Salamanca es una ciudad estrechamente ligada a la cultura. Quizás por ello, son numerosos los charros cuyas inquietudes artísticas les han convertido en auténticos creadores. Amelia García es un ejemplo de ello. La escultora nació en Valverdón, donde recientemente ha expuesto parte de su obra, aunque ha pasado gran parte de su vida en Mallorca tras sacar plaza como profesora de Cerámica Artística en l`Escola Superior de Disseny de Palma. Con 78 años, no se plantea dejar de producir obras: "Estoy trabajando tanto como cuando tenía 50. Me siento muy bien y creo que el trabajo que estoy desarrollando cada día en mi taller es interesante".
La pasión de Amelia por el arte, sin embargo, no surgió de forma temprana, como le ocurre a otros escultores o pintores, sino que se fraguó ya en su adultez, tras empezar a estudiar Diseño de Interiores. "Quería formarme en una profesión que me diera trabajo y conocimientos. No tenía idea de dónde me llevaría, pero, poco a poco, comencé a entusiasmarme. Me gustó, me sentí muy cómoda y ahí me quedé. No he dejado nunca de trabajar", reitera.
La artista comenzó con la cerámica y, aunque su obra fue evolucionando y mejorando, está centrada especialmente en la escultura. "Pasé de lo minimalista a introducir algo de figuración a mi obra, con la que pretendo reivindicar la igualdad y el valor de la mujer, así como transmitir un sentido de empoderamiento", señala. Por ello, las creaciones de la vecina de Valverdón, que se declara admiradora de Frida Kahlo, bien podrían calificarse como feministas.
En la obra de Amelia también tiene una gran influencia la naturaleza: "Me fijo mucho en ella y hago figuras muy sintéticas. Son como árboles que crecen en vertical, buscando el infinito". Esas figuras a veces solo constan de un cuerpo, careciendo de rostro, y se complementan con las esculturas de cabezas moldeadas en barro y fundidas en barro con las que intenta profundizar en la expresión facial y buscar la identidad y la honestidad personal.
Sobre el lienzo, en cambio, la vecina de Valverdón prefiere investigar la tridimensionalidad y mezclar técnicas pictóricas con materiales cerámicos, como el esmalte o la porcelana. En la mayoría de sus pinturas, además, el blanco es el gran protagonista: "Me siento más cómoda con él y me basta para crear volúmenes sin que el color me distraiga. Me parece que la obra es más rotunda, más pura, sin aditivos".
Trabajo en Estados Unidos y relación con Jaume Mir
Las creaciones de Amelia García están repartidas por todo el mundo: de Moscú a Puerto Rico, pasando por Estados Unidos. En este último país, más concretamente en la iglesia de los Franciscanos de Texas, es donde se encuentra la resultante de una de sus colaboraciones más importantes con el también escultor Jaume Mir, fallecido en 2012. "Él había trabajado mucho con los franciscanos en Mallorca, le encargaron un sagrario y me hizo partícipe. Él se encargó de la parte escultórica y yo, de lo que es el habitáculo del sagrario".
Jaume Mir y Amelia García faenaron conjuntamente en otras ocasiones, "aunque no mucho. Nunca dejaba ir a nadie a su taller ni permitía mucha intromisión. Si colaboramos fue un poco por coincidencia de materiales y necesidad. Sin embargo, sí que hablábamos mucho y tuvimos una influencia fuerte el uno del otro", sostiene la vecina de Valverdón. Dicha influencia también dio paso a la admiración, ya que, para ella, su homónimo mallorquino fue: "Uno de los mejores escultores que ha tenido el siglo XX por su conocimiento y el tratamiento que hacía de los materiales. Trabajaba la piedra como si fuera mantequilla, pero como no se movió de su tierra, no se le conoce tanto como debería".
Impronta en Salamanca
Volviendo a la obra de la charra, parte de la misma se puede conocer en la propia capital del Tormes, como en el cementerio de su pueblo y en el Museo de Salamanca, mientras que el Ayuntamiento resguarda una escultura de bronce que es conocida con el nombre de 'Dama oferente': "Me la compraron en una feria de arte contemporáneo que se hacía en el Palacio de Congresos".
Otra gran oportunidad de descubrirla de cerca es asistiendo a alguna de sus exposiciones, como la realizada recientemente en Valverdón, en la misma plaza en la que se sitúa su taller: "Quedó fantástica. Parecía que la obra se había hecho para estar en ese lugar. Creo que los ayuntamientos deberían llevar más el arte a los pueblos". En lo que espera a repetir la experiencia en otros municipios de la provincia, Amelia García inaugurará una muestra en una galería de Pollensa el próximo 13 de agosto antes de aterrizar en Barcelona para seguir dando a conocer sus creaciones.
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