“Mientras haya ovejas tiene que haber esquiladores, pero si no hay ovejas nosotros dejaremos de existir”, así se presenta Isaac de Arriba Martín, un hombre que a los 13 años aprendió el oficio de esquilar ovejas adoctrinado por su padre.
Procedente de una familia ganadera, Isaac lleva ya 20 años ejerciendo este oficio, manteniendo el relevo generacional y la delicadeza que requiere, mientras lo combina con el transporte y las colmenas.
Esquilar ovejas no es un trabajo sencillo, su desempeño parte de siglos atrás cuando las técnicas y el procedimiento a seguir eran diferentes. Ahora como casi todo, ha cambiado, la rapidez se ha convertido en un factor clave, aunque no a cualquier precio, puesto que Isaac manifiesta que hay que tener unas características específicas.
Conocer cómo es el trabajo de un esquilador, las condiciones actuales de este oficio del que “cada vez hay menos profesionales”, la época de esquilado, las características de la persona encargada de realizar este oficio, el proceso de realización, el uso de la lana o la afectación de la pandemia es imprescindible para entender este arte añejo que se aferra a la supervivencia, adaptándose a las últimas tecnologías.
Es una explotación ovina ubicada en Galleguillos, localidad perteneciente a la comarca de Alba de Tormes donde desde hace años Isaac realiza, cada temporada, este oficio a través del método neozelandés. Aunque cabe destacar que el mayor número de hembras reproductoras ovinas de Salamanca se ubica en la comarca de Ciudad Rodrigo (9.125) y Vitigudino (Valderrodrigo – 5.091 y Cabeza de Caballo – 4.726).
R.: Antes tenía cuadrilla, pero desde la pandemia lo hago solo, esquilo menos tiempo. Es un oficio demandado por la época porque se hace en poco tiempo y el trabajo está concertado, pero sí cada vez hay menos profesionales y gracias a que viene gente de fuera se puede seguir esquilando las ovejas sino sería imposible.
P.: ¿Es un trabajo que está bien remunerado?
R.: Sí, pese a ser un trabajo que se hace a destajo y en una época concreta se paga bien.
P.: ¿Cuándo comienza y hasta cuándo se extiende la época de esquilar? ¿Se hace una o dos veces al año?
R.: En España se hace dependiendo de las estaciones, en el sur se puede empezar a primeros de marzo, y en Salamanca solemos empezar sobre mediados de abril hasta mediados de junio.
En cuanto al número de veces del esquilado, suele hacerse una vez al año, pero en las explotaciones estabuladas se puede hacer hasta dos veces, aunque eso solo en casos muy concretos como por ejemplo en la raza Assaf.
P.: Si el tiempo de esquilar se alarga, ¿tiene consecuencias para el animal?
R.: El esquileo de las ovejas es necesario para la salud del animal y aunque la lana no tiene valor, es más una necesidad sanitaria e higiénica.
P.: ¿Qué características debe tener un buen esquilador?
R.: Las características de un buen esquilador es principalmente tener una cierta condición física porque es un trabajo duro que no es para cualquiera, y sobre todo que requiere de experiencia y maña.
P.: La rapidez es clave para que el animal no se estrese, ¿verdad?
R.: La rapidez es un factor clave y depende de la condición del animal y la raza. Dependiendo de la raza se esquila con más o menos rapidez.
P.: ¿Cuánto tiempo se tarda en esquilar una oveja?
R.: Teniendo práctica se tarda muy poco, aproximadamente minuto y medio o dos como mucho.
P.: ¿Cómo se esquila a una oveja? ¿Hay un proceso especifico a seguir?
R.: Exacto. En mi caso uso el método neozelandés, el método Bowen, donde no se usa el atado, la oveja está suelta, y consiste en empezar por la barriga repitiendo los cinco mismos pasos continuamente: la pata, el torso, el cuello, el costillar y luego ya el lado contrario, pero siempre hay que hacerlo hacia abajo.
No obstante, este no es el único procedimiento, cuando se esquila con la oveja atada la barriga era lo último que se hacía, mientras que con este nuevo método es lo primero.
P.: ¿La técnica de esquilar con la tijera ha quedado en el olvido?
R.: Sí, la técnica de tijera está ya en desuso porque no se avanza, hay gente que la usa como hobbie o en actos concretos para representar épocas antiguas, pero no se practica habitualmente porque no es rentable ni para el ganadero ni para el esquilador.
P.: ¿Qué se hace con la lana? ¿Quién se encarga de ella una vez esquiladas las ovejas, el ganadero o el esquilador?
R.: De la lana se encarga el ganadero siempre, aunque hay que destacar que la lana tiene un valor muy bajo, no se cubren los costes y está muy despreciado. La lana de este tipo de oveja de raza Assaf ahora mismo está sin cotización, el precio es el que le quieran dar, pero no tiene valor.
La lana que más vale es la de raza merina, pero este año tiene un valor bajo, está muy barata, a 40 céntimos el kilo y eso que es la de mejor calidad.
P.: ¿Cómo ha afectado la pandemia a este sector y a este oficio?
R.: En su momento hubo que adaptarse guardando las distancias y evitando las aglomeraciones, pero el trabajo había que hacerlo de la misma manera. Ahora la carga de trabajo sigue siendo el mismo.
No obstante, en mi caso concreto a mis clientes no les afectó porque era una sola persona, pero otros ganaderos sí sufrieron las consecuencias porque no podían venir esquiladores extranjeros.
Mi único cambio fue que reduje el traer gente conmigo y que he dejado hacer las campañas de Extremadura y Burgos.
P.: Finalmente, ¿el coste de encontrar gente que realice este oficio, lo está abocando a la extinción?
R.: Este no es un oficio abocado a la extinción mientras haya ovejas, pero lo que sí está abocado a la extinción es la propia cabaña ganadera de ovino porque los ganaderos no obtienen el rendimiento deseado, entonces no hay relevo generacional y poco a poco van desapareciendo las explotaciones.
Pero mientras haya ovejas este es un oficio de vital importancia, tiene que haber esquiladores, eso sí, si un día deja de haber ovejas nosotros dejaremos de existir.