El Auditorio de Calatrava vibró con la energía de unos 500 jóvenes estudiantes de 4º de la ESO este viernes, convocados por la Delegación diocesana de Pastoral Juvenil en un dinámico 'Happening' centrado en el carisma del Jubileo de la Esperanza. Los alumnos, provenientes de 12 centros educativos de la ciudad, asistieron en dos turnos a esta enriquecedora jornada celebrada en las instalaciones de la Casa de la Iglesia.
La mañana comenzó con el primer turno, que contó con la presencia del obispo de Salamanca, que compartió este significativo encuentro con los jóvenes. El evento fue conducido con entusiasmo por Pablo Sánchez, un joven miembro del grupo Jerut, quien actuó como maestro de ceremonias.
El objetivo principal de este encuentro innovador fue ofrecer a los adolescentes un espacio para escuchar testimonios inspiradores de personas que viven y trabajan desde la esperanza en diversos ámbitos como la exclusión social, la ciencia y el arte urbano. Con un formato ágil y atractivo, los invitados fueron pasando por un cómodo sillón dispuesto en el centro del escenario, creando un ambiente íntimo y cercano.
La primera en compartir su experiencia fue Gema Romero, psicóloga del centro Ranquines, cuya labor se enfoca en personas con problemas de salud mental en riesgo de exclusión social. A través de la poderosa metáfora de una pequeña casa, Romero instó a los jóvenes a ser "hogar" para los demás, un "lugar seguro para quien sufre, para quien está roto por dentro, para quien ha perdido la esperanza". Con sencillez y profundidad, les animó a practicar la empatía, a evitar los juicios y a mirar más allá de las apariencias, recordando que a veces, "lo que una persona necesita no es que la entiendas, sino que estés".

El segundo testimonio corrió a cargo de Pablo Juanes, un joven y prometedor investigador biomédico del Centro del Cáncer. Con orgullo, mostró a los estudiantes un artículo científico de su autoría publicado en una revista internacional, destacando que este logro es fruto de "muchas horas de trabajo, pero sobre todo del deseo de que las personas vivan mejor". Juanes compartió su vocación científica como un auténtico acto de amor al prójimo, enfatizando que "la ciencia también puede salvar vidas". Reivindicó la figura del investigador, a menudo desconocido, pero cuya labor representa una gran esperanza para cambiar el mundo.
El primer turno concluyó con la vibrante intervención de Edwin Vladimir, un rapero comprometido con proyectos sociales y pastorales con jóvenes en situaciones de vulnerabilidad. Desde su experiencia personal marcada por la lucha y la expresión artística, compartió un mensaje profundo y directo sobre la esperanza como motor de transformación personal y social. "Seguir rapeando a los 38 años ya es una demostración de esperanza", afirmó con humor. Edwin describió a los raperos como "los reporteros del barrio", conectados con su comunidad, y cómo el arte puede florecer incluso en entornos difíciles. Su actuación en directo de un tema propio, con un estribillo que invitaba a la empatía ("Ponte en su lugar…"), encendió el entusiasmo del joven público.
En el segundo turno, se presentaron testimonios diferentes. Pedro, también del centro Ranquines, compartió su historia, y en lugar del rap, la música llegó de la mano de Francisco José Álvarez Garcia, vicerrector de la Universidad Pontificia de Salamanca y profesor de Educación Artística, quien aportó una perspectiva distinta sobre la esperanza a través de su disciplina.
Un momento destacado de ambos turnos fue la interacción digital con los jóvenes, quienes pudieron responder a través de sus teléfonos móviles a preguntas como "¿Qué es para ti la esperanza?" o "¿Dónde encuentras esperanza?", generando una reflexión colectiva sobre este valor fundamental.

El encuentro también tuvo un emotivo recuerdo para el recientemente fallecido papa Francisco. A través de un vídeo de la Red Mundial de Oración del Papa, se rememoró su vida, su defensa de los más vulnerables, su clamor por la paz y su preocupación por el planeta. Sus palabras, "no se olviden de rezar por mí", resonaron con fuerza en el silencio del auditorio.
Retana recordó con gratitud al Papa Francisco, que fue quien lo nombró obispo. "Me queda un poso de gratitud y de dolor, pero también de esperanza". Insistió en la existencia de una "Esperanza con mayúsculas": Jesucristo, "que no falla nunca". Concluyó reafirmando el compromiso de la Iglesia con el mundo juvenil: "La Iglesia os quiere, cree en vosotros y apuesta por vosotros".
Antes de despedirse, todos los presentes se unieron en la oración del Jubileo de la Esperanza, sellando así una jornada inspiradora y llena de significado para los jóvenes salmantinos.
Tienes que iniciar sesión para ver los comentarios