A finales del siglo XXI se comprobó que la relación coste-producción de los cultivos orgánicos no favorecía esta nueva tendencia. Unos datos que se han corroborado recientemente y que ponen en un serio aprieto a aquellos agricultores que se decantan por la agricultura ecológica.
No importa cuáles sean los productos. Aceite biodinámico, todo tipo de frutas y verduras orgánicas e incluso vino ecológico. Todos y cada uno de ellos se ven afectados por unos costes elevados en comparación con el rendimiento.
Factores que llevan a obtener una mala relación coste-producción
A pesar de que se pueden encontrar varios aspectos muy importantes, son dos los que destacan por encima del resto: el coste del material necesario para el cultivo y el tiempo necesario para poder tener un producto listo para comercializarse.
La agricultura ecológica es mucho más cara de llevar a cabo. Mientras que la tradicional puede contar con abonos y pesticidas, entre otros productos químicos, muy baratos debido a las múltiples patentes y a las muchas compañías que los producen, la orgánica tiene que invertir más dinero al poder utilizar, únicamente, productos ecológicos.
Por otro lado, la agricultura tradicional sí puede acelerar el proceso de crecimiento de frutas, verduras u hortalizas. Sin embargo, si por algo se caracteriza la de tipo ecológico es por respetar el ritmo natural de los alimentos. Algo que echa por tierra cualquier tipo de inversión ya que mientras que la agricultura tradicional puede recoger varias veces al año un mismo producto, la ecológica no.
Todo esto está teniendo una consecuencia clara. Los agricultores que han optado por la de tipo orgánico, demandan subvenciones y ayudas a los diferentes organismo competentes. Aseguran que al poseer una agricultura de más calidad y más sostenible, esta debe potenciarse dentro del corto y medio plazo para que sea rentable en el futuro.
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