El Cerro de las Contiendas de Valladolid ha regalado a la ciencia y a la historia un descubrimiento de proporciones épicas. Una excavación de urgencia, impulsada por la Junta de Castilla y León tras el aviso de un ciudadano, ha permitido rescatar los fosilizados restos de dos imponentes defensas de un mastodonte que vagó por estas tierras hace la friolera de entre 16 y 12 millones de años, durante el Mioceno Inferior y Medio.
El azar quiso que la erosión provocada por el agua de lluvia dejara al descubierto un fragmento alargado y fosilizado en una empinada cuesta del cerro, transitada por senderistas y ciclistas. La naturaleza troncocónica y la evidente antigüedad del hallazgo no pasaron desapercibidas, activando de inmediato la alerta arqueológica.

Ante el inminente riesgo de deterioro de esta joya paleontológica, la Dirección General de Patrimonio Cultural no dudó en movilizar un equipo para verificar y asegurar los restos. A pesar de las inclemencias meteorológicas que retrasaron el inicio de los trabajos hasta marzo, la excavación arqueológica en una cata de 5x2 metros ha culminado con un éxito sorprendente: la recuperación de las dos defensas del mastodonte, así como valiosos elementos dentarios hallados en su posición anatómica original.
El contexto geomorfológico del hallazgo añade un valor científico y divulgativo excepcional. Estos restos nos transportan directamente a la época terciaria, ofreciendo una ventana única al ecosistema y la fauna que poblaron la península ibérica millones de años atrás. La datación preliminar sitúa a este majestuoso proboscidio entre el Orleaniense Superior y el Astaraciense Inferior, un periodo crucial en la evolución de la vida en nuestro planeta.

Ahora, estos colosos del pasado emprenderán un nuevo viaje hacia el Museo Provincial de Valladolid. Allí, expertos llevarán a cabo la delicada tarea de consolidación para, con suerte, poder exhibir estas impresionantes defensas y otros fragmentos ante el público, permitiendo a los ciudadanos maravillarse con los secretos que esconde el subsuelo de Valladolid y conectar con la asombrosa historia de la vida en la Tierra. Este descubrimiento no solo enriquece el patrimonio paleontológico de Castilla y León, sino que también despierta la curiosidad y el asombro ante la inmensidad del tiempo geológico.
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