“El efecto de la caza no repercute en la vida poblacional de la codorniz. Es un factor aditivo de mortalidad, pero no es un problema determinante para su disminución como especie”. Eduardo Laguna, responsable del proyecto Coturnix e investigador de la Fundación Artemisan desgrana la importancia que juegan los cazadores, voluntarios, en este caso, que colaboran con este proyecto para poder sacar conclusiones sobre cómo le va a esta especie, cómo es su población y su estado de conservación.
La codorniz se trata de una de las aves migratorias más estrategas, cuyas principales amenazas son las prácticas agrícolas y la introducción de la codorniz japonesa de granja que puede favorecer la introgresión de genes de esta en las poblaciones de codorniz común. Es un ave que se mueve mucho, motivo por el que Laguna expresa que “a partir de las jornadas de caza podemos obtener muchos datos”. Datos con los que pretende mejorar su periodo de supervivencia, avanzando en el conocimiento de su estado de conservación, así como de su aprovechamiento cinegético, determinando su origen y distribución mediante aquellas aves anilladas que han sido recuperadas con su caza o determinando el estatus poblacional de la especie a partir de la recopilación y análisis de las muestras biológicas de alas.
El proyecto Coturnix, que está coordinado por la Fundación Artemisan y que cuenta con la colaboración de la Real Federación Española de Caza, nace, por tanto, con el fin de “establecer un adecuado programa de monotorización de la codorniz en las distintas biorregiones de España, así como profundizar en la recopilación de datos sobre su aprovechamiento cinegético”. Principales motivos por los que el responsable de este proyecto asegura que “la instauración de una posible moratoria supondría la pérdida de una de las fuentes de información más valiosas, los datos de caza, para avanzar en las múltiples líneas de investigación que abordan aspectos aún desconocidos para esta especie”.
Desde el Ministerio de Agricultura y el Ministerio de Transición Ecológica se han mostrado contrarios a una moratoria de la codorniz, apoyando el desarrollo de un plan de caza adaptativo para la especie desde este 2025 al no estar amenazada, de manera que con este plan se pretende recopilar más información de esta especie. Unas informaciones que Eduardo Laguna asegura que se están consiguiendo con Coturnix, con el que dice que durante los cuatros años del proyecto, y gracias a los más de 5.000 cazadores voluntarios “se han realizado 2.865 transectos lineales a través de la app CensData del Observatorio Cinegético, 2.357 estaciones de escucha con reclamo digital y se ha implementado el método de seguimiento específico de codorniz en 18 áreas de estudio, contribuyendo a la monitorización de la especie en 45 provincias”. De esta manera, se han obtenido 49.140 muestras biológicas de alas de codorniz y se ha notificado la recuperación de 278 codornices anilladas.
Fruto de estos datos, los investigadores de Coturnix han concluido que en el periodo reproductor de 2021 y 2024, en España, la población de codorniz no presentó tendencias notables, es decir que se mantuvo estable. Esta se trata de una información valiosa, que desde Artemisan atribuyen a la colaboración entre los cazadores, los gestores, las administraciones, expertos en fauna silvestre e investigadores, por lo que instan a la necesidad de “implantar a nivel nacional métodos específicos para la correcta monitorización de la especie”, así como a la “coordinación de otros países como Francia e Italia para que se abran más las líneas de investigación”.
Este programa de monotorización argumenta Laguna que “debate las decisiones que se están tomando en Europa respecto al programa SACRE que es un método pasivo que no detecta todos los individuos que hay en el campo, infravalorando la presencia y abundancia de esta especie, no como con la activa de escucha con reclamo electrónico”. Es por ello, por lo que insiste en que “si se aplica la moratoria supondría la pérdida de una de las fuentes de investigación más ricas”, añadiendo, a la vez que, “la obtención de datos de la tendencia de la codorniz y cómo ha ido su reproducción se puede obtener únicamente gracias a los datos de caza, que no serían capaces de detectarse de otra manera”.
En cuanto a las perspectivas de futuro, se pretende establecer el SEC como un método de referencia a nivel nacional para la correcta monitorización de la especie y para comprender mejor la evolución de sus poblaciones a lo largo del periodo reproductor, implantar el precinto digital de caza para la codorniz, y caracterizar las poblaciones de codornices que invernan en España. También dice Eduardo Laguna que “queremos hacer una monotorización en invierno porque se está viendo un incremento en esta época de la presencia de la codorniz”. Una misma monotorización que aparte de en este periodo se pretende llevar a cabo en la época de las siegas para ver cómo le va a la cría, porque advierte Laguna que “si a la cría le va a bien a la codorniz le va bien”. Es, por lo que dice que “queremos mejorar el periodo de supervivencia con la caza adaptativa mediante la herramienta del precinto digital”.
En este proyecto, donde se reivindica la importancia de la participación de cazadores voluntarios, hay presencia salmantina, aunque según los datos facilitados por Artemisan, el total de datos recopilados desde 2020 a 2024, revelan que Salamanca es la provincia de Castilla y León donde menor número de jornadas de caza se llevaron a cabo, 84, frente a las 1.292 de la provincia de Soria que lidera el número de jornadas. Lo mismo ocurre con el número de muestras de alas de codorniz y el porcentaje respecto al total de muestras recogidas por provincia durante las cuatro temporadas del proyecto Coturnix, donde Salamanca suma un total de 382 muestras, la cifra más baja de toda Castilla y León desde la temporada 2020/2021 a la de 2023/2024.
En esta última temporada (2023/2024) en Castilla y León se llevaron a cabo 1.318 jornadas de caza, donde se vieron 11.261 codornices, capturándose 6.095, con 428 aves heridas.