Con aforo completo, la charla comenzó a las 19:00 horas y contó con la presentación del vicerrector de Política Académica y Participación Social de la Universidad de Salamanca Enrique Cabero; y con la participación del catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Salamanca, Mariano Esteban de Vega, que fue realizando preguntas a los Rabaté para guiar el acto.
En las últimas semanas, el objeto de estudio al que le han dedicado toda una vida los Rabaté, por azares de la vida y una película taquillera de por medio, se ha convertido en un elemento "cargado de mediática actualidad", tal y como indicó Esteban de Vega. Y claro, la opinión del matrimonio francés sobre Unamuno resulta ser una de las más capacitadas, porque está basada en el estudio de su historia, de las cartas, de las obras literarias y de sus artículos en la prensa. La biografía que han presentado, centrada esta vez más en su vida política, resulta completísima, porque cuenta con los resultados de las investigaciones que en la última década han realizado tanto ellos como otros investigadores sobre el escritor y filósofo vasco.
En su primera intervención, Jean-Claude Rabaté agradeció la concurrida presencia en la sala, contó su primera vez en Salamanca en 1969 con su por entonces novia Colette, y su aprendizaje a través de conferencias de Buero Vallejo o Alfonso Sastre, y películas de Basilio Martín Patino. Los Rabaté tuvieron palabras de agradecimiento para la figura del médico y profesor Luis Santos (1923-2008) y su familia; y dedicaron la conferencia al catedrático recientemente fallecido Eugenio García Zarza.
Entrando en materia, Colette Rabaté señaló que el libro es una biografía actualizada de la que publicaron y presentaron en diciembre de 2009 en Salamanca (en un acto que fue el primero al que acudió el por entonces nuevo rector Daniel Hernández Ruipérez, presente este martes también en la conferencia, sentado junto a Pablo Unamuno, el nieto del Don Miguel). "La de 2009 era un tocho, pero la vida de Unamuno no se puede resumir en cien o doscientas páginas", señaló Colette. Por lo tanto, su objetivo ha sido "reducir la materia e incorporar los resultados de las investigaciones nuestros y de nuestros colegas".
Así, la biografía añade el viaje que Unamuno realizó en 1889 por Francia, Italia y Suiza; y posteriormente darle mucha importancia al periodo en el que el escritor regresó del exilio y fue instaurada la II República, hasta llegar a 1936, claro. Los Rabaté, dicen, han releído para ello los 700 artículos que Unamuno escribió entre 1930 y el 18 de julio del 36; con el fin de contextualizar la adhesión del rector eterno de la Universidad de Salamanca al Movimiento Nacional y "el lento proceso de desamor que vivió en la República".
Colette y Jean-Claude Rabaté defendieron este martes a Miguel de Unamuno de los que le consideran un personaje absolutamente contradictorio. "El que no se contradice no dice nada, decía él mismo", han asegurado, indicando que para el vasco la contradicción era una especie de juego para encontrar la verdad. Su verdad. "Existe gran coherencia en su vida", han explicado. Para ello, han demostrado que lo que Unamuno indicó aquel 12 de octubre de 1936 en el Paraninfo ya estaba en una conferencia que realizó en 1886 bajo el título El Derecho y la Fuerza, que también ha desmenuzado en un libro el catedrático de Filosofía Eugenio Luján Palma. "Vencer y convencer es una referencia global de la obra de Unamuno", han indicado los Rabaté, porque él consideraba que tenía la misión de convencer a los demás.
La II República y el 18 de julio de 1936
En el bloque temático que la conferencia ha dedicado a la relación de Unamuno con la II República, el catedrático Mariano Esteban de Vega ha señalado que Don Miguel tuvo una gran importancia en la proclamación de la misma. "Era como la encarnación misma de ella. De hecho, fue promovido por algunos para que se convirtiera en su primer presidente". En este sentido, los Rabaté han indicado que Unamuno era, a finales del siglo XIX, el guía espiritual de los jóvenes de la época, pero para 1931, después de haber estado seis años fuera de la península debido al destierro, "había perdido el contacto con la política del país".
"Cuando regresa se va a producir ese paulatino divorcio con los dirigentes republicanos, porque Unamuno era profundamente liberal e individualista y no era seguidor de ese sujeto colectivo que es o son las masas". Unamuno el individual contra lo gregario. "Para Unamuno, todo individuo debe tener la libertad de opinar por sí mismo y ser crítico".
Así pues, para julio de 1936, Unamuno vive un momento de adhesión con los rebeldes. Sin embargo, han insistido en que el Movimiento Nacional le tiene "como un rehén para justificar su actividad en los primeros compases de la Guerra". El matrimonio francés asegura que la propaganda del Bando Nacional tergiversa y modifica sus palabras, por lo que afirman, como expertos, que no se deben tener en cuenta las publicaciones posteriores al 18 de julio que recogen sus palabras, ya que estaban modificadas y censuradas. "Hasta el propio Unamuno comenta en una carta que está harto de que modifiquen lo que dice", han contado.
Colette también ha señalado que no han encontrado ninguna prueba de que Unamuno pagara 5.000 pesetas para ayudar al Bando Nacional en los primeros compases de la Guerra Civil; menos que fueran 15.000 pesetas, que era un dineral.
"Con el paso de los meses y al tomar conciencia de lo que está pasando, incluso con sus amigos, cambia su parecer" y esto se muestra en dos artículos que no llegó a publicar y que ya trató Colette Rabaté junto a su marido en su libro En el torbellino: Unamuno en la Guerra Civil. "En la ciudad de Salamanca, convertida en cuartel general de los insurrectos, Unamuno, efímero concejal y rector controvertido del bando nacional, espectador impotente de los desastres de la guerra y víctima de la propaganda, empieza pronto un doloroso "examen de conciencia" que cristaliza en su breve intervención del 12 de octubre de 1936 frente al general Millán Astray. Castigado y vigilado, en medio de un torbellino de violencia, el viejo catedrático vive entonces un doloroso y solitario exilio interior en su casa con una sola escapatoria: la escritura de El resentimiento trágico de la vida, de cartas y poemas hasta su fallecimiento el último día del año de 1936".
El incidente del Paraninfo que no fue un bronca de bar
Pero antes del deceso de Unamuno, llega su momento de expiación. "Se da cuenta de que se ha equivocado, conoce que el otrora Ejército del Sur de Queipo de Llano se ha convertido en La Columna de la Muerte" y toma la iniciativa en el Paraninfo. "Algunos investigadores y periodistas han dado altavoz a la versión de que fue una bronca de café, algo que no es posible. No es una bronca entre parroquianos de un bar, es un enfrentamiento entre dos ideologías al que no hay derecho a minimizarlo", contaron hace unos días los Rabaté en una entrevista con Europa Press.
En este caso, su conferencia ha seguido los mismos derroteros. "Astray se enfureció porque Unamuno le había mencionado al líder filipino José Rizal, contra el que el mutilado militar había combatido antes de fundar la Legión. Millán Astray arengó a los presentes como si se tratara de una reunión de requetés y sin darse cuenta de que aquel era el templo de la inteligencia. Unamuno le contestó. No fue una bronca de café porque ya por la tarde, en el Casino, le abuchearon y el 22 de octubre Franco le retiró el título de rector perpetuo".
Jean-Claude Rabaté ha asegurado que, posteriormente, Unamuno vivió secuestrado en su propia casa hasta su muerte; y que hasta su funeral y entierro fue secuestrado por los falangistas. "En la icónica última fotografía de su entierro aparece Miguel Fleta portando su féretro en primer término.
Y así ha concluyó en la tarde del martes la conferencia de un libro con el que los Rabaté han superado en ventas (al menos en el País Vasco, donde nació Unamuno) a Arturo Pérez Reverte. "Estoy muy contento porque nos vamos a comprar un piso en Salamanca o dos", señaló a este periodista el propio Jean-Claude.
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