Esta casa es una ruina: el Coruxo ‘baila’ al Salamanca CF UDS (0-3)

Los de María Hernández siguen hundidos en el penúltimo puesto de la clasificación

Salamanca CF UDS – Coruxo| Fotos: Andrea M
Salamanca CF UDS – Coruxo| Fotos: Andrea M

Un desastre. No hay otro calificativo para el Salamanca CF UDS. Ante los ojos de su mandamás, el mexicano Manuel Lovato, el equipo de María Hernández ofreció unas versión pobrísima ante un Coruxo bien colocado y que disfrutó de su 0-3 en el estadio Helmántico.

El once de María Hernández tenía una sorpresa en la portería: Salcedo era titular. Gustavo, Manu Moreno, Murua y Kristian formaban la defensa; Amaro, Diego Benito, Uche y Ribeiro jugaban en la medular; y Juancho y Bueno eran la dupla ofensiva.

El encuentro comenzó a ritmo lento. El que quiso poner el Coruxo. Los gallegos tocaban en campo propio, encontraban siempre al ‘tercer hombre’ y se mantenían cómodos con el balón. Siempre, esperando acelerar cuando la pelota llegase a Chiqui, Mateo, Ares o Youssef. El Salamanca CF UDS, por su parte, corría detrás del balón y apenas tenía protagonismo en los compases iniciales.

Pero, del minuto 15 al 30, el choque se revolucionó y los dos gozaron de ocasiones claras. Salcedo intervino ante Youssef, Mateo o Ares (con un pie salvador), mientras que el Salamanca CF UDS tuvo una ocasión muy clara de Juancho en el mano a mano, otra de Bueno con un disparo desde la frontal y un lanzamiento de Iban Ribeiro.

Sin embargo, el Coruxo se fue en ventaja al vestuario. Córner que llega al segundo palo, Chiqui controla y pone un pase de gol a la cabeza de Crespo, que solo tuvo que acompañar para hacer el 0-1. Y pudo ser peor, puesto que en el minuto 41, Youssef mandaba una pelota al palo.

Tras el asueto, llegó la pesadilla total. A los cuatro minutos de la reanudación, el Coruxo se mueve en campo propio como en el salón de su casa y Mateo, a placer, hace el 0-2.

El Salamanca intentó levantarse con un penalti a Juancho que no pitó el colegiado, pero acto seguido llegó el 0-3 de Youssef. Gritos de “Lovato, vete ya”. Pero la imagen era el reflejo de toda la temporada: un equipo pusilánime, desordenado y sin alma. Así se fueron consumiendo los minutos hasta el pitido final en mitad de un velatorio entre campo y grada.

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