Castilla y León sigue destacando por su prudencia financiera, con una contribución moderada al endeudamiento autonómico global. Según los datos del organismo regulador, al cierre de 2024, la deuda de la Comunidad ascendía a 14.239 millones de euros, lo que representa el 4,24 % del total de las autonomías, cifrado en 335.977 millones de euros.
Este volumen de deuda equivale al 18,9 % del PIB de Castilla y León, el menor porcentaje desde 2014 y 2,2 puntos inferior a la media autonómica, situada en el 21,1 %. La gestión responsable de los recursos públicos ha permitido esta contención sin afectar a la calidad de los servicios esenciales.
El análisis de la estructura de la deuda revela que el 20,7 % corresponde a emisiones de deuda pública (2.950 millones de euros), seguido por préstamos del Fondo de Facilidad Financiera (1.774,2 millones, un 12,5 %) y créditos de entidades multilaterales como el Banco Europeo de Inversiones y el Banco de Desarrollo del Consejo de Europa (1.590,9 millones, un 11,2 %).
Además, el 99,4 % de la deuda está formalizada a largo plazo, minimizando riesgos de refinanciación, y el 71,1 % tiene tipo de interés fijo, lo que protege frente a subidas del Euribor.
Este buen comportamiento financiero ha sido reconocido por la agencia Moody’s, que ha mejorado la perspectiva del rating de Castilla y León a positiva (Baa1), igualando la calificación del Reino de España.