La apicultura se enfrenta a un futuro incierto: “2021 fue un desastre total, sufrimos mucho la mortandad de la colmena”

En Salamanca se asientan la mayor parte de las explotaciones apícolas de Castilla y León, siendo un terreno propicio para la cría de abeja y la producción de la miel, gracias a la dehesa repleta de encina, roble y tomillo

Colmena. Foto EP
Colmena. Foto EP

El sector de la apicultura lleva muchos años sufriendo un conjunto de factores que se han alineado hasta abocarlo a un futuro incierto, del que ni siquiera las incorporaciones de los jóvenes son un alivio para su “resurrección”.

El cambio climático parece ser el principal culpable de la mortandad de las abejas, aunque no el único. Una problemática que no hace más que agravar la situación de los apicultores que ya tildan de “ruina” las últimas campañas de recolección, donde el elevado coste de producción no compensa el trabajo ni los ingresos obtenidos.

Expertos en la crisis que enfrenta el sector apícola en Castilla y León, la tercera comunidad autónoma a nivel nacional de mayor importancia en apicultura, al vivirlo en primera persona, es la cooperativa Reina Kilama, ubicada en Salamanca y considerada la más importante a nivel nacional, funcionando desde su inauguración en el año 1999.

Su actual presidente, Santiago Canete asegura que los apicultores que componen la cooperativa Reina Kilama son profesionales que se dedican exclusivamente a esta actividad y trashumantes, principal motivo por el que se enfrentan a una mayor incertidumbre de subsistencia provocada por el incremento de los costes de producción respecto a la escasez en la obtención del producto obtenido.

“La apicultura ahora mismo está abocada a un futuro lleno de incertidumbre, pese a la incorporación de los jóvenes. Está costando mucho trabajo salir adelante porque no compensan los ingresos ni el trabajo con el elevadísimo coste de producción.

El precio de la miel no sube, se mantiene igual que en años pasados cuando cada vez es más complicado cubrir los costes”, asegura Canete.

El balance de 2021 que se hace desde Reina Kilama se califica de “desastre”, reconociendo que “en polen hacía años que no teníamos tan poca producción, muchísimo menos del 50%, al igual que con la miel, con una reducción de más del 30-35%”. Una situación que de momento no se presenta mejorable, ya que, aunque todavía se desconocen los precios de este 2022, el presidente de la cooperativa prevé que se mantengan en los tres euros, igual que el año pasado.

MIEL ENCINA CON PALO MADERA (1)
MIEL ENCINA. Foto Reina Kilama
La escasa productividad de la miel se achaca a un llamativo culpable presente desde hace muchos años entre nosotros: el cambio climático. “Estamos produciendo un año poco y otro menos. Este año la primavera venía regular, pero después ha venido una sequía tremenda con unos calores que han dejado todo abrasado, la jara, el tomillo etc., y la colmena no ha hecho nada. De polen no se ha hecho la producción que se esperaba y de miel de momento no tenemos ni un bidón, todo eso es culpa del cambio climático”, sentencia Canete.

Los cambios tan abruptos en las estaciones del año descontrolan a la colmena aumentando la mortandad de la abeja: “Muchas veces está criando la abeja en el mes de diciembre y enero cuando no tenía que criar, y otras veces todo lo contrario”. Al mismo tiempo se suman otros factores problemáticos como la aparición de la Varroa, “un ácaro que venimos sufriendo desde hace años y que lamentablemente no salen productos para el tratamiento, por lo que ya se ha hecho inmune y cada vez nos cuesta más mantener con vida a la colmena”, reconoce el presidente de Reina Kilama.

Apicultura. Foto Reina Kilama
Apicultura. Foto Reina Kilama
Pese a los peligros que acechan a estos insectos polinizadores, con una mortandad elevada de entre un 30 o 40%, los apicultores luchan contra viento y marea para su protección intensificando los gastos de la alimentación: “Antes se alimentaba únicamente en el invierno a las abejas si les hacían falta reservas de mantenimiento y ahora es prácticamente un continuo de alimentación todo el año, con alimentos ya preparados e incluso con proteínas y vitaminas que no tiene el campo para que se haga más la abeja y se pueda reproducir”.

Importante para su subsistencia es también la unión del sector, y en ese sentido Reina Kilama cuenta con 152 socios, donde 44 son mujeres y 25 jóvenes menores de 40 años. En este sector el papel de la mujer es vital, ya que como afirma Santiago Canete “el sector apícola se trabaja en el ámbito de la familia, por lo que la mujer está dada de alta” y detalla que en muchas ocasiones “trabajan tanto o más que el hombre”. Asimismo, para destacar la presencia femenina en la apicultura confiesa que en el Consejo Rector de Kilama de 9 socios, 4 son mujeres.

Finalmente, de vital importancia es hacer hincapié en que en Salamanca se asientan la mayor parte de las explotaciones apícolas de Castilla y León. Siendo esta una provincia propicia para la cría de abeja y la producción de la miel, gracias a la dehesa repleta de encina, roble y tomillo recolectada a finales de agosto o septiembre: “Somos los principales productores de miel de encina y de roble, con una climatología apropiada para la obtención de miel de mela y de cantueso, una miel de lavanda muy fina que se extrae mayoritariamente en Salamanca”.

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