El juez Baltasar Garzón formó parte del acto cívico por la Retirada del medallón de Franco de la Plaza Mayor de Salamanca. El antiguo magistrado explicó que esta iniciativa ciudadana llega después de una sentencia y acuerdo del pleno del Ayuntamiento y cuyo cumplimiento “se está dilatando más de lo que debería”.
El juez explicó que gracias a la Ley de Memoria Histórica de retirada de símbolos que recuerden o identifiquen a la dictadura franquista es necesario retirar el medallón de Franco, ya que “no hace falta argumentar demasiado que es uno de esos símbolos que identifican una época que no fue buena para España y que produjo más de 114000 desaparecidos”, algo que también es necesario recordar para el juez, tanto como para recuperar la memoria como para que las familias se sientan protegidas. Estos dos motivos fueron las ideas centrales del acto y por lo que él estuvo aquí, como aseguró.
Su aportación, como él mismo definió, ha consistido en acompañar y hacer la reflexión necesaria para que se cumpla la Ley de Memoria Histórica y desaparezcan las dificultades que se están viendo con demasiada frecuencia “más nivel nacional pero también a nivel local”.
Baltasar Garzón también afirmó que el Gobierno de España, en manos del Partido Popular, tiene “una fijación negativa en el cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica” ya que desde diciembre de 2007, cuando se aprobó la ley, ha pasado tiempo suficiente para que se hubiese cumplido esa normativa y no tuviese que realizarse un acto como el de hoy, que también ha servido “para excitar el celo del ayuntamiento que todavía no ha retirado el medallón”, ya que esa retirada está decidida tanto judicialmente como por el Ayuntamiento pero, como aseveró Garzón, “la mayoría del Ayuntamiento no quiere acabar de cumplirla”, lo que para el juez “no tiene sentido”.
El acto, que se celebró este domingo 28 desde las 12:00 horas en la Plaza Mayor, y congregó a más de 500 personas, duró poco más de una hora, y fue conducido por el cómico salmantino Héctor de Miguel ‘Quequé’ que, reconoció que para él fue un honor conducir este acto aunque lo hubiese sido aún mayor si el acto “hubiese sido más festivo y no estuviese allí el medallón”. Así, el cómico explicó que “lo que pretendía ser un acto festivo se ha convertido en algo reivindicativo”, ya que el medallón “ofende a mucha gente”, motivo por el que están aquí, para “pedir tranquilamente que desaparezca un símbolo que es un vestigio de un régimen autoritario y dictatorial”.
Quequé también afirmó que, cuando recibió la llamada para conducir la jornada, notó “cierta responsabilidad, ya que puede haber gente que no esté de acuerdo con esto”, lo que para el salmantino es incomprensible, pero aun así se sintió muy honrado de que le llamasen a él.
El acto, reconocimiento a las víctimas del franquismo
Este acto cívico por la retirada del medallón de Franco nació por tres motivaciones. La primera fue que la “retirada no puede ser hecha por unos operarios municipales sin mayor trascendencia” y que “merecía una convocatoria amplia” para que los vecinos de Salamanca expresasen su júbilo, como explicó Luis Castro, miembro de la Comisión ciudadana por la retirada del medallón.
La segunda causa de este evento es para que sirviese como “acto de reconocimiento a las personas y a las entidades que a lo largo de bastantes años” han exigido la retirada del medallón y la limpieza de la toponimia franquista en todos los pueblos y lugares de la provincia, como recordó Luis Castro, que también agradeció a Ganemos su labor de apoyo.
Por último, el miembro de la comisión también esgrimió la tercera motivación, que no es otra que un recuerdo emocional a las víctimas de la Guerra Civil y de la dictadura franquista, “especialmente a los 12 vecinos y vecinas de Salamanca que murieron como consecuencia del episodio de ‘El tiro en la Plaza’ del 19 de julio de 1936”, así como recuerdo al último alcalde republicano. El acto también sirvió como exigencia de la retirada de ese medallón “que no debe de estar ahí ni un minuto más”.
La jornada comenzó con una breve introducción de Quequé, tras la que dos salmantinos, familiares de víctimas del franquismo, tomaron la palabra. Estos fueron Ángel Iglesias Ovejero y Matilde Garzón Ruipérez, ambos de avanzada edad.
El primero es vecino de Robleda, pueblo cercano a Ciudad Rodrigo, catedrático emérito de la Universidad de Orleans (Francia), autor del libro ‘La represión franquista en el suroeste en la provincia de Salamanca’. Su familia se vio muy afectada en la Guerra Civil, sobre todo por la parte materna.
Matilde Garzón Ruipérez tiene una vinculación familiar conocida, tanto por parte paterna como materna, cuya familia está relacionada con la fundación ‘Germán Sánchez Ruipérez’ y que también sufrió la persecución y la represión franquista. Además, es autora del libro ‘Memoria y esperanza’.
Posteriormente fue Néstor Prieto Amador, coordinador del Colectivo Estudiantil Salmantino, quien dio una visión de futuro sobre los valores de la democracia. Seguidamente se leyó el manifiesto elaborado con motivo de este acto y que hizo referencia a toda la historia de la presencia del medallón y del “largo proceso tortuoso” para que el medallón sea retirado.
Tras ello, Virginia Carrera y Gabriel Risco, concejales de la agrupación política Ganemos, iniciaron una parte más institucional que continuó el juez Garzón.
Por último, el acto se cerró con su parte festiva, gracias a la actuación del grupo ‘Entavía’ y un cuarteto de cuerda, lo que sirvió como colofón festivo a este acto.
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