La avenida de Portugal de Salamanca se ha convertido en una gran zona de tránsito en la capital charra tanto peatonal como de vehículos. No en vano es la vía más larga de Salamanca y abarca más de dos kilómetros conectando el paseo de la Estación con la salida oeste de la ciudad.
Esta calle, con la que hoy en día no se concibe Salamanca, es, sin embargo, bastante reciente en la historia charra. Muchos de los salmantinos, de hecho, recordarán la vía del tren que circulaba por esta zona no hace tanto con dirección precisamente a Portugal, hecho por el que tomó su nombre.
La avenida de Portugal, calle ahora de más accidentes y atropellos en los últimos años según la Memoria de la Policía Local, no fue ni siquiera un proyecto antes de 1943. Esta fue la fecha en la que el ingeniero de caminos José Paz Maroto denotó que el crecimiento de Salamanca había llegado a su fin y la única manera de que siguiera expandiéndose era por su parte norte. Para ello había que eliminar la vía en un trabajo ingente que duraría muchos años, como recuerda en Salamanca en el Ayer.
Así, no tardaron en presentar un proyecto para desviar la vía del tren y poder conectar las 'dos Salamancas' más allá de por los pasos de nivel que se encontraban en las calles María Auxiliadora, Rodríguez Fabrés, carretera de Ledesma, Camino Viejo de Villamayor y Camino del Cementerio, que por aquel entonces recibían otros nombres. El famoso túnel de la calle Mallorca no ha cambiado su orografía y, casi, función. Al menos en los días de más lluvias, cuando se anega con facilidad de agua, al igual que ocurría antes de ser una calle circulable.
Ya ese mismo año, entonces, el Ministerio de Obras Públicas presentó ese proyecto de la variante de Tejares, hoy normal. El ferrocarril dejaría el centro de la ciudad para circular por las afueras y poder así dar vía libre al crecimiento de la ciudad con una gran vía que serviría de comunicación para los nuevos barrios.
No fue, eso sí, hasta el 8 de agosto de 1954 cuando la nueva opción del ferrocarril se inauguró. Vía libre para convertir la vía férrea portuguesa en la avenida de Portugal que, poco a poco, ha ido progresando hasta lo que es hoy.
Especialmente desde el 20 de enero de 1974, como sigue recordando Salamanca en el Ayer, fecha en la que se abrió totalmente al tráfico rodado tras salvar serias dificultades que presentaba el terreno ondulante. Sus comienzos, en cambio, fueron rápidos. Los metales y maderas de las vías fueron convirtiéndose con relativa facilidad en asfalto en uno de los mayores cambios contemporáneos de Salamanca. Fue, precisamente, la zona entre la actual rotonda de la UDS y la plaza del Barrio Vidal las que más complicaciones acabó dejando para, veinte años después, finalizar todas las obras.
Más nueva es, todavía, la zona final de la avenida de Portugal, la que casi acaba ya en el cementerio San Carlos Borromeo. El parque Villar y Macías data de la década de los 80 y los edificios que se sitúan enfrente de poco antes. Estas culminaron la que en 2019 sigue siendo la vía más larga de Salamanca.
Lo que ha llegado después, con los cambios de negocios, cruces y edificios solo han terminado por culminar una vía imposible de no conocer si se visita Salamanca, aunque solo sea por la dificultad de no circular por ella en alguna ocasión.
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