Muchos sueñan con dedicarse profesionalmente al fútbol, pero muy pocos lo consiguen. Alejandro Estévez Iglesias es uno de los afortunados que pueden decir que viven del deporte rey en España. Se convirtió en árbitro asistente de Primera División con tan solo 24 años, siendo el único salmantino del colectivo arbitral en la máxima categoría, y hoy, a sus 26 años, sueña con superarse a sí mismo y dar el salto a competiciones internacionales. En Salamanca24horas hemos hablado con él de su experiencia, así como de los entresijos de su profesión.
- ¿Cómo fueron tus inicios?, ¿te veías dedicándote al arbitraje de forma profesional?
- Yo jugaba al fútbol en Puente Ladrillo y ese año iban a disolver el club porque no había quien llevara la gestión. Pensé en si seguir jugando o qué hacer para seguir vinculado al fútbol, como meterme a entrenador, y un amigo mío de aquella época me comentó que me metiera a árbitro, que estaba bien y sacabas algún dinero. Decidí probar y aquí estamos. Al final, como le pasa a todo el mundo que se dedica al fútbol, mi máxima es poder decir que vivo por y para este deporte.
- Con tan solo 24 años te convertiste en asistente de Primera División, ¿cuáles son las claves para lograr un ascenso tan rápido y exitoso?
- Con 22 años subí a Segunda División y con 24, a Primera. Al final, el éxito va acompañado del factor suerte, que en este mundo es súper importante. Tú estás en la estación y hay veces que pasa un tren. Para cogerlo, debes tener la maleta hecha, estar bien vestido, ser puntual… que no falte ningún detalle. Por el contrario... a veces solo pasa una vez en la vida. Entonces, hay que estar preparado físicamente, psicológicamente, técnicamente y estar en el momento y en el lugar. Solo así tienes opción de conseguir el éxito. Este mundo está ya muy profesionalizado, más de lo que la gente se cree, y todo el colectivo tiene un nivel de preparación muy alto.

- Solo te queda dar el salto a las competiciones internacionales, ¿te gustaría?
- Sí, porque sería llegar a la cúspide de la pirámide y ya no solamente por eso, sino también por vivir la emoción de estar ahí, de vivir un partido internacional con todo lo que eso conlleva, que al final es una experiencia increíble y algo a lo que muy pocos privilegiados pueden llegar. Cuando vas por ahí con otros compañeros que sí ostentan la categoría de árbitros internacionales, te cuentan las experiencias, cómo es todo… y hace que te pique más el gusanillo de querer participar en este tipo de competiciones.
- ¿Tienes algún asistente de referencia?
- Al principio, cuando eres un niño y entras en el colegio de árbitros, te fijas en los que están en la mayor categoría. Por ejemplo, aquí en Salamanca, el que mayor categoría tenía cuando yo empecé era Santos, que fue un asistente salmantino que estuvo en Primera División. Al final, te gustaría llegar donde él y poder vivir lo mismo. Entonces, era un poco mi referencia cuando empecé y ahora mismo, al estar en Primera División, es aquel que está en la categoría de árbitro asistente internacional por ser una persona muy cualificada y profesional.
- ¿Cómo es vuestra preparación?
- Nosotros entrenamos prácticamente todos los días de la semana: a veces seis y otras, siete. Tenemos un preparador físico de la Federación Española de Fútbol y en mi caso también recurro a Arturo Martín, un preparador físico de Salamanca muy cualificado que te hace estar a tono físicamente. Luego, tenemos diversas plataformas en las que entrenamos y preparamos las diversas jugadas y las decisiones que hay que tomar. Además, todas las semanas nos reunimos el colectivo y vemos las jugadas de la semana anterior, las debatimos y estudiamos y llegamos a una conclusión firme de cuál sería la mejor resolución. También tenemos controles técnicos. Tú tienes que estar preparado y haber estudiado el reglamento. Esa es un poco nuestra preparación, pero hay más cosas. Yo, por ejemplo, voy a un fisioterapeuta, a Carlos Arias, todas las semanas para prevenir lesiones y estar a tono física y psicológicamente, porque muchas veces las lesiones son psicológicas.
- ¿En qué consiste vuestra labor más allá de la que vemos durante los partidos?
- Aparte de lo que la gente ve en los campos de fútbol, nosotros visionamos los últimos partidos de los equipos que vamos a dirigir ese fin de semana. Observamos todas las posibles jugadas que se dan y todo lo que sucede. También entrenamos, nos preparamos y muchas veces ayudamos a los árbitros más jóvenes que están empezando su formación. Es un poco en lo que consiste nuestra labor, en estar constantemente preparados y rendir al cien por cien, pero para eso hay que hacer un estudio exhaustivo de los equipos, saber cómo juegan, cómo son sus jugadas ensayadas y qué es lo que nos vamos a encontrar al día siguiente, cuando vayamos a dirigir el partido.
"Donde de verdad hacen daño las faltas de respeto e insultos es en el fútbol base"
- ¿Qué sientes cuando visionas de nuevo el partido y te das cuenta de que has podido cometer un error?
- Nosotros estamos obligados a ver todos nuestros partidos, aunque vemos también los de nuestros compañeros. Antes de 48 horas, mandamos una autoevaluación de cómo consideramos que hemos desempeñado nuestra labor en el campo. Para ello, tienes que visionar todas las jugadas que has tenido en el partido y considerar si has errado o no. Evidentemente, a nadie le gusta fallar y no es bonito equivocarse, pero sabemos que el mundo no es perfecto, no se puede pedir que los árbitros lo sean. Nosotros también convivimos con el error, ojalá fuéramos perfectos y acertáramos en todas las decisiones que tomamos en el campo, pero yo creo que cualquier persona con dos dedos de frente sabe que es imposible que una persona, por muy buena que sea, acierte el cien por cien de las que cosas que suceden en un partido. Además, en un partido de élite se dan muchas jugadas diferentes.
- ¿Cómo llevas las faltas de respeto e insultos a los colegiados y asistentes por parte de algunos aficionados?
- La verdad es que en Primera y Segunda División hay faltas de respeto, pero tú no te enteras de ninguna, no las escuchas y estás centrado en tu labor. Donde de verdad hacen daño es en el fútbol base. La gente muchas veces no es consciente del daño que pueden hacer en los chicos que están empezando a arbitrar. A lo mejor son muy válidos, pero por culpa de este trato que le dan los padres, que suelen ser los causantes de estas situaciones, no se dan cuenta. Es muy perjudicial para los árbitros y también para los jugadores, que muchas veces son los hijos de los susodichos que se están encargando de insultar, porque son los que están conviviendo con esa situación en la que está habiendo muchas faltas de respeto e imagino que ellos lo ven como algo normal y no debería de ser así.
- ¿Intimida el ambiente de algunos estadios?
- No es que te intimide, después de tantas horas de vuelo en este mundo no te impresiona nada. Te impacta o sorprende un poco, igual que si estuvieras en la grada, cómo vive la gente el fútbol. Al final, cuando saltas al terreno de juego y ves como los aficionados animan a su equipo de una manera muy fuerte, pues es un poco impactante, pero no te condiciona a la hora de desarrollar tu labor.
"Me alegro muchísimo de ver cómo cada día hay más compañeras arbitrando, son igual de válidas que los hombres"
- ¿Cuál es tu mejor recuerdo como asistente?
- Tengo muy buenos recuerdos como árbitro asistente, no podría destacar uno por encima del resto, pero todos los partidos en los que se debuta en una categoría son muy gratificantes, al igual que los playoffs de ascenso o similares.
- ¿Y el peor?
- No lo recuerdo, mi mente lo habrá eliminado, pero imagino que estará relacionado con alguna de las faltas de respeto que hemos mencionado anteriormente o con alguna lesión.
- ¿Sigues a los equipos de fútbol salmantinos?
- Si, me gusta estar al día de los equipos de mi ciudad, al igual que de todo el fútbol en general.
- Cada vez es más común la presencia de mujeres árbitras en los campos de juego, ¿qué opinas del trabajo de tus homólogas femeninas?
- Hay chicas muy válidas para desempeñar la labor, exactamente igual que los hombres, por lo que me alegro muchísimo de ver cómo cada día hay más compañeras.
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