“La situación del sector apícola es dramática”. Así de tajante se muestra Santiago Canete, presidente de la cooperativa Reina Kilama, ubicada en Salamanca y considerada una de las más importantes a nivel nacional. El mismo, en una entrevista a este medio de comunicación, explica, junto a Demetrio Canete, miembro de la Junta Directiva de Apicultores de ASAJA, que la sequía, la mortandad de las colmenas, las bajas producciones, los precios y los incendios están afectado gravemente a las explotaciones. Factores que no solo están atañendo a la provincia y a la Comunidad, la tercera del país en producción, sino a toda España.
La sequía y el cambio climático es una de las principales complicaciones que atraviesa la apicultura. La falta de precipitaciones hace que las flores no produzcan el polen necesario, algo que preocupa enormemente a los profesionales del sector: “Ya veremos a ver cómo va el verano, pero pinta muy mal. Va a ser una catástrofe”, lamenta Santiago.
Según datos proporcionados en el año 2022 por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, se estimaba que en la provincia de Salamanca existían en torno a 253.400 colmenas, de las que los productores de miel extraían unas 2.030 toneladas cada año. Respecto a la campaña que tiene lugar durante los meses de primavera, el miembro de ASAJA señala que este 2023 ha sido “completamente desastrosa”, a lo que añade que “existe un 20% de recolección de un año normal”. En este sentido, el presidente de Reina Kilama indica que no tienen esperanza de que vaya a solucionarse. No obstante, Demetrio expone que la calidad obtenida en la recolección ha sido “extraordinaria”, ya que no dejan de ser productos naturales.
Igualmente, los incendios que azotan a Castilla y León son otros de los problemas que sufren los apicultores salmantinos. Concretamente, Demetrio expone que el fuego que azotó la Sierra de la Culebra, en la provincia de Zamora, en el pasado mes de junio, “se llevó por delante montones de cientos de colmenas”.
Por otro lado, el sector apícola se encuentra actualmente inmerso en una batalla con el etiquetado de la miel con el objetivo de evitar fraudes. Los apicultores critican el comportamiento de los envasadores y la distribución española, que sustituyen la miel española por mieles importadas a precios muy por debajo de los costes de producción. Entonces, con este fin, la Comisión Europea ha propuesto recientemente actualizar las normas de comercialización de este producto, indicando que se incluya el país de origen y si hay mezclas en el alimento. Una novedad que, en palabras de Santiago, “no ha resuelto prácticamente nada”, pero de la que no se oponen. “Pedimos un etiquetado claro de cara al consumidor, en el que además de los países de origen, se incluya los porcentajes de mezcla de estos. Creemos que es fundamental para que el comprador decida”, considera Demetrio.
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