VÍDEO | Excelente campaña de aceituna en Las Arribes con un futuro lleno de interrogantes: “El reto está en la comercialización”

Hasta un 80% de los los olivos pertenece a productores de avanzada edad; solo una minoría invierte y apuesta por un cultivo de una calidad tan reconocida como poco explotada en gran parte de los municipios arribeños

 Vareando aceitunas
Vareando aceitunas

Con gran parte de la producción de aceituna de las Arribes ya en las almazaras, el balance de esta campaña que todavía no ha finalizado mejora de manera notable a la del año anterior. Más cantidad -en algunos casos se ha duplicado la producción- y, en general, excelente calidad, aunque no tan bueno el rendimiento.

En Aldeadávila de la Ribera, Villarino de los Aires y Ahigal de los Aceiteros se encuentran las tres almazaras de Las Arribes, una de las principales zonas productoras de la provincia, junto a la Sierra.  En el caso de Aldeadávila y Villarino, el ‘oro líquido’ que se produce sigue dedicándose al autoconsumo. Con un elevado porcentaje de olivares en manos de propietarios ya jubilados, encara un futuro lleno de incertidumbre, porque tanto la modernización como la comercialización serán determinantes.

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“Tiene futuro si se apuesta por la comercialización, es un aceite de gran calidad” 

“Este año ha ido bastante bien, el pasado la tormenta que hubo dejó las olivas peladas”. Así lo afirma Elías Hernández Mayoral, de Pereña de la Ribera, localidad en la que está previsto recoger entre 25.000 y 30.000 kilos de hojiblanca, manzanilla y arbequina en el caso de los plantones más viejos y de la variedad picual en los más jóvenes.

Este productor acabó la recolección el último fin de semana de noviembre, trasladando la producción hasta la cooperativa situada en Villarino, donde se moltura y se entrega el aceite a cada socio, en una campaña que califica como “excelente”.

Aunque en los últimos años se ha mecanizado la recogida de la oliva, se sigue apostando mayoritariamente por la recolección de manera tradicional. Sin embargo, Elías Hernández explica que este año se ha hecho la prueba de recogerla mediante un vibrador mecánico, acoplado al tronco del olivo, "sin convencer, ya que vibra demasiado", a lo que se suma que siempre deja un 20%-30% de aceituna en la rama.

 “No merece la pena, el coste del vareador es muy alto y de unos 5.000 kilos, se recogen menos de la mitad”. Para olivar en extensivo, añade, quizá compense, pero en el caso de producciones pequeñas como la mayoría de Las Arribes “no merece la pena una inversión tan alta en este tipo de maquinaria”, indica.


El vibrador acoplado al tronco, más inconvenientes que ventajas para esta zona

En su caso, ha utilizado un paraguas alrededor del tronco para que, al varear las ramas, las olivas caigan dentro, facilitando después la recogida. “El sistema es muy parecido, con la ventaja de que no vibra el tronco, sufre mucho menos que con el vibrador mecánico y se recoge más”.

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Este productor de Pereña, que cuenta con la ayuda de sus hijos, esta convencido de que hay que apostar por la producción de aceite de calidad como es el de las Arribes y por la comercialización desde la cooperativa ubicada en Villarino de los Aires. “Creo que tiene futuro, es de gran calidad, hay demanda porque son olivos casi ecológicos”.

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En la cooperativa almazara de Villarino, donde entregan productores de esta localidad, Pereña, Masueco o Mieza, este año se muestran muy satisfechos con el resultado de la campaña. “El fruto ha estado sano, la manzanilla la hemos recogido un poco más tarde porque maduró mucho en 15 días y se adelantó y la cornicabra, en Villarino, en un punto óptimo y sin apenas problemas con la mosca del olivo y cantidad y calidad”.

Lo explica Ramón Martín, vocal de la directiva, que asegura que son ya unos 235.000 los kilos molturados, quedando pendientes en torno a 20.000 kilos de los aproximadamente 180-200 socios que mantienen la actividad. Una recogida de  las olivas que se ha realizado con normalidad, al tratarse de una actividad permitida, extremando al máximo las medidas sanitarias.

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Sobre el futuro del olivo en esta zona arribeña, Ramón Martín reconoce que, en el caso de Villarino, almazara que pertenece a la cooperativa San Roque, los productores lo tienen más complicado al no estar en marcha la concentración parcelaria, por lo que los olivares –muchos de 500 años-- están dispersos en fincas pequeñas y da mucho trabajo la recogida.

Este productor asegura que, en general, en otras localidades sí se apuesta por el olivo, como en Aldeadávila, donde han aumentado las plantaciones y están en plena producción, “pero en Villarino nos lastra de manera importante no tener la concentración hecha”, lamenta.

“El objetivo es comercializar, pero resulta complicado convencer a jubilados para que inviertan”

Sobre el destino de la producción que recibe la almazara de Villarino, “es el autoconsumo, no vendemos”, aunque asegura que el objetivo es conseguir prepararse. En este sentido, considera que es “una pena que no se comercialice, una aceite como la cornicabra tiene unas características excepcionales para el consumo en crudo en ensaladas, para marinado y se explota poco, le damos poca vida”, reconoce.

¿Qué falta para avanzar y dar el paso para comercializar? “Que nadie se dedica al 100% al olivar y es complicado convencerlos para que inviertan”. Con casi un 80% de productores jubilados y, el resto, personas de unos 40-50 años, Ramón Martín admite las dificultades que hay para que la mayoría de estos productores apuesten por nuevas técnicas y una nueva filosofía para el aceite de oliva. “No resulta fácil convencer, porque muchos mayores no tienen relevo, sus hijos no seguirán” y lamenta que es “una gran pena” no apostar por la comercialización de la variedad de cornicabra.

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“Hay que conseguir mayor rendimiento para que no se desanimen los productores”, añade Ramón Martín. Y es que desde el año pasado, tienen que hacer frente a un problema añadido en la almazara, el coste que supone el traslado del alperujo hasta una planta de tratamiento en la localidad portuguesa de Mirandela, entre 22 y 23 euros por tonelada, encareciendo más la molturación de la aceituna, que se paga a 17 céntimos el kilo molturado a los socios.

Almazara municipal de Aldeadávila: Muchos kilos, menos rendimiento

Es la mayor almazara de las Arribes que, con una buena campaña como la actual, puede recibir en torno a 750.000 kilos de productores de Aldeadávila, Mieza, Masueco, Pereña, Lumbrales o Sobradillo.

Esta almazara municipal, explica el alcalde de Aldeadávila, Santiago Hernández, se encuentra en plena recogida, con unas perspectivas excelentes en cuanto a cantidad. “Es un buen año, aunque ha llovido y el rendimiento será menor, aunque esperamos una muy buena calidad”.

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Producción última sobre todo de la variedad manzanilla cacereña que también, en gran medida, se destina al autoconsumo. Como en el resto de localidades productoras, Hernández reconoce que los olivos están en manos de personas mayores y son pocos los jóvenes que apuestan por el olivar como medio de vida. ¿Futuro? “Me gustaría, pero hay mucha gente mayor, perdiendo población y es un problema”.

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La almazara de Ahigal de los Aceiteros duplica la producción

“Excepcional en cantidad y calidad”. Así califica Loli Sánchez la campaña, finalizada el pasado 30 de noviembre, en esta almazara de producción de aceite ecológico, que ha recogido 300.000 kilos, duplicando la producción de 2019. Por segundo año consecutivo, indica, esta almazara de Ahigal ha elaborado un aceite de la variedad autóctona zorzal de Arribes, única certificada a nivel mundial, que se produce tanto en San Felices de los Gallegos como en Ahigal. “El año pasado tuvo mucho éxito y seguimos apostando por la calidad de este producto y potenciar esta variedad”.

La recogida en esta almazara, la primera ecológica en Castilla y León, en marcha desde hace 10 años, se realiza con un paraguas vibrador colocado en un tractor, que recoge la aceituna e inmediatamente se traslada a la almazara. “Pretendemos que la oliva que se recoge durante el día, se molture esa noche”. Asimismo, Loli Sánchez resalta que en esta almazara se elabora aceite virgen extra, con extracción en frío, cuidando al máximo la calidad. “No queremos producir mucho, pero sí de alta calidad”, con destino al resto de provincias de Castilla y León y a cualquier punto de España.

Sobre el futuro de los olivos en Las Arribes, está convencida de que si se mantiene la calidad “sí”, insistiendo en que hay que dar a conocer la calidad del aceite que se produce en la zona oeste de Salamanca. 

Olivos

En Castilla y León, con una superficie que supera las 8.000 hectáreas y producciones que rondan las 13.000 toneladas, dos son las principales provincias productoras de aceite, lideradas por Ávila, con 3.500 hectáreas y 10 almazaras y Salamanca, con unas 3.000 hectáreas de olivares y cinco almazaras. Por detrás, Valladolid con un millar de hectáreas y Zamora.   


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