“Salamanca, tierra mía, de arte y sabiduría. Eres joya sin igual”. Nadie ha cantado a la capital del Tormes ni ha llevado su nombre tan lejos como lo ha hecho su artista más ilustre, Rafael Farina, de cuyo nacimiento se cumplen cien años este domingo. Y es que el considerado como rey del fandango vino al mundo un 2 de julio de 1923 en un pesebre en Martinamor, donde su madre se puso de parto cuando se dirigía junto a su padre, tratante, a la feria de Alba de Tormes. El pequeño pronto dio muestras de un gran talento (con seis años ya cantaba en los bares del Barrio Chino de la ciudad charra) que sería reconocido tanto nacional como internacionalmente.
Duende e instrumento fueron los dos elementos que convirtieron a Rafael Farina en el ilustre artista que sigue siendo recordado a día de hoy. También su capacidad para transmitir emociones sobre el escenario. “Todo aquel que no se pone triste cantando es que no siente nada en absoluto”, reconocía el salmantino en el programa musical dedicado a la copla ‘Cantares’. En él también admitió que su gran oportunidad llegó en 1949, cuando participó en un homenaje a Juanito Mojama en el Cine Alcalá de Madrid. “Interpreté un fandango, me hizo popular y me contrató Antonio Márquez para ir con Concha Piquer, la mejor tonadillera que ha habido. Tenía una personalidad arrolladora”, añadía en la entrevista realizada por el crítico musical Lauren Postigo.
El formar parte de la compañía de Concha Piquer le catapultó a la esfera internacional, ya que a la gira española le siguió la americana y su incursión en el mundo del cine junto a Imperio Argentina en ‘Café cantante’ (1951). Continuó demostrando sus dotes interpretativas y vocales en otras cinco películas, como ‘Aventura para dos’, con la recientemente fallecida Carmen Sevilla, ‘Café de chinitas’ y ‘Puente de coplas’. En estas dos últimas coincidió con Antonio Molina, otro de los grandes cantantes de copla y flamenco de la época.
Su popularidad fue en aumento. En 1956 estrenó su propio espectáculo, ‘El cante ya tiene rey’, y en 1968 trabajó con Lola Flores en Arte Español. Teatros nacionales, plazas de toros, auditorios varios… decenas de personas se aglutinaban en dichos espacios para ver en directo al cantaor y escuchar algunos de sus temas más emblemáticos: de ‘Mi Salamanca’ a ‘Vino amargo’, pasando por ‘Las Campanas de Linares’, ‘Un fandango informativo’ y ‘Mi perro amigo’. Su éxito se extendió igualmente a ciudades europeas como Colonia, Düsseldorf y París, donde actuó en la Sala Wagran en 1963.
Rafael Farina falleció en noviembre de 1995 a la edad de 72 a causa de un infarto de miocardio tras cultivar una trayectoria profesional envidiable; crear un palo, la copla flamenca; e incluso gestar una familia de artistas: su sobrino es el cantaor Diego el Cigala y su nieta, la cantante de boleros y baladas Tamara. Sus restos descansan en el cementerio San Carlos Borromeo de Salamanca, donde acuden cada año decenas de personas para depositar flores en su sepultura, dedicarle una oración y honrar su memoria.
Un año después de su muerte, en 1996, la capital del Tormes le dedicó una estatua en la calle Sierpes, en el Barrio Chino, donde estaba la casa de su niñez. Es obra del escultor Agustín Casillas y muestra al cantaor como si estuviera cantando, con un brazo en alto y ataviado con la capa típica de la ciudad y un sombrero. Y, aunque Rafael Farina defendía que "todo lo que te pongan tiene que ser en vida, porque muerto para que lo quieres", seguro que agradecería enormemente este gesto de su querida Salamanca.
Gran homenaje en Martinamor
Martinamor no ha dudado en rendir un gran homenaje a su paisano más universal con motivo del centenario de su nacimiento. Y es que este sábado, 1 de julio, se han celebrado diversas actividades en honor de Rafael Farina, como el descubrimiento de tres placas en recuerdo permanente al célebre cantante en lugares que fueron emblemáticos para él, una lectura teatralizada, la representación del montaje ‘Charros y gitanos’ y la actuación de Bornalero de España, ganador de una edición del programa ‘Lluvia de estrellas’ con su fiel imitación del cantante salmantino, con Miguel Ángel Serrano ‘Nano’ a la guitarra, que tuvo la suerte de tocar una noche con el homenajeado en una sala de fiestas. “Le acompañé en un fandango y fue una gran satisfacción. Tenía una voz insuperable”, ha reconocido recientemente.
Este homenaje se suma a otros que le dedicó el municipio en vida, como el nombramiento de una calle en su honor en el año 1968. Farina gustaba de ir al pueblo que le vio nacer. "Allí me adoran. Cuando voy tengo que ir casa por casa a saludar a la gente humilde", afirmó el artista en 'Cantares', que devolvió el cariño que siempre recibió de sus paisanos con una canción: "Martinamor es mi pueblo. De veras que no te olvío. Te llevo en el corazón y siempre sueño contigo".
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