Los mataderos de Castilla y León urgen a la Junta a pactar con los veterinarios para evitar pérdidas millonarias

Los mataderos estiman que una reducción del 45% en la jornada laboral debido a la ausencia de los veterinarios implicaría una disminución diaria de 172.000 animales sacrificados

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Foto de archivo
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La Asociación de Mataderos de Castilla y León (AmaCyL) ha lanzado una petición urgente a la Junta de Castilla y León para que se alcance un acuerdo con los veterinarios oficiales destinados en los mataderos. La asociación busca evitar la reducción de las horas de trabajo de estos profesionales, medida que, según advierten, podría acarrear pérdidas millonarias para el sector cárnico de la región.

La inquietud de la patronal surge ante la inminente reunión de negociación entre los veterinarios y la administración regional, programada para el viernes. En caso de no alcanzarse un acuerdo, los veterinarios han anunciado movilizaciones de protesta a partir del lunes siguiente. AmaCyL ha expresado su preocupación por las posibles consecuencias de esta situación, alertando sobre las pérdidas económicas y el impacto en el empleo, especialmente en las zonas rurales.

Según la patronal, la negativa de la Junta a satisfacer las demandas de los veterinarios perjudicaría gravemente a una industria que produce 920.000 toneladas de carne al año, representando aproximadamente el 12% de la producción nacional.

Por ello, han solicitado la intervención del presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, para que se atiendan las reivindicaciones de estos profesionales, considerados "imprescindibles" para el sector.

La industria cárnica de Castilla y León desempeña un papel crucial en la economía regional, contribuyendo con el 24,2% del Valor Añadido Bruto (VAB) del sector. Los mataderos de la región sacrificaron 95,2 millones de animales el año pasado, con provincias como Salamanca destacando en el sacrificio de ungulados y porcino.

Los mataderos estiman que una reducción del 45% en la jornada laboral debido a la ausencia de los veterinarios implicaría una disminución diaria de 172.000 animales sacrificados.

Esta situación obligaría al mercado y a las industrias del sector a buscar alternativas en otros mercados, perjudicando a los mataderos de Castilla y León, a los consumidores y a las industrias. Además, los productores de animales para sacrificio enfrentarían mayores costos al tener que alimentar a los animales durante más tiempo sin un aumento en la rentabilidad.

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