El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha confirmado la sentencia de la Audiencia Provincial de Zamora en la que se condenaba a un varón de 73 años de edad como autor de un delito continuado de agresión sexual a su nieta de 16 años.
Tras el recurso interpuesto por el varón, el TSJCYL ha rechazado el mismo y ha ratificado la sentencia por la que condena a este hombre a la pena de seis años de prisión y la prohibición de acercarse a la menor a menos de 500 metros de distancia sobre la víctima, su domicilio, lugar de estudio o trabajo; así como la prohibición de comunicación por cualquier medio con ella, sea mecánico, electrónico, óptico o de cualquier otra naturaleza, ni a través de persona interpuesta, y aunque la víctima lo solicitare o consintiere; y ello por un período de diez años, superior a la duración de la pena de prisión impuesta.
La Audiencia impone además a este hombre la medida de libertad vigilada por un período de diez años, a ejecutar con posterioridad a la pena privativa de libertad impuesta.
En concepto de Responsabilidad Civil, se condena al varón a indemnizar a la menor con la cantidad 10.000 euros.
Cabe destacar que la Audiencia Provincial considera probado que la menor, desde el año 2014 cuando contaba con 11 años de edad, y hasta 2018, acudía al domicilio de su abuelo materno alojándose en él para pasar temporadas de verano y de Semana Santa, ocasionalmente, sin poder determinar las fechas exactas.
En diversas ocasiones, y sin poder precisar tampoco en cuántas, debido al tiempo transcurrido y la edad que tenía entonces aprovechando el tiempo en que ésta estaba acostada en su dormitorio, el abuelo se introducía en la cama junto a ella y, sin mediar palabra, la hacía objeto de tocamientos con ánimo libidinoso por debajo y por encima del pijama o la ropa que llevaba puesta, fundamentalmente sobre los pechos y la zona de la vagina, con el pleno conocimiento de la corta edad de la víctima que le daba su parentesco con ella.
La menor, que contaba con once años cuando empezaron a suceder los hechos, dada su corta edad, su incomprensión del motivo por el que ocurría aquello, y por la natural timidez, fue incapaz de reaccionar ante la conducta de su abuelo y de oponerse o contárselo a nadie. No fue hasta que, en 2018, a los quince años, comenzó a relacionarse con un amigo, cuando se sinceró y animada por él, denunció los hechos.