El aguilucho y las perdices, entre las aves que más mueren en la provincia de Salamanca durante las labores de cosecha

Este año la 'Campaña de Aguilucho' en Salamanca ha comenzado en el mes de abril y hasta ahora se han localizado ya 10 nidos entre los campos de forraje, principalmente de aguilucho cenizo y pálido

Nido de aguilucho. Foto Víctor Serna/SEO-BIRDLIFE/EUROPA PRESS
Nido de aguilucho. Foto Víctor Serna/SEO-BIRDLIFE/EUROPA PRESS

Inmersos en plena época de cosecha de forrajes en la provincia de Salamanca, son muchas las aves que se encuentran en riesgo de sufrir un grave accidente o incluso de perder la vida durante la práctica de esta actividad agraria.

La peor parte según explica el ornitólogo salmantino, Guillermo Cordero se la llevan los polluelos recién nacidos, pues la época de pollos en el nido, dice que, suele coincidir con la de la cosecha.

Es por ello por lo que desde hace 15 años en la provincia salmantina se puso en marcha por parte del grupo local SEO-Salamanca la ‘Campaña Aguilucho’, con el fin de conservar las poblaciones de las tres especies de aguilucho existentes en la provincia que crían entre los cultivos: el aguilucho lagunero, cenizo y pálido.

Evitar la destrucción de los nidos y la consiguiente muerte de los polluelos es primordial, motivo por el que según indica Cordero “lo que hacemos es buscar aves entre el cereal para tenerlos localizados y poder protegerlos. Buscamos esos nidos desde abril, cuando este año ha comenzado la ‘Campaña de aguilucho’, y hasta julio, y lo que hacemos es que estamos ofreciendo 25 euros al agricultor para que deje un cerco sin cosechar alrededor del nido, unos 10x10 metros libres hasta que el pollo vuele, y para que el agricultor posponga la cosecha en esa zona acotada y así no mate a los pollos”. Una vez localizado el nido, lo que se hace es que “se rodea dicha parcela con una malla de gallinero para proteger el nido de las cosechadoras y depredadores, y ya a finales de julio lo que hacemos es recoger las mallas de los cercados que ponemos alrededor de los nidos y se paga al propietario”.

Aves con mayor mortandad por los trabajos de cosecha

Cada año, según manifiesta Guillermo Cordero mueren un 80% de las aves que anidan en el suelo durante la realización de estas labores agrarias, donde las aves como “las perdices, codornices, el Sisón Común que se encuentra en peligro de extinción, las avutardas, alcaravanes o pequeñas aves como las alondras o calandrias que crían en el suelo, aprovechando la protección del forraje, pierden población y por eso ahora el campo ha perdido el canto de muchas de las aves y está en silencio”.

Concretamente, “hay términos municipales de Salamanca donde ya no queda ni una sola perdiz. En cambio, en el caso de especies que están protegidas como el Sisón Común se retrasa la cosecha compensando económicamente al agricultor, o en ocasiones, se le compra directamente la producción de ese año para proteger a las aves. Las compensaciones muchas veces corren a cargo de las administraciones públicas, además en la PAC de muchas comunidades se incluyen ya esas ayudas económicas”.

Perdiz en el campo. Foto EP
Perdiz en el campo. Foto EP

En cuanto a las aves rapaces, “el que tiene más problemas es el aguilucho cenizo porque esa ave pasa el invierno en África y llega entre marzo y abril a España, donde anida cuando el cereal tiene una altura bastante alta para esconder el nido. Para entonces ya es una fecha avanzada para la cosecha, que coincide con junio y julio, cuando lo normal es que solo queden algunos trigos sin cosechar, por lo que prácticamente todas las nidadas mueren porque normalmente todo el mundo piensa que la rapaz anida en el árbol, por eso se matan los pollos sin querer”.

En cuanto a búsqueda de nidos, el ornitólogo salmantino subraya que “este año desde que comenzó la campaña en búsqueda de parejas reproductoras tenemos ya localizados 10 nidos, principalmente de aguilucho cenizo y pálido. El año pasado se localizaron 30 nidos”. En cuanto a la búsqueda, se está realizando principalmente por la zona de Pitiegua, Cabezabelloza, Ventosa del Río Almar o Macotera, es decir por las comarcas de la Armuña y El Campo de Peñaranda. Para poder salir a buscar lugares de nidificación hay que notificarlo y tener autorización de la Junta de Castilla y León.

¿Qué hacer cuando se localiza un nido?

Cuando se localiza el nido de cualquier ave en tierras de cultivo que van a ser cosechadas o cuando se localiza un ave herida, lo que hay que hacer, según expone Guillermo es “avisar a los agentes medioambientales a través del 1-1-2 o bien llamando al Servicio de Medioambiente de la Junta de Castilla y León en Salamanca para que en caso de que el ave este herido se trasladade a un Centro de Recuperación de Animales Silvestres, en el caso de Salamanca al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre 'Las Dunas', ubicado en Cabrerizos.

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Nido con huevos de aguilucho. Foto Junta de Andalucía | Europa Press

Para detectar el mayor número de nidos durante esta época y hacerlo cuanto antes, se solicita colaboración ciudadana: “En la campaña se busca voluntarios porque es tan grande que no damos abasto. Puede ser gente que ha visto un ave o a una pareja entre el forraje o el cereal durante varios dias y nos avisen o que se unan a nosotros para cuando salgamos a buscar. No hace falta tener un conocimiento especifico, solo ganas de ayudar”. Quienes deseen unirse a la ‘Campaña Aguilucho’ podrán hacerlo contactando directamente a través de SEO-Salamanca. También se solicita la colaboración de los agricultores para informar de la evolución de la cosecha, y comunicar nuevas parejas o territorios de nidificación.

Anteriormente se permitía apadrinar a un aguilucho, con el fin de buscar financiación para recaudar dinero que permita afrontar con garantías la campaña, y aunque este año ya no está en marcha este programa de apadrinamiento, sí se permiten donaciones.

Otras problemáticas que ponen en peligro la población de aves rapaces

Además de las cosechadoras, otros de los problemas que ponen en peligro la población de algunas aves en la provincia de Salamanca son “el cambio de hábitat”. Guillermo Cordero asegura que en este caso “nos enfrentamos a un problema muy serio” porque “la perdiz o el aguilucho son aves que crían en campos de cereal, entonces cuando ese campo se convierte en un terreno de regadío o donde se siembran otros productos como las patatas supone la pérdida del hábitat de todas estas especies”.

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Aguilucho cenizo. Foto JCYL | Europa Press

Los topillos campestres también se convierten en un “arma de doble filo” para las aves rapaces, pues explica Cordero “las rapaces como los aguiluchos comen muchos topillos, pueden llegar a comer cerca de 3.000 topillos en época de cría”. Esto hace que estas aves se vean atraídas a anidar en aquellas parcelas donde abunda este alimento predilecto para ellas, lo que supone, por un lado, algo positivo para el agricultor, ya que en este caso el aguilucho contribuye a controlar las plagas de topillos, pero, por otro lado, supone una “trampa” a veces mortal para estas rapaces y sus crías expuestas al peligro de las máquinas agrícolas. 

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