Cuando Unionistas juega del lado de su afición, con corazón y sin complejos, es un ‘grande’. Los blanquinegros remontaron ante el Deportivo de la Coruña por 2-1 en el Reina Sofía con goles de Losada y Santos. Pocas leyes más habituales en el fútbol que la del ‘ex’. Y paso de gigante hacia la permanencia.
La gran previa en los aledaños del terreno de juego se trasladó a las gradas del Reina Sofía. Las dos aficiones intercambiaban cánticos en los minutos previos al duelo.
Unionistas comenzó con Salva bajo palos; Fran, Rojo, Pedraza y Leal en la zaga; Óscar Sanz, Nespral, Chapela y Juampa en la medular; y De la Nava y Losada en ataque.
Fue el Deportivo mejor en el tramo inicial. Los gallegos aprovecharon un error en la salida de balón de Pedraza para que Lebedenko recuperase, Lucas Pérez centrase y Mario Soriano mandase el rechace a la red. Alegría visitante; lamento charro.
Pero Pedraza se iba a resarcir minutos después. Balón largo sobre Losada, que la baja con el pecho y suelta un cañonazo a la escuadra de Mackay. Imparable. Y las tornas se cambiaban: alegría salmantina; lamento gallego.
Poco más en la primera mitad. El juego se espesó. Apenas hubo más ocasiones. Lo peor para los charros, que Óscar Sanz y Nespral, sus dos mediocentros, vieron la tarjeta amarilla.
Y cuidar esos pequeños detalles, es clave en los partidos. Olabe, a los siete minutos de la reanudación, fue expulsado por doble amarilla tras una clara falta sobre Chapela y dejó al Deportivo con diez. En la falta, Juampa estuvo a punto de batir a Mackay que realizó una gran intervención.
Ponz no dudó y movió el equipo con la entrada de Mikel Carro y Santos. Y, como vio tan cerca la segunda amarilla a Óscar, rápido puso a Unai Veiga en el campo para no quedarse con diez. El Deportivo pedía un penalti en el área unionista pero el colegiado no detectaba acción punible.
Y Unionistas ganó por narices. Por las de Santos. Centro desde la derecha de Fran y el venezolano que remata con la nariz para poner el 2-1 y desatar la locura en la afición salmantina. Una afición incondicional, que siempre está con los suyos, que merecía este alegrón y que demostró su señorío gritando "el Dépor es de Primera" al final del encuentro.