Coincidente con la época de caza, de octubre a febrero, el ‘Proyecto Zorzales’ comienza a coger vuelo en estas fechas, donde el principal objetivo es obtener más información acerca de las cuatro especies de zorzales existentes: Zorzal Común, Zorzal Charlo, Zorzal Alirrojo y Zorzal Real.
Desde el 2020, este proyecto de zorzales se encuentra en marcha, siguiendo un proceso de monitorización, seguimiento y gestión de estas aves que, según exponen desde la Fundación Artemisan, colaboradora junto con la Real Federación Española de Caza y la Universidad de Córdoba, son unas de las especies de caza menor que “mayor pasión despiertan en los cazadores de España y Europa”.
A pesar de su importancia cinegética, José Antonio Torres, investigador del Proyecto Zorzales, perteneciente a la Fundación Artemisan, confiesa a Salamanca24horas.com que “los estudios de zorzales siguen siendo escasos”. Es por ello, por lo que insiste en la importancia de promover iniciativas como estas que permitan mejorar el conocimiento sobre estas aves, monotorizando sus poblaciones, sabiendo qué capturas se realizan y qué factores afectan a la emigración.
La duración de este proyecto se extenderá hasta el año 2028 porque al tratarse de aves migratorias, J.A Torres matiza que “hay que hacer un estudio durante muchos años porque el objetivo final, aparte de tener un informe anual, es elaborar una guía de buenas prácticas para una gestión sostenible”.
A fecha de 20 de octubre ya se ha dado comienzo a la recopilación de datos de estas aves, de las que Torres dice que desde inicios de esta semana se empezaron a ver los movimientos más abundantes con entradas por el norte de España y la costa este. Manifiesta así, que el Zorzal Común es la especie que más se abate en Castilla y León y que se deja ver por tierras charras, mientras que en la zona de Soria hay una población alta del Zorzal Alirrojo.
¿Cómo colaborar para la recogida de los datos?
El proyecto recoge datos a través de tres vías, los censos realizados a través del Observatorio Cinegético, que se trata de una herramienta colaborativa entre cazadores y científicos que cuenta con diversas campañas en función de las especies a lo largo del año, siendo una de ellas la de aves migratorias invernantes entre las que se incluyen a los zorzales. A través de los cotos zorzaleros, que aportan datos de capturas y jornadas de caza, y a través de recopilación de información de anillas recuperadas en ejemplares que han sido cazados.
De estas tres vías, la información obtenida se realiza mediante las aves que han sido abatidas, pero también a través de la observación, para la que no se requiere que las aves sean cazadas.
En este caso, Torres explica que en los cotos zorzaleros y en la recopilación de anillas sí implican que el zorzal sea cazado, donde los datos obtenidos de cada captura se apuntan en unos manuales de campo que sirven para recopilar los conteos y las capturas en las jornadas de caza. A través de los zorzales que se cazan con anillas se extrae la información de la misma y otras como dónde se ha abatido el ave, para generar un informe con los datos sobre el ejemplar que sirve para ver dónde fue anillado, cuál fue su fecha de anillamiento, así como averiguar cómo ha sido su supervivencia y los kilómetros realizados hasta dónde llegó cuando fue abatido.
Sin embargo, hay otra manera de colaborar en este proyecto que consiste en realizar un recorrido de 4 kilómetros que se hace en un día hábil, no de caza, donde hay que anotar los zorzales que se van viendo. En este caso las aves no se disparan y el objetivo es su monitorización para saber su abundancia por tipo de hábitat.
Baja participación en el proyecto
Desde Artemisan indican que uno de los retos principales, tanto del proyecto Zorzales como del Observatorio Cinegético, es “aumentar la participación en la zona norte de España”, ya que manifiestan que “en este momento la zona sur es mucho más activa y el número de censadores y censos es muy superior en el sur que en el norte”.
Actualmente la participación en Castilla y León es por tanto baja. Entre los años 2020 y 2024, de los 1.814 censos realizados en toda España tan solo 11 corresponden a esta Comunidad.
En cuanto a los cotos zorzaleros, que aportan datos sobre las capturas de zorzales en jornadas de caza, actualmente participan 7 cotos, todos ellos de Soria, de los 384 que forman el total a nivel nacional. De manera, que aseguran que ahora mismo no hay cazadores de Salamanca que participen en la campaña de zorzales, o que al menos no han enviado los datos para darse de alta en el proyecto. Es por ello, que desde la Fundación hacen un llamamiento para que los cazadores salmantinos se animen y participen en este proyecto para obtener más información de la presencia del zorzal también en la provincia charra.
Por otro lado, al Observatorio Cinegético de Zorzales ha llegado información desde las provincias de Burgos, Soria y Valladolid, donde al contrario que en Salamanca, hay más colaboración. Además, desde el inicio del proyecto se han dado de alta 17 anillas de zorzales capturados en Castilla y León, de las 723 recuperadas a nivel nacional.
A mayores, los datos del Observatorio Cinegético, que incluye la campaña de invernantes de la que se nutre el proyecto Zorzales, pero también campañas de monitorización de especies residentes, censos nocturnos, aves migratorias estivales, caza mayor y bandos de perdiz notifican que se han realizado en total 777 censos en Castilla y León entre 2020 y 2024, por 85 censadores activos. En este caso concreto, en Salamanca se han realizado 49 de ellos. Mientras, la provincia más activa en el Observatorio es León, con 255 censos.
El Zorzal Charlo y el Común, los dos reproductores de Salamanca
El ornitólogo salmantino Guillermo Cordero aclara que en Salamanca hay presencia de dos zorzales reproductores, el Zorzal Charlo y el Zorzal Común.
El Charlo dice que “es escaso”, pero que se puede ver por la sierra, siendo el reproductor y el invernante más habitual, mientras que el Común, contrario a su nombre, asegura que “es mucho más escaso”. Por su parte, el Zorzal Alirrojo y el Real “son invernantes cada vez más raros”.
El ornitólogo explica que el zorzal es un ave que antes venía a pasar el invierno a España desde Francia, Alemania y Noruega y que ahora su presencia es mucho menor que hace años. El motivo de su viaje señala que era principalmente porque “el clima en el centro de Europa era terrible, el suelo se helaba y no tenían comida y tenían que emigrar simplemente para buscarla en España. Lo que ocurre es que ahora el clima ha cambiado y ahora mismo en Alemania, en invierno, tienen las temperaturas que teníamos en España hace 10-15 años, entonces al haber un nuevo clima que permite que haya insectos, caracoles y frutos en el bosque ya no vienen a España, se evitan casi 5.000 km de viaje con todas las amenazas que ello supone”.
Respecto a este proyecto, Cordero admite que “la información que se coge de los zorzales que son cazados es muy interesante”, aunque considera que “existen otros métodos para investigar las migraciones sin la necesidad de que los zorzales mueran al ser cazados”.
También cuenta que hay regiones que tienen cupos de zorzales, pero hay otras como Castilla y León que no los tiene. Avisa por eso que “el cupo que tienen los cazadores está muy por encima de la capacidad de reposición de la naturaleza. Es decir, que se puede cazar más zorzales de los que hay”. Pese a ello, reconoce que “los cazadores no exterminan a los zorzales porque no siempre aciertan a disparar, no todos los cazadores salen a cazarlos y no todos los zorzales se dejan cazar”, pero aclara que “el problema es que al cazarlos no se sabe si se caza un zorzal que viene del extranjero o uno que ha sido criado en Salamanca, por eso se puede estar cazando un número muy alto de la población de zorzales que hay en España, que puede provocar un vacío de esta población en lugares como Salamanca”.