Alerta sobre el peligro de las zambullidas: “No debemos tirarnos de cabeza si la profundidad es inferior a 1,50-1,80 metros”

El neurólogo, Álvaro Otero Rodríguez, asegura que el servicio de Neurocirugía de Salamanca suele ingresar cada año a uno o dos pacientes con lesiones medulares cervicales como consecuencia de lanzarse al agua de manera incorrecta

Jefe de neurocirugía del CAUSA, Álvaro Otero Rodriguez
Jefe de neurocirugía del CAUSA, Álvaro Otero Rodriguez

Son muchos los que en estos días de intenso calor se lanzan a diario a piscinas o pantanos en busca de alivio, olvidando, muchas veces, el riesgo que implica una mala caída. Los expertos ya han advertido en los últimos días sobre el peligro de las zambullidas imprudentes durante los meses del verano, ya que estas pueden provocar lesiones medulares graves. Álvaro Otero Rodríguez, jefe de neurocirugía del Complejo Asistencial de Salamanca, nos resuelve dudas sobre el tema. 

- ¿Cuántas personas suelen ingresar con lesiones medulares por zambullidas imprudentes en Salamanca?

El servicio de Neurocirugía de Salamanca suele ingresar cada año a uno o dos pacientes con lesiones medulares cervicales como consecuencia de una zambullida. Afortunadamente, no es una incidencia elevada, teniendo en cuenta que la cobertura poblacional de nuestro servicio es de más de 600.000 habitantes (mayor en verano por las vacaciones), ya que atendemos a pacientes de Ávila, Salamanca y Zamora. Probablemente, esto se deba al hecho de que una elevada proporción de ríos y embalses no son zonas aptas para el baño según las recomendaciones de Sanidad Ambiental.

- ¿Quiénes suelen ser las personas afectadas?

Los pacientes que suelen sufrir este tipo de lesiones suelen ser adolescentes o personas jóvenes, aproximadamente entre los 15 y 40 años de edad. Suelen producirse al tirarse de cabeza en piscinas particulares poco profundas y sin socorrista. Como comenté antes, es excepcional que procedan de ríos o embalses. En Servicios de Neurocirugía de zonas costeras, los accidentes suelen producirse en playas y acantilados.

- ¿Cómo detectáis en el Hospital de Salamanca este tipo de lesiones?

El paciente es trasladado al Servicio de Urgencias. Lo habitual es que esté plenamente consciente y no mueva o tenga dificultad en movilizar las cuatro extremidades junto con pérdida de sensibilidad desde la región cervical. También pueden presentar problemas para respirar porque se afecten los músculos respiratorios que obliga a conectar al paciente a un respirador y tendencia a tener una presión arterial baja y disminución de la frecuencia cardiaca (bradicardia).

"Desde el Servicio de Neurocirugía enviamos a los pacientes al Centro Nacional de Parapléjicos de Toledo"

- ¿Cómo se tratan estas lesiones?

Una vez diagnosticado el problema con pruebas de imagen (scanner y resonancia), el paciente se traslada a la Unidad de Cuidados Intensivos para control y tratamiento de los problemas cardiacos y respiratorios. Muy probablemente será necesaria una intervención quirúrgica para descomprimir la médula espinal y fijar la columna cervical con tornillos. Antes de la cirugía, el paciente puede necesitar una tracción desde la cabeza durante unos días para alinear las vértebras. Una vez que el paciente se está estabilizado, el paciente se traslada a la unidad de Neurocirugía. En el manejo es primordial el trabajo en equipo de múltiples profesionales: intensivistas, neurocirujanos, rehabilitadores, fisioterapeutas, enfermeras, auxiliares, celadores…

- ¿Cómo suelen acabar?

El grado de recuperación es muy variable, pero lo normal es que pueda quedar una pérdida de fuerza en las cuatro extremidades, junto con pérdida de sensibilidad y de control de esfínteres. En casos extremos, los pacientes pueden ser dependientes de un respirador para el resto de su vida. Como se puede deducir, habitualmente los pacientes son totalmente dependientes para las necesidades básicas.

Desde el Servicio de Neurocirugía enviamos a los pacientes al Centro Nacional de Parapléjicos de Toledo, donde un equipo multidisciplinar se encarga de tratar de recuperar y educar a estos pacientes durante varios meses.

- ¿Cree que es consciente la problación del peligro que suponen las zambullidas?

Creo que sería muy adecuada por parte del SACYL una labor de concienciación desde el inicio de la época estival, con carteles informativos y utilizando tanto los colegios como los medios de comunicación para que el mensaje llegue a toda la población. Estas lesiones cambian radicalmente la vida de las personas que las sufren y la de sus familiares, siendo perfectamente prevenibles. En medicina siempre se dice que es mejor prevenir que curar.

- ¿Qué otro tipo de lesiones pueden producirse por lanzarse incorrectamente al agua?

Pueden producirse lesiones y hematomas cerebrales si la cabeza se golpea con el fondo o con los bordillos de las piscinas. Asimismo, fracturas y luxaciones en los brazos y piernas. Por último, no debemos olvidarnos de que el zambullirnos de pie o sentados en sitios poco profundos puede ocasionar lesiones en la columna dorsal y lumbar. No es infrecuente también que tengamos pacientes generalmente a partir de los 60 años trasladados desde sitios costeros con lesiones cervicales que han sufrido un vuelco con las olas en una playa (“la lavadora”).

"Al tirarse una persona de cabeza, debe hacerlo de manera tangencial respecto a la superficie del agua y no de forma perpendicular"

- En caso de accidente por lanzarse de forma incorrecta a piscinas, pantanos, etc., ¿cómo se debe actuar?

Lo primero sería sacar a la persona afectada del agua, ya que al no moverse se podría ahogar. Se debe movilizar lo menos posible y sostener el cuello, manteniéndolo alineado con el cuerpo para evitar que la médula cervical se pueda lesionar aún más. En todo momento comprobar que el paciente respira y que su corazón está latiendo. Y avisar a los servicios de emergencias rápidamente. En todas estas maniobras es importante la colaboración de varias personas.

- ¿Qué recomendaciones daría con el fin de evitar accidentes que puedan acabar en lesiones graves?

Mi abuelo siempre me decía: “Al agua no se le debe tener miedo, pero sí respeto”. Y tenía toda la razón, porque no estamos en nuestro medio natural y debemos tomar todas las precauciones posibles.

Antes de tirarse al agua, lo más importante es comprobar la profundidad. No debemos tirarnos de cabeza si esta es inferior a 1,50-1,80 metros como mínimo. En las piscinas municipales la profundidad viene señalada en carteles y en los bordillos, pero en una particular o en muchas comunitarias habitualmente no lo está.

En el caso de ríos, embalses o playas, debemos tener más precauciones aún, porque la profundidad puede variar con las mareas o por las condiciones climáticas, como por ejemplo la sequía que venimos padeciendo este verano. Además, debemos tener en cuenta que debido a que el agua está turbia, el fondo puede no verse o puede ocultarse una roca con la que podamos golpearnos.

Al tirarse una persona de cabeza, debe hacerlo de manera tangencial respecto a la superficie del agua y no, de forma perpendicular. Además, debe poner los brazos hacia adelante.

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