Cultura

Cuarentena: Tiempo para escribir libros

Varios escritores salmantinos encuentran inspiración en el confinamiento.

Escritura cuarentena

“En un lugar de la casa, decuyo nombre (dormitorio, salón, escritorio o despacho) sí quieren acordarse, noha mucho tiempo que escribían varios salmantinos de los de teclado enordenador, bolígrafo antiguo, papel flaco y autocorrector”.

Versionando el inicio de El ingenioso hidalgo Don Quijote de LaMancha, y al estilo de Miguel de Cervantes, que se inspiraba en un tiempoque estaba privado de libertad (encarcelado) para escribir la obra española más universal,diferentes autores salmantinos aprovechan el confinamiento decretado por elestado de alarma para crear, avanzar o terminar libros. Y más coincidiendo este jueves, 23 de abril, con el Día del Libro.

Miguel Rodríguez Echeandia yaha puesto el punto final al suyo, que puede descargarse gratuitamente en lapágina web www.mrecheandia.es/confinados/, pues está basado en historias vividasdurante la cuarentena y pretende entretener y ayudar moralmente a los lectoresen este trance. Su nombre, Confinados:“Elegir el título resultaba difícil porque buscaba que pudiera conectar con loque estamos viviendo, pero que no fuera morboso. Además, tenía que funcionarbien con la portada. Valoré muchas ideas y elementos más poéticos queestuvieran relacionados con ciudades abandonadas. Sin embargo, Confinados me sonó bien y encaja con laportada”.

La obra consta de seisrelatos: “Nunca había escrito un compendio de ellos y cada uno ha tenido sucomplejidad. El primero, titulado ‘La fiesta’, por lo que cuenta y su estructura,ha sido el más arduo. El segundo, ‘La firma’, me ha resultado más sencilloporque describe un hecho más cercano, como es aceptar un trabajo y no poderiniciarlo porque estalla esta crisis”.

“El origen de la iniciativapodemos situarlo en el 16 de marzo, a los dos días de decretarse el estado dealarma, cuando empecé a tener fiebre. ¿Coronavirus? Seguramente, porque estuvemachacado y mi novia trabaja en un hospital, pero yo lo pasé en un estado leve,como si fuera una gripe. Durante una semana, al enterarme de lo que hacíanotros por ayudar a los demás, pensé en qué podía hacer yo cuando me recuperara.Como no soy médico ni trabajo sirviendo bienes de primera necesidad, decidíescribir un libro rápido sobre situaciones buenas y malas que estánproduciéndose estos días”, explica a SALAMANCA24HORAS.

En el caso de RodríguezEcheandia, el ‘enclaustramiento’ provocado por la cuarentena cambiaba poco sudinámica de trabajo a la hora de elaborar este repertorio: “Como escribir es miocupación principal desde hace tiempo, he seguido manteniendo rutinas. Melevanto sobre las 7:30 horas y, al rato, ya estoy redactando en el ordenador oleyendo para inspirarme. Me marco una disciplina y trato de cumplirla, aunquelos primeros días de escritura fueron más relajados porque todavía estabaconvaleciente de la enfermedad".

Tras publicar Confinados, este charro afincado enMadrid y que también es músico tiene más retos que cumplir en lo que seextienda el estado de alarma, pues había llevado a cabo un parón en laredacción de una novela que eludirá tratar el coronavirus porque “lasestanterías de las librerías van a estar plagadas de libros que profundicen enello en los próximos meses”.

Durante estas semanas debatalla ante el Covid-19, concretamente el 13 de abril, también veía la luz laprimera entrega de Un asesino entre doce,novela policiaca ambientada en Salamanca que Celia Sánchez va colgando porcapítulos en Facebook (Celia Sánchez) e Instagram (@celiaipunto).cada lunes (también lo hará este jueves y viernes como regalo por el Día del Libro).

“Empieza a publicarse enépoca de confinamiento y se gestaba en otra en la que yo, relativamente, lo estaba,pues hace casi un año sufría una trombosis en la pierna izquierda y solamentepodía salir de casa para ir al médico. En aquella etapa sentí que me faltabaalgo y empecé a estudiar y a leer. Así, me reencontré con autores y poetasclásicos de Roma y Grecia y con la literatura española de los albores delcastellano. Llené el hueco que tenía y acometí la tentativa de escribir estaobra, la cual di por concluida a finales de 2019. Sin embargo, al pasársela ami entorno, la gente coincidió en que se quedaba corta, lo que me llevó aprofundizar en ella y a contactar con la editora María Coco y la fotógrafaSolete Casado para mejorarla e impulsarla”, cuenta Sánchez, periodista yactriz, a este medio de comunicación.

Celia meditaba la idea delanzar este escrito en papel o en un soporte digital completo, pero lacuarentena cambiaba su planteamiento: “Hablé con una persona importante para mísobre lo complicados que son estos días de confinamiento y lo mucho que meayuda compartir creaciones, opiniones y sentimientos en las redes sociales,aspecto que también le pasa a otros. Al enterarse de que esto me viene bien,esa persona me dijo que yo podía aportar cosas mías para que los ciudadanos sesientan mejor en sus domicilios. Entonces, se me ocurrió que una buena manerapodría ser a través de este libro, que, de una u otra manera, habla de mí”.

En los días que lleva inmersaen su nueva aventura, esta salmantina percibe interés por su obra, ya que estáaumentando los seguidores con los que cuenta en sus redes sociales y elintercambio de impresiones con ellos.

“La vida va por delante de míy me lleva por derroteros que no podía imaginar”, comenta al detenerse a pensarque una cuarentena le sirve para presentarse como escritora. “Siento que caminopor un sendero que se va abriendo y que es el correcto, pues estoy en el clubde los que admiro por tener algo que entregar a los demás en esta difícil época”,reflexiona.

Casi finalizando su nuevolibro, al que desea titular Fados entrelas encinas, se encuentra Paco Cañamero: “Siempre estoy escribiendo algunaobra y este triste parón de la vida me ha permitido tener más tiempo paraadentrarme en ella, pues durante el estado de alarma trabajo desde casa y lastareas se han reducido. Hasta ahora tenía que aprovechar ratos libres o finesde semana para poderme dedicar a ello. Para escribir un libro es preciso estaren casa solo, lo cual permite dedicar horas a buscar información y redactar”.

La creación de Cañamero, queespera tener publicada antes de 2021, se ambienta en el accidente ferroviarioacaecido en El Villar de los Álamos (Aldehuela de la Bóveda) el 18 de diciembrede 1965, cuando chocaban dos trenes (uno que cubría la línea París – Lisboa yotro que unía Fuentes de Oñoro con Medina del Campo) y, como consecuencia deello y según cifras oficiales, fallecían 31 personas.

“Varias de las víctimas erande Portugal, lo que provocaba una ola de solidaridad charra con el país luso.Sanitarios, policías y gente de la calle creaban un lazo de unión para siempre.Por eso, encuentro paralelismos con la actitud que tenemos ante la afrenta delcoronavirus. Ahora, por ejemplo, se aplaude a los que combaten en primera líneay se pone música desde los balcones; aquella vez, las enfermeras cantaban‘Estudiantina portuguesa’ a los heridos y también había caravanas deambulancias a las que se ovacionaba. El momento político y social era distintoal actual, pero ponía en liza el carácter solidario del pueblo salmantino anteuna tragedia”, detalla este periodista a SALAMANCA24HORAS.

Con el libro avanzado, esteautor ya tendría tiempo libre para dedicarse a otras actividades ociosas ajenasa la escritura, pero el confinamiento ha cambiado sus hábitos: “Echo de menossalir a la calle, hablar con la gente y tomar un café con amigos o compañeros,pero estoy descubriendo que esta situación es muy literaria y hay múltiples historiasque contar. Pronostico que en navidades se publicarán varios libros sobre estapandemia y sus vivencias”.

Una de ellas, la proliferaciónde textos, imágenes y vídeos que se envían durante la cuarentena por teléfonomóvil y que considera enemigos a la hora de concentrarse para escribir. “Tengoque tener el WhatsApp activo por trabajo, pero algunos se aburren y mandanhistorias continuamente. ¡Me llegan más mensajes que en navidades!”, bromeaPaco Cañamero.

Encerrado en su vivienda ycon vistas a las catedrales escribe Miguel Ángel Ávila, alcalde de Mozodiel deSanchiñigo, al que el confinamiento le resulta provechoso: “Mi vida es unalocura en circunstancias normales por el trabajo, las tareas del consistorio,los viajes, la vida social en pareja y con amigos… En esas circunstancias,puedo dedicar diez minutos diarios a la escritura. Ahora, sin embargo, al tenerque estar en casa, puedo pasarme casi cuatro horas seguidas redactando. Estasituación me permite estar más tranquilo porque me gusta escribir contranquilidad espiritual, sin tener que pensar en una reunión o undesplazamiento”.

La novela en la que Ávilaestá inmerso podría titularse Por algohay que vivir (es el nombre que figura en el borrador) y tiene ciertosvínculos con las condiciones del estado de alarma. “Va a ser de aventuras yfilosófica. La primera que escribí estaba ambientada en el pasado paravisualizar metáforas. En esta, la tercera, voy a plasmar el tiempo presente através del recorrido interior que cada persona realiza hacia su estabilidad.Algo así es lo que va a buscar mucha gente cuando acabe el confinamiento.Muchos se van a sentir perdidos y van a buscar su sitio”, opina.

“Llevaba unos dos años dandovueltas a una historia y anotando ideas porque me disgusta escribir porque sí.Deseo hacerlo con un tema potente y razonado en la cabeza. Empecé a escribireste libro cuatro meses antes de este confinamiento, cuando tenía 35 páginas deanotaciones en el teléfono móvil y otras más en otros soportes”, revela a estemedio de comunicación a la hora de fijar el germen de esta obra, a la que,precisamente, “dejaba en cuarentena” durante un tiempo para releer lo escrito(calcula que un 5%) y retomarla en marzo (estima que ya lleva un 20% de lamisma y que podría estar publicada a finales de 2020 o principios de 2021).

“Espero que el ritmo deescritura baje, porque significará que el confinamiento ha terminado, pero mientrasesté en casa, aprovecharé para avanzar. Puedo escribir con la televisiónencendida o con gente hablando. Es una metodología extraña y propia que encajacon la cuarentena”, desvela Miguel Ángel.

Para él, el confinamientotambién supone una etapa para adentrarse en uno mismo: “Cada página de mislibros puede equivaler a dos días de pensamientos. A veces, necesito un mespara encontrar lo que quiero plasmar. Para mí, lo importante es tener una ideaque me llene. No me vale escribir por escribir”.

A Raúl Vacas, tampoco. Porello, la cuarentena le ha echado una mano a la hora de retomar un proyecto quetenía aparcado y que guarda relación con el actual momento: “Es un compendio dehistorias. Tenía una docena que se me atragantaban, pero tras los primeros díasde confinamiento, en los que estuve bloqueado y sin saber reaccionar ante estecambio vital, encontré la oportunidad de avanzar con este libro que trata deespacios habitables y de casas, elementos ligados al confinamiento que estamosatravesando”.

“Resulta curioso que antesdel estado de alarma trabajara en esta idea sin saber que iba a ocurrir algoasí. La idea, surgida en una reunión informal con mi editor, era indagar enhogares y viviendas de todo el mundo a través de una especie de abecedario.Así, la letra ‘A’ se dedicará a una autocaravana; la ‘B’, a una barraca; la‘C’, a un castillo…”, detalla el poeta charro a SALAMANCA24HORAS, medio al queconfiesa que le faltan dos textos y un ilustrador para finalizar una obra queespera presentar en navidades.

“El título provisional es 27 casas, aunque considero que hay queañadir o cambiar algún elemento. Obviamente, escribiré un prólogo que expliquecómo se habita una vivienda en una cuarentena como la que afrontamos. Meresulta complicado asegurar que el confinamiento me haya inspirado a continuarescribiendo, pero sí ha sido muy oportuno para ello. Aunque trabajo bien bajopresión, me cuesta centrarme en mi oficio con todo lo que estamos viviendo,pues, en mi caso, como autónomo, he sufrido la cancelación de varias actividadesy estoy preguntándome cómo será mi futuro profesional como profesor deescritura. Al no poder hacer nada presencial en los próximos meses, quizástenga que organizar un taller de escritura por Internet. Para evadirme de estaincertidumbre y escribir, tengo que aislarme dentro del propio aislamiento”,confiesa.

A pesar de las horas quededica a escribir, Vacas cree que el confinamiento le está ayudando a leer másy a tener la sensación de que está rentabilizando el tiempo perdido, aprovechandoel parón de la vida social para dar pasos adelante con la redacción.

“La cuarentena es un buenmomento para exigirse a uno mismo, interiorizar las nuevas vivencias y, aunquecueste, alentar la creatividad”, sentencia mientras espera que, por el bien dela sociedad y de la humanidad, la ‘Crisis del coronavirus’ escriba su epílogo.

Comentarios
Maria Angeles Hace 4 años (23/04/2020 09:34)
Articlos tan buenos como este, nacen de un buen periodista y de unos buenos escritores. FELIZ DIA DEL LIBRO <br/>50
psss Hace 4 años (23/04/2020 11:45)
libros.-como cuadros de pintura- por millones hoy buenos 3 ò 5 al año <br/>70
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