COAG Salamanca ha denunciado la grave situación en la que se encuentran los ganaderos salmantinos por los ataques de lobo. La organización pide soluciones inmediatas para proteger a los ganaderos y garantizar su subsistencia.
Según COAG, la creciente problemática relacionada con la gestión y conservación del lobo ibérico ha generado una situación insostenible para muchas explotaciones ganaderas. Desde que en 2021 se incluyó al lobo en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESPRE), los ataques al ganado han aumentado de manera alarmante, afectando gravemente a los ganaderos de la región. Una situación crítica, con una creciente población de lobos desde que se estableció su protección estricta en 2021, los ataques al ganado han aumentado, poniendo en peligro la continuidad de muchas ganaderías.
La inclusión del lobo ibérico en el listado de especies protegidas en 2021 se aprobó utilizando datos de un censo desactualizado de 2012-2014 y un estudio postcenso realizado entre 2014 y 2018, lo cual no refleja la realidad actual, aseguran desde COAG. Según ese censo, en Castilla y León había 179 manadas, pero el seguimiento posterior identificó 35 nuevas, elevando el total a 214, con una población estimada entre 1.700 y 2.000 ejemplares. Además, la distribución del lobo ha aumentado en los últimos años Actualmente, se está realizando un nuevo censo, que se espera, confirme el notable aumento de la especie en los últimos años.
El ganado más afectado por los ataques de lobos en Castilla y León es el bovino, seguido por el ovino. Sin embargo, también se ha observado un aumento en los ataques a explotaciones de caprino y equino. Aunque los datos oficiales disponibles corresponden a 2023, se espera que en 2024 se superen las cifras del año anterior. Solo en el primer trimestre de 2024 se tramitaron 1.196 solicitudes de ataques, frente a las 3.615 tramitadas en el año 2023, lo que indica un aumento significativo. En la provincia de Salamanca, los ataques se han intensificado desde abril, afectando a diversas zonas rurales, y siendo la especie de ovino la más perjudicada.
Los ganaderos enfrentan dificultades para recibir indemnizaciones por los daños causados por los lobos, debido a la burocracia y retrasos en los pagos. Aunque se han mejorado las condiciones y aumentado los baremos de los pagos, estas no cubren completamente las pérdidas y los costes asociados. Se exige más eficacia en lo que se refiere a la tramitación, resolución y pago de estas compensaciones, puesto que los ganaderos, en cambio, tienen que seguir asumiendo todos los daños producidos.