María Luisa García Castañeda estudió la obra de numerosos pintores cuando cursaba Historia del Arte. Entre esos creadores que destacaron en el uso del pincel y de otras técnicas artísticas no figuraba el nombre del salmantino Zacarías González (1923-2003), al que acabaría descubriendo más en profundidad al ejercer de guía en la casa-museo del artista, uno de los más notables de la España contemporánea.
Al igual que le ocurría a María Luisa García, son muchos los salmantinos que desconocen la obra de su ilustre paisano, conformada por más de seiscientos cuadros y cerca de dos mil dibujos, algo que a la Casa-Museo de Zacarías González, ubicada en la calle Alarcón, le gustaría revertir por el centenario de su nacimiento: "Salamanca debería reinvindicar mucho más su figura y ponerla más en valor de lo que está".
Artista precoz con proyección mundial
Zacarías González comenzó a dibujar con tres años, edad a la que cogió por primera vez un lapicero para no soltarlo. El punto de inflexión más importante en su incursión artística se produjo diez años más tarde, cuando lo contrató un periódico local para hacer ilustraciones. Era 1936 y fue "una forma de que su familia también valorase lo que él estaba haciendo y a lo que se quería dedicar", mantiene la guía de la casa-museo.
El pintor fue indagando más en el mundo artístico y asimilando la influencia de Benjamín Palencia o de Picasso, pasando de inmortalizar bodegones a adentrarse en obras más personales y a entremezclar la figuración con la abstracción. Asimismo, obtuvo el título de maestro nacional y se convirtió en profesor de dibujo de la Escuela de Nobles y Bellas Artes de San Eloy (más tarde lo sería en la Escuela Normal de Magisterio de Salamanca), donde realizó su primera exposición. A esta les siguieron otras en la prestigiosa sala madrileña Clan, en ciudades de toda España (Valladolid, Valencia, Murcia...) e incluso en capitales internacionales (París, La Habana...).
Que Zacarías exhibiera parte de su obra en París, la capital del arte del siglo XX, demuestra la valía del salmantino. "No todo el mundo exponía en la capital de Francia, por lo que, de alguna forma, fue un referente, sobre todo para gente de Salamanca, que es donde estuvo gran parte de su vida", sostiene María Luisa García. Por si fuera poco, en 1960, ganó el premio Biosca, el más importante de la época en España. Entonces, ¿por qué la figura del pintor pasa tan desapercibida a día de hoy si gozó de cierto reconocimiento en vida? La respuesta puede que haya que buscarla en las ataduras que le unían a su ciudad natal, donde, como ya hemos indicado, ejerció de profesor.
La importancia de su obra abstracta y la invención de la familia Panatakis
Cualquier persona que se adentre en la obra de Zacarías González comprobará la importancia de los bodegones y de los arlequines en la misma. No obstante, las más relevantes corresponden a su etapa abstracta. "Suelen ser esos cuadros los que nos piden para las exposiciones o para ilustrar las portadas de libros", reconoce la guía de la casa-museo. Uno de esos cuadros es 'Asesinato' (1964), una veladura blanca, con tachuelas y cerrojo, desde donde sale una pincelada en rojo que cae chorreando y que emula un reguero de sangre. "La verdad es que es bastante impactante verlo en la cubierta de un texto en memoria de las víctimas del terrorismo", añade. Otra de las pinturas más destacadas del salmantino es 'La suite de Nueva Orleans', que aúna dos de sus pasiones: el cine y la música. Por ello, "tiene ese aire de cartel cinematográfico".
También llama la atención la gran imaginación del pintor. "Se inventó una familia y creó una narrativa alrededor de la misma, protagonista de algunos de sus cuadros". Estos nos permiten ser testigos del viaje de novios de los Panatakis, de cómo tienen un hijo o de cómo la mujer se queda viuda. Ricardo López continuó con el imaginario del artista a través de la novela 'Historia de la señora Panatakis' (1917), donde describe al fruto del matrimonio como un hombre díscolo que se escapa con Paca La Taranta (mujer retratada por Zacarías en 1980).
Además de pinturas y dibujos, Zacarías González realizó esculturas y libros manuscritos, perfilándose como un artista polifacético. "Era lo que se suele llamar un pintor humanista, porque tocó todos los palos. También le gustaba mucho la fotografía, aunque las imágenes que inmortaliza no las llega a exponer", continúa diciendo María Luisa García.
La Casa-Museo de Zacarías González acerca su figura a los salmantinos
La Casa-Museo de Zacarías González, donde vivió el artista entre los años 1984 y 2003, ofrece la posibilidad de descubrir más sobre su obra y vida. "Los visitantes pueden ver cómo era su día a día, conocer su estudio e imaginar cómo trabajaba, descubrir su época abstracta a través de sus obras... A mucha gente le sorprende la muestra", reconoce su guía, que conduce a los turistas a través del domicilio previa solicitud telefónica.
Asimismo, con motivo del centenario del nacimiento del pintor salmantino, la sala de exposiciones de San Eloy acoge algunas de sus pinturas hasta el 14 de mayo, mientras que el centro cultural de la Torre de los Anaya alberga parte de su colección de dibujos hasta la misma fecha. Dos oportunidades más, sin duda, para acercarse a la figura de Zacarías González y poner el valor su trayectoria artística.
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