La consejera ha adelantado las líneas en las que está trabajando la Junta de Castilla y León frente a “lo que es una evidencia”: el cambio climático. El objetivo de estas líneas es reducir el impacto que la agricultura y la ganadería tienen en el medio ambiente, mientras que, paralelamente, sean más competitivas reduciendo costes energéticos.
Los costes intermedios representan hasta un 70% de la producción agraria, por lo que suponen 3.400 millones de euros. Los piensos ocupan la primera posición en los gastos, seguidos de los fertilizantes y la energía, que ocupa un 6%, unos 300 millones. De manera que la Junta está trabajando para reducir esos costes en varios ejes.
El primero se centra en reducir el coste de producción del cereal, transformando lo que pueden ser productos contaminantes en fertilizantes orgánicos. Esto se podría hacer con la utilización de los propios cadáveres de los animales para las calderas de biomasa, de manera que se reutilizaría la materia prima. También con la transformación de los purines del porcino en fertilizantes. Esto podría suponer un ahorro económico para el sector de 250 millones de euros, y además se evitaría la compra de productos químicos, sin olvidar el crecimiento del sector porcino.
Cierre de térmicas
Por otra parte, la consejera se ha pronunciado acerca de la decisión de Iberdrola de cerrar todas sus centrales de carbón, entre las que se encuentran la de Lada (Asturias) y Velilla (Palencia). “Queremos que se mantengan todos los corazones que están dentro de la empresa, todos los puestos de trabajo que tiene en el sector.” Pero también hablaba de medidas que permitan seguir la actividad económica compatibilizando la extracción del carbón con las emisiones al medio ambiente.