitch: “No había puentes, ni carreteras, estaba todo destrozado”

Javier Echevarría, uno de los militares de Salamanca que cruzó el océano para ayudar, recuerda, en el 25 aniversario de la tragedia, la primera gran misión humanitaria del Regimiento de Especialidades de Ingenieros, REI 11

El brigada Javier Echevarría, del REI 11, participó en las labores humanitarias en Honduras tras el huracán Mitch

Fue uno de los fenómenos naturales más devastadores y poderosos de la era moderna y el más mortífero desde el gran huracán de 1780. El Huracán Mitch dejó 20.000 muertos y otros tantos desaparecidos, así como zonas totalmente devastadas e inundadas. Devastó Centroamérica, millares de viviendas quedaron destruidas, sobre todo en Honduras y Nicaragua. El 70 por ciento de los cultivos de Honduras se perdieron, miles de animales y 1,5 millones de personas quedaron sin hogar en octubre de 1998. En medio de este desolador panorama, mes y medio después de la catástrofe 80 militares de Salamanca llegan al país: 8 oficiales, 13 suboficiales y 59 MPT al mando del comandante D. Joaquín González. Son los militares del Regimiento de Especialidades de Ingenieros 11 que de la mano de la Agencia Española de Cooperación se dispuso a trabajar en la que fue su primera misión íntegramente humanitaria.

Entre esos militares desplegados en Honduras estaba el brigada Javier Echevarría Peña que a sus 18 años, solo llevaba seis meses en el ejército. Veinticinco años después, Echevarría sigue en Salamanca, en el REI 11, y aunque ha realizado otras misiones en el extranjero, asegura que esta es la que mejor recuerda. “Yo llegué un 14 de diciembre del 98, es la única misión en la que me acuerdo de las fechas y me vine el 7 de abril del ”, asegura. Con tan solo 18 años fue toda una experiencia. “En Managua no había mucho caos, se notaba que había ocurrido algo pero tampoco que se había caído el mundo. Fue más cuando llegamos a Puente, a la zona de Somotillo, que estaba todos los puentes destrozados, se había llevado el asfalto de las carreteras. En la zona de Puente ahí ya si, ahí no había carreteras, estaba destrozado todo, no funcionaba nada”, asegura, aunque en medio del caos “recuerdo a la gente muy maja, muy amable. Hicimos todos piña. Al tener el mismo idioma es más fácil que cuando vas a un lugar donde no compartes la lengua”.

Exposición 25 años de la intervención por el Huracán Mitch de la Unidad de Ingenieros Salamanca

 

Una vez allí, los militares españoles intentaron dar solución a uno de los problemas más graves, la falta de comunicaciones, aunque también ayudaron a la población repartiendo comida o prestando asistencia sanitaria. “El mayor era en el tema de comunicaciones y carreteras”, asegura el brigada Echevarría, aunque también “las labores de asistencia sanitaria y reparto de comida” afirma recordando que entre todos los militares hicieron un bote para pagar algunos tratamientos ya que “con una pastilla se solucionaba un problema”. Otro problema eran las condiciones de vida de una de las zonas rurales más pobres del país. “Eran muy malas porque vivían con todos los cerdos, los chanchos como ellos les llamaban y siempre había triquinosis. Estaba mucho más atrasado, dejaban la comida al sol”, recuerda.

En esa situación los militares salmantinos empezaron a trabajar y construir. El puente sobre el río Guasaule fue uno de los ochenta y tres destruidos o dañados por el Mitch. Era una vía de comunicación vital con el tráfico más intenso de Centroamérica. Los militares montaron un puente Bailey clase 50 Doble-Doble reforzado de 35,52 kilómetros de longitud, para vehículos de tipo medio. Tardaron solo diez días en hacerlo y se llamó Puente de la Solidaridad. También realizaron en la zona trabajos de reparación y rehabilitación de la carretera que unen las localidades de Somotillo y San Pedro del Norte, con una distancia de cuarenta. Mientras los ingenieros trabajaban los equipos médicos atendían a la población y repartían comida.

“Una sección se dedicaba al reparto ayuda humanitaria, o la gente venía a que lo atendiera el médico. Venían con infecciones, el gusano barrenador que había mucho por allí, recuerdo a un chaval se lo quitó de la espalda. La gente venía para que lo curaran. Cada uno tenía su parcela de trabajo”, recuerda el brigada.

El brigada Javier Echevarría, del REI 11, participó en las labores humanitarias en Honduras tras el huracán Mitch

El segundo puente que construyó el REI 11 fue sobre el puente Chacón situado en Juticalpa y sobre el río del mismo nombre. Para su puesta en servicio se opta por un tendido similar al del río Guasaule y de igual clase, un puente Bailey clase 50 Doble-Doble reforzado de 36,57 metros de longitud. Allí también trabajaron para mejorar el deficiente estado de conservación de la red, su falta de señalización, el enorme grado de deterioro del parque móvil, la existencia de ganado en las proximidades de las rutas y la presencia en ellas de todo tipo de artilugios rodantes, tirados por personal, cabras, bueyes, etc. y en todo caso, carentes de cualquier tipo de señalización nocturna. Estas condiciones fueron el principal factor de riesgo de la misión ya que los vehículos se quedaban constantemente atascados.

Una misión que para los militares que estuvieron allí varios meses suponía apenas hablar y tener contacto con la familia. Los móviles todavía no estaban implantados y eso hacía que fuera más duro estar fuera. “Antes era más complicado, llamabas por España directo y apenas podías hablar cinco minutos. Eso fue lo más duro, que no había comunicación y yo solo tenía 18 años”, asegura. “Desde esa he ido a otras cinco misiones y ahora tienes comunicación en cualquier momento, tienes wifi, es diferente”, concluye.

 

Comentarios
Honduras Hace 7 meses (27/05/2024 22:08)
Buena misión.No como los seudotrepas famosillos de supervivientes
Cortijero salmantino Hace 7 meses (27/05/2024 20:00)
Y ahora de brigada en el cortijo ingeniero
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