Edgar Ponce es la mano derecha de Dani Llácer en Unionistas. El segundo entrenador es el encargado del desarrollo individual de los futbolistas y pone en valor la buena aceptación de los jugadores para dicha mejora.
¿Cómo está viviendo Edgar Ponce sus primeros meses en Unionistas? “Son meses muy emocionantes. Estoy viviendo experiencias nuevas y fuera de casa. En las primeras semanas me costaba más adaptarme al estar solo, pero a nivel de exigencia siempre he sido muy perfeccionista. Aquí todo es más visible. Llácer y yo vamos al detalle en todo y ser lo más perfeccionistas siempre”.
Es su primera experiencia profesional, ¿siente presión? “No. Cuando confías en uno mismo, no tienes presión. Sí tuvo contextos muy profesionales en el Levante. Es normal que los seguidores, cuando no ganan, se pongan nerviosos en redes sociales. A nosotros nos gustaría ganar siempre”.
Llácer se da 24 horas de luto tras una derrota. ¿Y usted? “Es algo muy parecido. Siempre esas doce o veinticuatro horas postpartido son muy duras. Y si hay victoria, son de disfrute total. Esto no para, es continuo. Cuando juegas fuera y vuelves en autobús, intentas desconectar un poco. Una vez nos suben el partido, nos ponemos a verlo”.
¿Cuántas horas trabaja Dani Llácer para mejorar a Unionistas? “Te diría que todas las horas que tiene el día. Es infinito. Es una persona muy trabajadora”.
¿Qué funciones tiene como segundo entrenador? “Soy la mano derecha de Llácer. A nivel de plan de partido. lo hacemos entre Llácer, el analista y yo. Y lo que más trabajo es el desarrollo personal del futbolista. Un día o dos antes de partidos, me reúno con los futbolistas para tratar los detalles micro. Y luego en las acciones a balón parado, también. En el proceso de entrenamiento, hago muchas tareas con Dani”.
El trabajo ‘micro’ se ha puesto de moda en los últimos años y es clave para influir desde lo individual al grupo. “En fútbol profesional se ve que los equipos se emparejan en pares y ser mejor que tu par, te acerca a ganar. Trabajo también muchas dinámicas sectoriales con medios o defensas para hablar qué hacemos con o sin balón. También hay que escuchar al futbolista, para saber cómo están a gusto y así ser clave para poner los máximos recursos posibles”.
¿Quiénes son los que mejor acogen este tipo de correcciones y trabajo ‘invisible’? “Es un grupo que, por la gestión y el trabajo de la dirección deportiva, está muy abierto al aprendizaje. A todos les gusta el tema del vídeo individual y les ayuda. No hay ningún jugador que no lo acepte. Si crece el equipo a nivel invidual, lo hace el colectivo”.
Uno no puede comunicarse con todos los jugadores por igual. “Al final, los que son más mayores han vivido más experiencia en la categoría y escucharles para ver cómo se sienten o cómo resuelven las situaciones, te ayuda mucho. Los jóvenes y los mayores están muy abiertos y me lo ponen muy fácil”.
¿Cómo es ese trabajo en la sombra para mejorar a los futbolistas en el plano individual? “Hay jugadores con los que me reúno todas las semanas, otros cada dos o tres. Lo que hago es analizar el vídeo de inicio a fin, evito coger los cortes de Wyscout, para ir cortando yo todas las acciones micro para enseñarle cosas a reforzar o algún aspecto de mejora. También nos apoyamos en lo cuantitivo a nivel estadístico para mostrar pérdidas, pases adelante o hacia atrás, ver en qué parte del campo se juega...”.
¿Qué retos se pone por delante el propio Edgar Ponce? “A corto plazo, mi objetivo es hacerlo lo mejor posible este año con Unionistas. Estoy encantado y creo que podemos hacer cosas muy chulas. Siempre es bueno soñar en grande, siendo siempre muy trabajador y no me pongo techo”.