Las problemáticas entorno a la apicultura no cesan, sino todo lo contrario, en los últimos cuatro años no han dejado de intensificarse hasta ir consumiendo a un sector, que hoy se declara “contra las cuerdas” por asuntos de suma gravedad como los bajos precios por debajo de los costes de producción, los fraudes en la miel con importaciones masivas falsas, así como las restricciones para realizar la trashumancia.
Estos temas junto a otros de máxima gravedad para la apicultura como la lucha contra la varroa han consumido ya la paciencia de los apicultores, que se han visto obligados a crear alianzas internacionales con países vecinos como Francia y Portugal para alzar aún más la voz, clamando ser escuchados y recibir soluciones que no hundan aún más a este sector que va camino de la extinción, según afirma el apicultor salmantino, de Valero, Rafael Canete Martín.
La próxima semana, concretamente, el martes, 28 de enero, es un día importante para el sector apícola, pues está convocada una manifestación, que se realizará tanto en Francia y Portugal, como en España frente al edificio de la Comisión Europea en Madrid, bajo el lema ‘Apicultores europeos contra el fraude. Los jarabes fabricados no son miel’. Este mismo día hay convocada también una reunión con la consejera de Agricultura en Valladolid, donde se tratará de abordar las principales problemáticas que afectan a este sector en Castilla y León, una de las comunidades productoras de miel en España, con mayor número de explotaciones apícolas.
Canete advierte que una de las cuestiones que mayor problema, por pérdidas económicas, está generando a los apicultores es la entrada de miel falsa en España: “están entrando productos azucarados, siropes de miel, jarabes falsificando a la miel en el mercado Europeo tras el acuerdo de Mercosur, que hace que no se encuentre miel nacional en los supermercados porque nos tienen retirados de los lineales, que traen la miel de China a 1,20 euros, cuando a nosotros el kilo de miel nos cuesta 3 euros, y ya la estamos vendido a 2,90 euros, por debajo de los costes de producción”.
Todo esto, según denuncian los apicultores ha creado una competencia desleal que no está cubriendo los costes de producción y está llevando a las explotaciones a situaciones que tildan de “insostenibles”, poniendo, como dice Canete “en riesgo la subsistencia de la apicultura”.
A este asunto se suma otro de gran importancia que también pone en serio riesgo a este sector. En este caso se trata de la trashumancia: “ahora tenemos un borrador, pero la intención de la administración es restringir la trashumancia cuando es nuestra forma de vida. Es por tanto un flanco donde atacarnos, quieren acabar con la trashumancia poniéndonos trabas administrativas y de sanidad. Los políticos no saben realmente lo que nos están pidiendo, porque limitar los movimientos en Castilla y León cuando es una de las regiones donde más profesionales hay nos va a llevar a la extinción, porque la apicultura sin trashumancia está muerta”.
"Quieren acabar con la trashumancia y la apicultura sin trashumancia está muerta"
Rafael explica que, en su caso, él junto con su mujer tienen dos explotaciones de 1.200 colmenas cada uno, que las tienen repartidas entre Toledo, Ciudad Real, Cáceres y Badajoz, y que trasladan a diferentes zonas de Castilla cuando acaba allí la primavera y empiezan los calores fuertes para que pasen un mejor verano, porque si no el excesivo calor puede provocar la muerte por asfixia de la colmena. De manera que si se les impide hacer la trashumancia se les impide realizar la producción de la miel, que por regla general coincide ya con su estacionamiento en Castilla.
En anteriores ocasiones, Salamanca24horas.com ya ha reflejado otras afectaciones que suponen un varapalo a la apicultura como la presencia de la Varroosis, que es en la actualidad la enfermedad que más daños ocasiona a la apicultura, causada por un ácaro más conocido como varroa, que afecta tanto a la cría como a las abejas adultas, favoreciendo la aparición de infecciones que puede causar un repentino colapso en la colonia, sobre todo a finales del verano y de otoño, pudiendo llegar a ser dañino para su supervivencia, tal y como refleja el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA).
Igualmente, tanto en España como en el resto de la Unión Europea, esta es “la única enfermedad apícola que obliga a un tratamiento sistemático de las colonias de abejas para mantener las tasas de parasitación por debajo de los umbrales dañinos”. Y en este aspecto, el apicultor de Valero expone que “la varroa llegó a España hace 40 años y el problema es que seguimos usando los mismos productos que entonces, que son ineficaces porque la varroa ya tiene una resistencia a estos tratamientos, y por eso tenemos muchas bajas en las colmenas”.
Añade Canete que lo que pasa es que “a finales de verano y otoño colapsan las colmenas, con un efecto notable de parásitos y por eso se entra al invierno con poca población al perder entre el 40 y el 50%”. Luego la primavera dice que es “nula” porque no se reproduce al ser una época donde se evalúa la evolución de la población residual de varroa y de aplique de los tratamientos, ideal para renovar paneles viejos, y tomar nota del estado de las reservas de cada colmena, suplantando aquellas que lo pudieran necesitar. Todo esto subraya Canete que "se agrava si en verano no nos dejan hacer la trashumancia del sur al norte porque nos cortan la producción”. Por eso también expone que “la Administración lucha contra la varroa con unos requisitos que son imposibles de cumplir en Castilla y León”.
“La Administración lucha contra la varroa con unos requisitos que son imposibles de cumplir en Castilla y León”
A mayores, ocho meses después sigue sin ponerse solución a uno de los debates que marcó la temporada del pasado año después de que el Ministerio informara de la intención de dejar de subvencionar la alimentación suplementaria de las abejas. Explica Rafael que “nos subvencionan alimentos y tratamientos que no son muy eficaces, por eso tenemos que hacer dos en lugar de uno”, haciendo hincapié en que “la alimentación es muy necesaria. Por ejemplo, mis colmenas entran muy débiles con la varroa en el invierno y tengo que proporcionarles alimento, en un momento en que no lo hay en el campo, para estimular a la reina y que empiece a producir”. Respecto a esto lamenta que “quieren quitarnos la parte que más estamos aprovechando los apicultores porque el alimento es algo que necesitamos todos los años, y si nos dejan sin subvención de esa parte, somos, desde luego, un sector abocado a desaparecer”.
Por otro lado, la figura del veterinario de explotación sigue siendo una de las ideas de la Administración, con la que siguen sin estar de acuerdo los apicultores al suponer este servicio un incremento de costes que no se puede permitir el apicultor, apuntando que “la administración no tiene veterinarios suficientes, ni sería algo posible con el esparcimiento de colmenas que tenemos, siendo inviable que el veterinario se desplace continuamente de una explotación a otra”. Sentenciando que “están empecinados en hacernos la vida imposible” y advirtiendo que "si no llegamos a un acuerdo, saldremos a la calle sin ninguna duda porque ya no tenemos más que perder".
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