Los últimos focos de Fiebre Aftosa (FA) que han saltado en el mes de marzo en Eslovaquia y Hungría, afectando también a los territorios de Austria, han puesto en alerta otra vez más al sector ganadero español, incluido a nuestros ganaderos de Salamanca, que confiesan que “siempre hay miedo a una enfermedad como la Fiebre Aftosa”. Juan Luis Delgado, presidente de Asaja Salamanca, recalca que “pedimos vigilancia en las transacciones a cebaderos, que se extremen todas las precauciones a la hora de introducir el ganado en nuestro país, porque en algunos países donde hay focos no son muy transparentes en sanidad”.
La FA, según detallan fuentes del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), es “una enfermedad infecciosa causada por un virus de la familia Picornaviridae, género Aphtovirus, que afecta a todas las especies de ungulados o animales de pezuña hendida, tanto domésticos como salvajes”, siendo el ganado bovino (cebúes, búfalos de agua domésticos y yaks), los óvidos, caprinos y suidos domésticos, así como todos los rumiantes y suidos salvajes. Los camélidos (camellos, dromedarios, llamas, vicuñas) “tienen menos susceptibilidad a contraer la enfermedad”.
¿Cuál es el riesgo de que haya focos de esta enfermedad en España?
La transmisibilidad de esta enfermedad es “muy elevada” y “se encuentra presente de forma endémica en numerosos países de África y Asia, así como en algunos de Sudamérica”. Fuentes del MAPA consultadas por Salamanca24horas.com confiesan que “siempre existe cierto riesgo de que la FA pueda llegar a entrar en nuestro país, aunque el riesgo relacionado con los focos detectados en Hungría y Eslovaquia lo consideramos en estos momentos bajo, dado que se localizan en países alejados geográficamente de España, y los movimientos de riesgo de animales y productos realizados en las semanas anteriores a la detección de los focos han sido trazados, y las explotaciones de destino investigadas, sin que se haya detectado presencia de la enfermedad en nuestro país”.
No obstante, desde Agricultura señalan que “dada la intensidad de transacciones comerciales en el contexto del Mercado Único de la Unión Europea hay que mantener máxima prudencia y reforzar los protocolos de bioseguridad, limpieza y desinfección de los medios de transporte, así como fomentar la sensibilización sobre el riesgo existente para garantizar la efectividad de los sistemas de vigilancia pasiva en las explotaciones, para que los ganaderos y veterinarios sepan reconocer los síntomas y para que se notifiquen inmediatamente a los servicios veterinarios oficiales de la Comunidad Autónoma cualquier sospecha de enfermedad”. Además, con el objetivo de reducir el riesgo de esta enfermedad se han comenzado a aplicar ya medidas mitigadoras relacionadas con el control en las fronteras. Concretamente, “se prohíbe la importación de animales y productos de riesgo procedentes de países afectados”, también se exigen “medidas de bioseguridad en las explotaciones y en vehículos de transporte de animales y productos”.

En el ‘Manual Práctico de Operaciones en la lucha contra Fiebre Aftosa’ exponen que cinco comarcas de la provincia de Salamanca (Ciudad Rodrigo, La Fuente de San Esteban, Guijuelo, Vitigudino y Ledesma) se consideran zonas de “alto riesgo”. La razón de esto, según explica Agricultura, “no tiene tanto que ver con el riesgo de entrada, sino por el riesgo de difusión de enfermedades. Para esta categorización se tienen en cuenta varios factores como la densidad de animales de especies sensibles, sistemas de producción empleados, vínculos comerciales, volumen de movimientos entre explotaciones, estructuras productivas, presencia de fauna silvestre o niveles de bioseguridad”. En las mencionadas comarcas de Salamanca concurren varios de estos factores que hacen que se consideren de “mayor riesgo epidemiológico” en caso de que resulten afectadas por esta enfermedad.
Serotipos, síntomas de la FA y protocolos de actuación
Esta enfermedad contiene siete serotipos. El MAPA indica que son el O, A, C, Asia-1, SAT-1, SAT-2 y SAT-3, donde “el serotipo O, causante de los focos en Hungría y Eslovaquia, es el más prevalente a nivel mundial, encontrándose presente por ejemplo en el norte de África y en Oriente Medio (Turquía)”. Dentro de cada serotipo se distinguen diferentes topotipos y linajes.
Sus síntomas se caracterizan por originar fiebre alta y lesiones de tipo vesicular en mucosas y epitelio, que resultan muy dolorosas y que producen sialorrea (exceso de salivación), cojeras y postración de los animales, sobre todo en el ganado bovino y porcino, y que afecta a animales de todas las edades, aunque con menor evidencia en los ovinos. El número de animales infectados en una explotación es “muy elevada”, apunta el MAPA debido a su alta transmisibilidad, resultando la mortalidad “moderada o baja” y donde “puede aparecer muerte súbita en algunos casos”.

Los contagios se pueden producir por contacto directo entre un animal infectado y otro sano por vía inhalatoria, a través del aire espirado, o vía oral, por consumo de alimentos infectados con el virus, aunque también por contacto indirecto a través de personas que puedan portar mecánicamente el virus en su ropa o calzado, objetos contaminados y transmisión por aire a media/larga distancia.
En caso de confirmación de un foco en España, como protocolo de actuación “se procedería a adoptar de forma inmediata todas las medidas de control establecidas en el Reglamento Delegado 687/2020 aplicable en toda la Unión Europea”, que incluye las medidas ya citadas a continuación.
Medidas para lograr su erradicación
Al tratarse de una “enfermedad de categoría A”, es decir de “erradicación inmediata” se deben aplicar de forma “obligatoria” diferentes medidas para lograr su erradicación que son “el sacrificio de animales, la eliminación de animales y productos que puedan vehicular el virus, restricción de movimientos alrededor de los focos y vacunación de emergencia si se considera necesario para volver a recuperar el estatus de libre lo antes posible”. A mayores, Agricultura reconoce que “la vacunación supresora de emergencia es una medida que se puede aplicar de forma voluntaria ante la detección de focos, para disminuir el riesgo de diseminación del virus, que se lleva a cabo inicialmente en una zona limitada de mayor riesgo, sometiéndose los animales vacunados posteriormente a sacrifico sanitario, para lograr de este modo más rápidamente alcanzar el estatus de territorio libre de FA”.
La vacunación voluntaria, subrayan que, es necesaria porque los animales vacunados tienen menos riesgo de infectarse y, en caso de que lo hagan, eliminan menos cantidad de virus al medio, de forma que se ayuda al control de la enfermedad.

Respecto a la vacuna, ganaderos de la comarca de La Fuente de San Esteban muestran rechazo a tener que vacunar a sus animales sin saber los efectos secundarios que esta tendría, ya que argumentan que "hace unos años hubo mucho aborto en los animales, las vacas parieron terneros con deformaciones". Argumentan también que “hace un par de años se murió bastante ganado, sobre todo en el sur. Aquí en Salamanca se dieron casos de vacas con la lengua inflamada, mucha mucosidad, heridas en pezuñas, las ubres peladas, úlceras en la boca que les impedía comer, les afectaba a la vista y gracias a base de antiinflamatorios algunas se salvaron y se recuperaron. Yo tuve algún caso y están pariendo, pero andan mal”.
Desde Asaja, su presidente expresa que “la FA la recordamos en la historia con la vacuna que es lo que consigue controlar la enfermedad y erradicarla, así que en caso de que la enfermedad avance y llegue hasta aquí, la vacuna sería la única opción. Lo contrario sería el sacrificio de los animales afectados”.
En el caso del porcino, Bernardo García, ganadero salmantino dedicado a la cría de lechones y propietario de una granja porcina con madres reproductoras, asegura que “hay varias vacunas de la FA” pero que “no está garantizado al 100% que haga efecto porque depende de las cepas, por eso yo no me planteo vacunar hasta que vea que no queda más remedio”. Advirtiendo que “de momento al porcino la fiebre aftosa no nos afecta mucho”.
Acerca de su efectividad, el Ministerio argumenta que “ni siquiera dentro de una misma enfermedad existe inmunidad cruzada para los distintos serotipos circulantes, por lo que se necesita una vacuna específica en función del serotipo y la enfermedad”.
Relación de la Fiebre Aftosa con otras enfermedades
En el caso de que se produjera un brote de fiebre aftosa en nuestro país, las medidas a aplicar serían diferentes que en otras enfermedades como la lengua azul o la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica (EHE). Fuentes del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación manifiestan que la FA es “una enfermedad de categoría A, para la que son necesarias medidas de erradicación inmediata, según normativa europea, mientras que la EHE y la lengua azul son de categoría D y C”. Además, insisten en que “los mecanismos de transmisión de estas enfermedades son distintas: la FA se transmite principalmente vía aerógena, por contacto directo o a través de fómites, mientras que la lengua azul y la EHE lo hacen por medio de mosquitos”.
Por todo ello, concluyen que “medidas como el sacrificio de animales y destrucción de cadáveres y productos que puedan vehicular el virus se aplicarían sólo en el caso de la FA; la vacunación estaría recomendada para proteger a los animales en EHE y lengua azul, sin embargo no lo estaría en el caso de la FA, excepto que no se lograra el adecuado control con el resto de medidas; la zona de restricción para la FA sería en principio de 10 km, mientras que para la EHE y la LA, al tratarse de enfermedades vectoriales, sería de más de 100 km”.
La recomendación del ministerio siempre ha sido la de vacunar frente a los serotipos presentes de ambas enfermedades para lograr controlarlas y en la medida de lo posible erradicarlas.
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